¿Como Ganar a las Personas Para Jesús Según La Biblia?

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¿Como Ganar a las Personas Para Jesús Según La Biblia?

¿Cómo encontrar las cosas en común con las personas de una manera bíblica?

Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos (1 Corintios 9:22).

Lo que el apóstol Pablo nos dice es que él intentaba encontrar puntos en común en cada una de sus relaciones interpersonales. Escucha esto: Para influir en una persona, primero hay que conectarse con él. Y para hacerlo, debes buscar esos puntos en común.

Pablo escribe: ‘Trato de encontrar algo que tengamos en común, y hago todo lo posible para salvar algunos’.

Mira lo que dice la Biblia Nueva Traducción Viviente dice:

«A pesar de que soy un hombre libre y sin amo, me he hecho esclavo de todos para llevar a muchos a Cristo. Cuando estaba con los judíos, vivía como un judío para llevar a los judíos a Cristo. Cuando estaba con los que siguen la ley judía, yo también vivía bajo esa ley. A pesar de que no estoy sujeto a la ley, me sujetaba a ella para poder llevar a Cristo a los que están bajo la ley. Cuando estoy con los gentiles, quienes no siguen la ley judía, yo también vivo independiente de esa ley para poder llevarlos a Cristo. Pero no ignoro la ley de Dios; obedezco la ley de Cristo. Cuando estoy con los que son débiles, me hago débil con ellos, porque deseo llevar a los débiles a Cristo. Sí, con todos trato de encontrar algo que tengamos en común, y hago todo lo posible para salvar a algunos. Hago lo que sea para difundir la Buena Noticia y participar de sus bendiciones». (vv. 19-23).

En otras palabras, Pablo dice: ‘entré en su mundo y traté de experimentar las cosas desde su punto de vista’.

Cuando se trataba de proclamar la verdad, observamos que Pablo no retrocedía ni un paso. Sin embargo, cuando se enfrentaba a la tarea de alcanzar y ejercer influencia sobre las almas para Cristo, dedicaba sus esfuerzos a eliminar cada obstáculo que se interponía entre ellas y el Señor. Es imperativo, hermano, que te dispongas a seguir este ejemplo. La verdad es que a las personas no les importa cuánto conoces hasta que perciben cuánto te importa. Por ende, te exhorto a acercarte a ellos con el corazón en primer lugar, no con la cabeza adelante. Antes de que alguien pueda recibir la verdad que anhelas compartir, debe sentir convicción de que los amas y te preocupas genuinamente por ellos. Este acto conlleva la búsqueda de cosas en común, aquellos puntos de conexión que nos unen en esta vida.

«A pesar de que soy un hombre libre y sin amo, me he hecho esclavo de todos para llevar a muchos a Cristo» (1 Corintios 9:19).

Ya sea que te encuentres en la búsqueda de empleo o en la misión de guiar a alguien hacia la fe en Cristo, ya sea al aconsejar o corregir las acciones de otro, es esencial, hermanos, buscar áreas de conexión para ser efectivos en nuestro ministerio. Permitidme explorar algunas de las virtudes que este camino demanda:

Disponibilidad. Pablo escribe: ‘me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número’ (RV 1960). Establecer áreas de interés común toma tiempo. También se necesita de mucho esfuerzo. Se ha informado de que hoy en día un ejecutivo típico tiene una capacidad de atención en el trabajo de seis minutos. Es patético. En seis minutos una persona apenas puede poner los pies en el suelo, y mucho menos encontrar un terreno común. Identificar áreas en las que se puede estar de acuerdo requiere empatía y voluntad de escuchar lo que la otra persona tiene que decir. En su libro How to Talk So People Listen (Cómo hablar para que la gente escuche), Sonya Hamlin señala que a la mayoría de las personas les resulta difícil debido al «factor yo primero».

Ella escribe lo siguiente: «Escuchar exige renunciar a nuestro pasatiempo humano favorito: involucrarnos en nosotros mismos y en nuestro propio interés. Es nuestro enfoque primario, totalmente humano. Y de ahí surge nuestra motivación para hacer cualquier cosa». Partiendo de esta base, ¿te das cuenta del problema que se crea cuando se nos pide que escuchemos a otra persona?». Entonces, ¿cuál es la solución? En primer lugar, es esencial reconocer y responder a dos de las preguntas instintivas y tácitas del oyente, que son: ¿Por qué debería escucharte? ¿Qué gano yo si te escucho? Siempre que estés dispuesto a escuchar a la gente y a averiguar cómo lo que ofreces satisface sus necesidades, habrás recorrido la mitad del camino hacia tu objetivo de encontrar un terreno común.

Yo… Sí, con todos trato de encontrar algo que tengamos en común» (1 Corintios 9:22)

Para establecer las cosas en común, necesitar tener:

Adaptabilidad. Tomás de Aquino dijo: «Para convertir a alguien, ve, tómalo de la mano y guíalo». Debes estar dispuesto a moverte de donde estás, a donde están ellos; adaptarte y tratar de ver las cosas desde su punto de vista. Siempre que seas consciente de la distancia que te separa de la persona a la que intentas llegar, es bueno que busques algo en tus propios antecedentes y experiencia que se relacione con los suyos. No empieces el proceso hablándoles de ti. Empieza por ponerte en su lugar e intenta ver las cosas desde su perspectiva. Adáptate a ellos, no pienses que ellos deben adaptarse a ti. En vez de decirles cómo te sientes, averigua cómo se sienten ellos. En lugar de decirles lo que ves, descubre cómo ven las cosas. En lugar de intentar decirles lo que quieres, descubre lo que quieren.

Abraham Lincoln dijo: «Cuando me dispongo a razonar con un hombre, paso un tercio de mi tiempo pensando en mí mismo y en lo que voy a decir, y dos tercios en él y en lo que va a decir». La verdad es que no puedes llevar a alguien de viaje a menos que estés dispuesto a empezar donde está. Solo entonces puedes conectar de verdad y llevarles adonde quieres llevarles. Puedes saber mucho sobre una persona y aun así no entenderla. Más información no siempre es la respuesta.

La Biblia dice: «Un abismo llama a otro abismo» (Salmo 42:7 RV1960), y para entender realmente a la gente, hay que ir más allá del conocimiento de la cabeza y aprender a hablar el lenguaje del corazón.

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