Como pastor, al ver el video de jóvenes durmiendo en la calle esperando al «papa Francisco» en Lisboa, siento la necesidad de expresar algunas reflexiones y comentarios críticos desde una perspectiva bíblica y pastoral.
En primer lugar, es importante destacar que cada persona tiene el derecho de expresar su fe y participar en eventos religiosos que consideren importantes para ellos. La fe y la espiritualidad son aspectos profundos y personales de la vida de cada individuo, y como pastores e iglesia de Jesús, debemos respetar la libertad de conciencia y creencias de todos, independientemente de su religión.
No obstante, como pastores, también tenemos la responsabilidad de enseñar y guiar a nuestra congregación a través de la Palabra de Dios. En la Biblia, encontramos principios que nos instan a poner nuestra fe y confianza en Jesucristo como nuestro único Salvador y Mediador (Juan 14:6, 1 Timoteo 2:5). Jesucristo como centro en nuestra fe cristiana es fundamental y debemos tener cuidado de no desviarnos hacia enseñanzas o prácticas que puedan apartarnos de esta verdad.
Es comprensible que eventos religiosos masivos como la visita del papa Francisco puedan generar un entusiasmo y devoción entre sus seguidores. Pero, como pastores, es nuestro deber alentar a los jóvenes a examinar críticamente sus creencias y prácticas a la luz de la Biblia. Invitamos a los jóvenes a buscar una relación personal con Jesucristo, basada en la fe y la gracia de Dios, en lugar de confiar en intermediarios humanos para su relación con Dios.
Además, como pastores, también debemos tener en cuenta las necesidades y luchas de aquellos jóvenes que se encuentran durmiendo en la calle y enfrentando situaciones difíciles en sus vidas. En lugar de enfocar toda su esperanza y expectativas en eventos religiosos, también debemos animarlos a buscar soluciones prácticas para sus dificultades y a encontrar apoyo y acompañamiento en la iglesia cristiana.
Es fundamental que, como pastores y líderes, fomentemos una fe sólida y fundamentada en la verdad de la Palabra de Dios. Debemos guiar a nuestros jóvenes a conocer y comprender la Biblia, a crecer en su relación con Jesucristo y a vivir su fe de manera auténtica y comprometida en su vida diaria.
Respetemos la libertad de expresión religiosa de cada persona, pero también alentemos a los jóvenes a buscar una relación personal con Jesucristo como la base de su fe y a poner su esperanza y confianza en Él. La fe cristiana se basa en la verdad de la Palabra de Dios y en una relación viva y transformadora con Jesucristo, y debemos animar a nuestros jóvenes a crecer en esa verdad y compromiso. Que Dios nos guíe y nos capacite para llevar a nuestra juventud a un conocimiento más profundo de su amor y verdad. Amén.
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