Apocalipsis 13:11 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Apocalipsis 13:11 | Comentario Bíblico Online

Vemos surgir una tercera bestia. Ésta surge de la tierra, lo que, en la fraseología de la Biblia, significa que va a salir de la propia Palestina judía. Veremos primero (v. Apo 13:11) su descripción; después (vv. Apo 13:12-17), sus actividades; finalmente (v. Apo 13:18), el número de la bestia segunda, es decir, del Anticristo.

1. Dice el versículo Apo 13:11 en la NVI: «Después vi otra bestia que salía de la tierra. Tenía dos cuernos como los de un cordero, pero hablaba como un dragón».

(A) Como ya dijimos, es probable que esta tercera bestia proceda del propio pueblo judío, aunque no se puede dogmatizar en este punto, como en otros muchos del Apocalipsis.

(B) Lo de los «dos cuernos» parece una referencia a Dan 8:3, aunque en Daniel tenemos un carnero, no un cordero. La descripción de esta bestia en apariencia de «cordero» significa que asume unas funciones que requieren y manifiestan mansedumbre, lo cual es propio del sacerdote o del profeta. En efecto, en Apo 19:20 se le llama «el falso profeta». Sin embargo, su palabra violenta y engañadora traiciona sus apariencias de mansedumbre. Dice Bartina (ob. cit., pág. 741): «Se revela su ser en el hablar, como los corderos-lobos se conocen por su actuar (Mat 7:15)».

(C) Así como la primera bestia, el Anticristo, ofrecía al dragón sus manos, con las que obraba en virtud del poder que el dragón le confería, esta otra bestia ofrece al diablo su mente y su lengua, puesto que va a ser el propagandista cultural y milagrero del Anticristo. No se trata de «un demonio», como opina Barchuk (ob. cit., pág. 256), sino de un personaje siniestro, con un grandísimo poder de persuasión, capaz de engañar a todo el que no tenga en su frente la señal del Cordero.

(D) Considerando la descripción que el Apocalipsis nos hace del dragón, del Anticristo y del falso profeta, tenemos una especie de «trinidad maléfica», que imita, pero volviendo hacia el mal todo lo que Dios hace para el bien, a la verdadera Santa Trinidad. Dice Barchuk:

Queriendo imitar a Dios, Satanás creará su «trinidad» diabólica: La serpiente, el padre; el anticristo, como hijo; y, finalmente, el profeta falso, como espíritu (Apo 16:13). El anticristo en gran manera estará imitando a Cristo, lo mismo que hará el profeta falso en la imitación del Espíritu Santo. Sus cuernos como de un cordero deben testificar que él es inofensivo, ni siquiera es una mala bestia sino manso como la paloma, que simboliza al Espíritu Santo. Pero esta bestia, aparentemente inocente, hablaba como un dragón y hacía todo aquello que favorecía al anticristo. Queda claro que esta unión y concordia han sido planeadas. Esta otra bestia tenía poder y autoridad de la misma manera que la bestia primera, pero, siguiendo e imitando al Espíritu Santo, no buscará su propia gloria, sino la del anticristo (Apo 13:12; Jua 16:14). Ésta tratará de confirmar el milagro de la sanidad de la herida del anticristo (como el Espíritu Santo, en Pentecostés, vindicando a Cristo. El paréntesis es mío). Estará dando vida a objetos muertos, asemejándose al Espíritu Santo vivificante (Apo 13:15). Estará, además, sellando a los seguidores del anticristo, como lo hace el Espíritu Santo con los seguidores de Cristo (Apo 13:16; Efe 1:13). Aun su mismo nombre de «profeta», aunque falso, respalda nuestro pensamiento, porque los profetas eran inspirados por el Espíritu Santo (2Pe 1:21).

2. Los versículos Apo 13:12-17 nos describen las actividades del falso profeta: (A) En la persuasión que ejerce para que los moradores de la tierra adoren al Anticristo (vv. Apo 13:12, Apo 13:13); (B) En la persuasión que ejerce para que los moradores de la tierra fabriquen una imagen del Anticristo a la cual él mismo dará soplo de vida (vv. Apo 13:14, Apo 13:15); (C) En el control total sobre la economía mundial, haciendo que solamente puedan comprar y vender quienes lleven impresa la marca (en la mano derecha o en la frente), que él mismo se encargará de producir y conferir.

(A) Dicen los versículos Apo 13:12 y Apo 13:13 en la NVI: «Ejercitó toda la autoridad de la primera bestia en nombre de ella, e hizo que la tierra y sus habitantes adorasen a la primera bestia, cuya herida mortal había sido curada. Y obraba grandes y milagrosas señales, incluso el hacer caer fuego del cielo a la vista de los hombres».

(a) El versículo Apo 13:12 nos describe la siniestra obra del falso profeta, al inducir a los moradores de la tierra, es decir, a los inconversos, a que adoren al Anticristo, en virtud de cuyo poder, y en cuya presencia, el falso profeta obra todo cuanto lleva a cabo, de la misma manera que el propio Anticristo recibe todo su poder del dragón, es decir, de Satanás.

(b) Por el versículo Apo 13:13 vemos que, de la misma manera que el Bautista, «con el espíritu y el poder de Elías» (Luc 1:17), había de ir delante del Señor, para prepararle el camino de su Primera Venida, así también, para imitar una vez más a Dios, el Anticristo dará poder (siempre con la permisión divina) al falso profeta, para que haga «grandes señales» (lit.), es decir, falsos milagros, pero muy espectaculares, incluyendo el hacer «descender fuego del cielo a la tierra a la vista de los hombres», exactamente a imitación de Elías, cuando rebatió a los sacerdotes de Baal, haciendo bajar fuego del cielo sobre el sacrificio ofrecido al Dios verdadero (v. 1Re 18:38) y cuando aniquiló a los enemigos de Jehová (2Re 1:10, 2Re 1:12).

(B) Pasamos ahora a los versículos Apo 13:14 y Apo 13:15: «A causa de los prodigios que se le concedió poder realizar en nombre de la primera bestia, engañó a los habitantes de la tierra. Ordenó a los moradores de la tierra que hiciesen una estatua en honor de la bestia que había sido herida a espada y, con todo, estaba viva. Se le dio poder de infundir aliento de vida en la estatua de la primera bestia, para que incluso pudiese hablar y hacer que se diese muerte a cuantos rehusasen adorar la estatua» (NVI).

(a) Dos detalles destacan a primera vista en estos versículos: Primero, la constante repetición de la frase «los moradores de la tierra», con lo que no hay peligro de perder la identificación de estos «moradores»: son siempre los inconversos, rebeldes a la Palabra de Dios y endurecidos en su impenitencia. Segundo, la también repetida frase «se le dio», a fin de poner de relieve, también inconfundiblemente, que todo ello se lleva a cabo con la permisión, y bajo el control, del Dios Omnipotente.

(b) En un tiempo en que los milagros sensibles, palpables, se van haciendo cada vez más raros, no sólo porque ya tenemos la Palabra de Dios, sino también porque la fe va decayendo (y lo hará todavía más, al tiempo próximo a la Segunda Venida. Ver Luc 18:8. No hallamos hoy hombres con una fe como la de G. Muller), los portentos que esta Bestia (el falso profeta) llevará a cabo porque se le ha permitido, serán «señales», como siempre llama Juan a los milagros, señales tan «grandes», que inducirán a error a grandes multitudes de inconversos, ya que éstos no tienen ni la Palabra de Dios con que replicar al falso profeta, ni el Espíritu de Dios para preservarles del engaño (v. 1Jn 2:20, 1Jn 2:27).

(c) Por otra parte, no se concibe culto idolátrico sin imagen. Por eso, el falso profeta ordenará a los moradores de la tierra que le hagan una imagen (esto es, una estatua) a la bestia que tiene la herida de la espada (gr. makhaíres, daga o machete corto, como en Efe 6:17 y Heb 4:12) y continuó con vida (lit. y vivió; lo cual puede significar tanto la continuación de la vida como aquí cuanto la resurrección como en Apo 20:4, Apo 20:5 ). Notemos que el Anticristo, con el poder satánico que se le ha otorgado, recobrará la salud tras de haber recibido una «herida mortal» (v. Apo 13:3); pero se trata de la recuperación extraordinaria de la salud, no de una resurrección, puesto que hasta ahí no llega el poder del diablo, ya que sólo Dios puede devolver la vida a un cadáver.

(d) El versículo Apo 13:15 nos refiere otro milagro, igualmente extraordinario, obrado por el falso profeta (siempre con el poder recibido del Anticristo, así como éste obra con el poder recibido del diablo, y el diablo, a su vez, obra con el permiso, y bajo el control, de Dios): Hacer que la estatua del Anticristo hablase y diese oráculos para hacer bien o para hacer daño. Dice Bartina (ob. cit., pág. 742):

Los antiguos gentiles de Grecia y Roma tenían gran fe en las estatuas parlantes. Alrededor del año 180 había en Tróade una de Nerilino que, a petición de los interesados, daba oráculos y curaba, según se decía. Se han hallado, en el área del mundo clásico, santuarios cuyas edículas principales tenían una disposición de ingeniosos tubos que llevaban a cámaras contiguas desde donde hablaban los sacerdotes paganos y producían la sensación de que eran voces de la estatua y de la divinidad.

(e) Pero no hay por qué remontarse a la antigüedad. Voy a referir lo que, en la revista Moody Magazine de marzo de 1974, anunció desde Bruselas el Dr. Handrik Eldman, jefe analista del Mercado Común Europeo. Decía él que iba a ser introducido en la sede del referido organismo un sistema de computadoras, a fin de restaurar el mundo, que se encuentra en un caos según decía él mismo . Y, efectivamente, en una reunión en que estaban presentes varios científicos, consejeros y líderes del Mercado Común Europeo, el Dr. Eldman presentó un invento fabuloso que él mismo designó con el nombre de «Bestia». La tal «Bestia» es una gigantesca computadora que ocupa tres pisos del edificio donde se hallan las instalaciones de la Administración General del Mercado Común.

(C) Algunos científicos están ya trabajando con esta computadora, y llevan a cabo un plan para alcanzar y controlar todas las posiciones del mundo. Lo que sigue del citado artículo en el Moody Magazine de marzo de 1974 pertenece a las actividades del Anticristo y de su falso profeta en el terreno de la economía mundial. Dicen los versículos Apo 13:16 y Apo 13:17 en la NVI: «También obligó a todos, chicos y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, a recibir una marca en su mano derecha o en su frente, de forma que nadie pudiese comprar ni vender, a no ser que llevase la marca, que es el nombre de la bestia o el número de su nombre».

(a) Según la citada revista, y a los efectos de controlar a los que, bajo el imperio del Anticristo, podrán efectuar toda clase de transacciones comerciales, será necesario poner un número a todos los moradores de la tierra. La computadora referida distribuirá a cada individuo un número invisible. El número será tatuado en la frente y en la mano derecha, y este sistema acabará por completo con todas las tarjetas de crédito que utilizan actualmente los clientes de los bancos.

(b) Cuando alguien intente comprar o vender, tendrá que presentarse primero en uno de los bancos equipados al efecto con este sistema; allí le inspeccionarán el número, y todo el que no tenga tatuado el número no podrá comprar ni vender. El Dr. Eldman añadió que este número será impreso en las personas por medio de rayos láser y que, para este sistema numérico, tendrá que ser usado, delante de la cifra individual, el número 666. De esta forma, una sola persona podrá manejar con la punta de los dedos todos los números de los habitantes de la tierra. Ello proporcionará la mayor palanca según él para la solución de los problemas de la humanidad, y podrá llegar a ser, bien un instrumento para la paz, bien una potentísima arma para un «dictador».

(c) Que dicho número 666 ya es empleado por algunas firmas comerciales es un hecho que nadie puede negar. El que esto escribe lo ha visto en la suela de cierta clase de zapatos. Por otra parte, en casi todos los productos modernos, y en orden a su clasificación minuciosa, puede el lector ver un conjunto de líneas verticales, más o menos gruesas, que equivalen a los números que figuran inmediatamente debajo de ellas; pero hay tres líneas dobles, más largas que las demás, que se repiten al principio, al medio y al final, y cuyo número no figura debajo de ellas. Compare el lector dichas líneas con otras que puedan aparecer en la misma etiqueta del producto, y se percatará de que son 666.

(d) Ya W. Newell, que murió el año 1956, estaba enterado de esto. Dice así (ob. cit., pág. 205):

Es alarmante ver, en nuestros mismos días, el número seiscientos sesenta y seis usado descaradamente para anunciar productos comerciales. Un comercialismo sin Dios constituirá la torrentera final que se precipite por entre las esclusas del diablo, para ser domeñada y gobernada por la Bestia y por su Profeta, a fin de controlar a todos los hombres. La probabilidad matemática de que el número seiscientos sesenta y seis haya sido seleccionado por casualidad en dichos anuncios es demasiado remota para ser tenida en consideración.

(e) Por su parte, Paul Henri Spaak (1899 1972), uno de los fundadores del Mercado Común Europeo (1948) y secretario general de la NATO desde 1957 hasta 1961, dijo en un famoso discurso:

Nosotros no queremos ya más comités; tenemos ya demasiados comités. Lo que nosotros necesitamos es contar con un hombre que posea la suficiente estatura para coligar a todas las demás personas y que nos saque de esta triste crisis económica en la que estamos a punto de hundirnos. ¡Mandadnos a ese hombre! Lo vamos a recibir, lo mismo si viene de Dios como si viene del diablo.

(f) Pues, sí, lo más probable es que, de acuerdo con Apo 13:16, Apo 13:17, lo reciban, no de Dios, sino del diablo, por medio de su principal agente, el Anticristo. No es prudente dogmatizar, pero los signos de los tiempos nos están indicando que se aproxima rápidamente una quiebra general de la economía mundial, de tal calibre que la intervención del príncipe de este mundo, mediante su agente principal, el Anticristo, no se hará de esperar. Las dificultades para comprar y vender por parte de quienes no tengan tatuada la marca (gr. kháragma, señal impresa) de la Bestia afectarán primeramente a las empresas comerciales, para terminar afectando también a todos los individuos.

(g) El panorama de persecución, ostracismo y dificultad económica con que se verán confrontados los creyentes de aquellos días será pavoroso, y probará suficientemente los quilates de su fe. Los falsos profesantes no tendrán entonces cabida en los grupos de verdaderos creyentes que hayan sobrevivido en la clandestinidad, porque el precio o el costo del testimonio será demasiado alto para ellos.

(D) Seguramente, habrá entre mis lectores de opinión fuertemente premilenialista y pretribulacionista muchos que dirán: «¡Eso no cuenta para mí ni para los míos!» A este respecto, quiero hacer dos importantes observaciones:

(a) No se olvide que estamos hablando de «opiniones», por muy respetables que sean y por muy respaldadas que las creamos por la Palabra de Dios. Que habrá un reino mesiánico milenario es, en mi opinión, cosa segura, pues está respaldada, no sólo por lo que vemos en el Apocalipsis, sino también por lo que vemos en todos los escritos proféticos del Antiguo Testamento. Que la Iglesia habrá sido arrebatada antes del Milenio, parece también cosa segura, aunque no se puede afirmar con la misma seguridad que el hecho del futuro reino milenario. Que la Iglesia será arrebatada antes de la Gran Tribulación y, por tanto, sin pasar por ella, es algo que sostengo como lo más probable, pero no lo puedo afirmar con la misma seguridad que las dos proposiciones anteriores. Si lo hiciese, me tendría a mí mismo por «fanático», algo que no cuadra con mi carácter personal.

(b) Segunda observación, y todavía más importante que la primera: Es sumamente necesario que cada lector se examine seriamente a sí mismo («por sus frutos los conoceréis» dijo el Maestro en Mat 7:16, Mat 7:20 ) para ver si es o no un verdadero creyente, nacido de nuevo. Es cierto que todo cristiano sincero puede disfrutar de paz, alegría y consuelo al leer u oír aquellas palabras del Señor Jesús en Luc 21:28: «Cuando empiecen a ocurrir estas cosas, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención» (NVI. Comp. con Rom 8:23). En este caso, no tienes que temer, ocurra lo que ocurra (v. Rom 8:28). Pero la urgente y quemante pregunta es: ¿Puedo decir sinceramente, con los frutos a la vista, que soy un «nacido de nuevo»? ¿Muestro en mi conducta el horror al pecado y el verdadero amor a Dios y a mis hermanos? ¿Soy un cristiano carnal, con motivos suficientes para dudar de mi salvación por falta de dedicación al Señor o por sobra de amor a las cosas terrenales? ¡Lector amigo! Estamos ante un asunto muy solemne.

3. En el versículo Apo 13:17, ya se hace referencia al «número de su nombre» (de la Bestia, esto es, del Anticristo). El versículo Apo 13:18 lo declara con más detalles: «Esto requiere sabiduría. El que tenga ingenio (lit. mente. Gr. noún), calcule el número de la bestia, pues es cifra de hombre. Su cifra es 666» (NVI).

(A) Mucha tinta se ha vertido en la investigación del significado de la última frase del versículo, en la que se nos dice que el número de la Bestia, del Anticristo, esto es, la cifra que la representa, es 666. Se ofrecen dos métodos distintos de interpretación: (a) el simbólico y (b) el gemátrico.

(a) Hay autores, como W. Hendriksen, que tienen por segura la interpretación simbólica, según la cual, puesto que el 6 es en la Biblia el número del hombre (sin llegar al 7 que representa perfección), el 666 sólo significaría «fracaso más fracaso más fracaso», de modo que las tres bestias mencionadas hasta ahora, incluido el dragón, estarían abocadas a la derrota, por cuanto no pueden llegar al número de la perfección divina. Este método es demasiado simplista por dos razones: Primera, porque el versículo habla solamente del número de una Bestia que, por el contexto anterior, es ciertamente el Anticristo. Segunda, porque el texto no dice que se trate del «número del hombre», ya que eso no encerraría ningún misterio como para necesitar de una especial «sabiduría»; el texto dice que es «número de un hombre».

(b) Entramos, pues, a examinar el otro método, el de la gematría, que consiste en sumar el valor numérico de las letras de un nombre determinado y dar el número resultante. Este método aparece con alguna frecuencia en inscripciones arqueológicas. Por ejemplo, en una de las inscripciones halladas en las ruinas de Pompeya se puede leer: «Amo a una cuyo nombre es 545». Igualmente encontramos este método en la cábala hebrea, así como en los oráculos sibilinos, hasta el punto de que en el volumen I, páginas 324 y ss. se hace una minuciosa investigación sobre el nombre de Jesús, y se saca la conclusión de que, en griego (Iesoús), suma 888. Asimismo, las letras que, en hebreo o arameo, forman las dos palabras: Nrwn Qsr (Néron Kaísar, pero sin vocales), suman 666. Pero, ¿de qué serviría la referencia a un emperador ya desaparecido en el momento en que Juan escribía el Apocalipsis? ¿Una especie de tipo del futuro Anticristo?

(B) Otra cuestión es si el Anticristo representa una persona o un sistema. Desde Lutero y Calvino hasta hoy, no han faltado, ni faltan, quienes han visto en el papado (no en un Papa determinado) el Anticristo. Esto supone un total desconocimiento del libro del Apocalipsis. Y ello también por dos razones: (a) Todas las expresiones que, en el Nuevo Testamento (especialmente, en el presente capítulo y en 2Ts 2:3-9), designan al Anticristo, se refieren claramente a una persona, no a un sistema o a una organización. (b) Es suficiente leer detenidamente el capítulo Apo 17:1-18 del Apocalipsis para percatarse de que «la gran ramera», «la Babilonia» religiosa, escrupulosamente descrita por Juan en todos sus detalles, NO ES la Bestia (el Anticristo), sino que VA MONTADA sobre la Bestia y representa la «religión apóstata» con su centro en Roma, la ciudad de las siete colinas (v. Apo 17:7, Apo 17:9). Es la Gran Iglesia Ecuménica y Apóstata, dominada y controlada por el Vaticano, que habrá absorbido a todas las denominaciones infieles a la Palabra de Dios y aun a todas las religiones de la tierra que no tienen nada que ver con el cristianismo.

(C) En cuanto al nombre personal del Gran Malvado que sostendrá en pie la religión apóstata con centro en Roma, quizá lo conocían ya los fieles de Tesalónica del siglo I de nuestra era, pero se ve que pronto se perdió la memoria de tal nombre. Seguramente se conocerá, sin peligro de errar la identificación, cuando el propio Anticristo surja del anonimato y se presente de improviso en la vida sociopolítica de la humanidad de los últimos días.

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