Apocalipsis 15:5 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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En estos versículos vemos de nuevo a los siete ángeles que nos fueron presentados en el versículo Apo 15:1. Juan describe primero (vv. Apo 15:5, Apo 15:6) la apertura del santuario y el porte de los ángeles; luego (vv. Apo 15:7, Apo 15:8), el acto de entrega de las siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, en un escenario que realza la gloria del Señor por medio de una de sus más extraordinarias manifestaciones.

1. Dicen los versículos Apo 15:5 y Apo 15:6 en la NVI: «Después de esto miré y fue abierto en los cielos el santuario, esto es, el tabernáculo del testimonio. Del santuario salieron los siete ángeles con las siete plagas. Iban vestidos de lino puro y brillante e iban ceñidos con fajines de oro a la altura del pecho».

(A) Otra visión introductoria de los grandes e inminentes juicios de Dios. «Miré y fue abierto …». expresión de algo dramático nuevo : Se abre el Lugar Santísimo Celeste. Una vez más se menciona el santuario (naós, que, a diferencia de hierón, designa siempre el santuario propiamente dicho) en unas frases que nos recuerdan las de Apo 11:19. Se equivoca W. Smith al afirmar que «ésta es la última vez que ocurre en este libro el vocablo que se traduce por santuario», ya que dicho vocablo vuelve a salir nada menos que siete veces más: en los versículos Apo 15:6 y Apo 15:8 (dos veces en el v. Apo 15:8) de este capítulo Apo 15:1-8, y en Apo 16:1, Apo 16:17; Apo 21:22 (dos veces). En cambio, el vocablo skené, tabernáculo, sólo sale tres veces en todo el libro: aquí, en Apo 13:6 y en Apo 21:3. Lo de tabernáculo o tienda de campaña nos recuerda que «el primer templo que tuvo el pueblo de Israel fue la inmensa tienda de campaña, al estilo beduino, que acompañaba y presidía a los isrelitas en su camino por el desierto antes de entrar en la tierra prometida y después de la liberación de Egipto» (Bartina, ob. cit., pág. 762).

(B) Aunque, a diferencia de Apo 11:19, aquí no se menciona el Arca del pacto, el texto dice «tabernáculo del testimonio», lo que, aun cuando hace referencia a toda la estructura, se refiere especialmente a la presencia, en el Arca, de las tablas de piedra con los diez mandamientos o Decálogo, puesto que el tabernáculo se llamaba «del testimonio» precisamente porque en él se guardaba el Arca del pacto, que contenía las tablas de la Ley, las cuales daban testimonio de la alianza pactada por Dios con su pueblo en el Sinaí. Caird hace notar que todo ello se asemeja al Éxodo triunfal a través del mar Rojo tras la última plaga, y la llegada al Sinaí, por lo que se pone de relieve en el versículo Apo 15:5 el «tabernáculo del testimonio», que tenía las tablas de la Ley. En Apo 11:19, a Juan le fue presentada el Arca; ahora, el Testimonio. Lo de «fue abierto», lo mismo aquí que en Apo 11:19, es algo así como si se descorriera una cortina.

(C) Añade el texto sagrado (v. Apo 15:6) que «del santuario salieron los siete ángeles (los ya conocidos del v. Apo 15:1) con las siete plagas» (NVI). Sólo ellos seres «santos» pueden entrar, como el sumo sacerdote, en el Lugar Santísimo (comp. con Isa 6:1.). Aunque todavía no les han sido entregadas las copas que producirán las plagas, se dice que ya tienen (en participio de presente) las plagas (lit.), porque son ellos los comisionados para tal menester. Ya desde ahora tenemos gran cantidad de símbolos magníficos, pues el ambiente de santidad que los envuelve indica que salen para ejecutar los juicios que la santidad de Dios demanda.

(D) En efecto, el porte de estos ángeles es altamente significativo: (a) Van vestidos de lino puro (gr. katharón, limpio), lo que, como en Apo 19:8, indica rectitud de conducta, como es propia de los ángeles santos, no caídos. Algunos MSS leen líthon, piedra (comp. con Eze 28:13, acerca del ex querubín Lucifer) en lugar de línon, lino. Esta última lectura es mucho más probable, pues está mejor atestiguada. (b) No obstante, de estos ángeles no se dice que hayan blanqueado sus ropas en la sangre del Cordero, por cuanto la redención no tiene por objeto los ángeles, sino los hombres (v. Heb 2:16). (c) El lino de sus vestiduras es brillante (gr. lamprón de donde «lámpara» ), para designar el reflejo de la gloria de Dios, ante cuya presencia ministran y del que reciben las comisiones que llevan a cabo. (d) Los fajines de oro a la altura del pecho son símbolo de nobleza, como en Apo 1:13, así como de pureza, ya que su función es sagrada como la de los sacerdotes.

2. Viene enseguida el acto de entrega de las siete copas anchas a los siete ángeles (vv. Apo 15:7, Apo 15:8): «Entonces uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete anchas copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. Y el santuario quedó lleno del humo que procedía de la gloria de Dios y de su poder, y nadie podía entrar en el santuario hasta que quedasen cumplidas las siete plagas de los siete ángeles» (NVI).

(A) Con la entrega de las siete copas se simboliza la autorización que se otorga a los ángeles para que las usen conforme a los propósitos de Dios, que son aquí de juicio, pues están llenas del furor de Dios (lit.). El vocablo «llenas» da a entender la magnitud del juicio que Dios va a ejecutar sobre una humanidad rebelde e impenitente. El griego dice, una vez más, thumoú, furor como explosión de la ira, más bien que la ira (gr. orgué) misma . El furor es a la ira lo que la pasión es al sentimiento.

(B) Dos detalles más son dignos de consideración en el versículo Apo 15:7: (a) El vocablo para «copas» es, en griego, fiálas. Phiále designa, no una copa corriente (como las de beber), sino más bien una especie de tazón ancho o lavafrutas. Dice Bartina (ob. cit., pág. 763): «La fiala o patera era una copa de cavidad ancha y poco profunda, sin asa ni pie. Se parece a nuestros boles o lavafrutas. Es evidente que se trata de utensilios sagrados para las funciones litúrgicas, como en el templo terrestre. Eran de oro y se mencionan repetidas veces en pasajes del Antiguo Testamento». (en los LXX). (b) Al mencionar a Dios, se añade: «el que vive por los siglos de los siglos». Dice Walvoord (ob. cit., pág. 230): «El solemne recordatorio de que Dios vive por los siglos de los siglos confiere un matiz solemne a la ira que se va a derramar para ser infligida por los siglos de los siglos sobre los que perecen». Es, pues, indicación de un Dios eterno, cuya ira pende para siempre sobre los condenados a la muerte eterna.

(C) El versículo Apo 15:8 nos ofrece una escena muy semejante a la que vemos en Éxo 40:34, Éxo 40:35 (v. también 1Re 8:10, 1Re 8:11; 2Cr 5:13, 2Cr 5:14). Como en Isa 6:1 («la orla de su manto»), el humo es sinónimo de la nube que manifestaba la gloria de la presencia de Dios o shekináh, pero es más apto que la nube para indicar que el acceso al tabernáculo era imposible, puesto que el humo sofoca la respiración humana. Es aquí símbolo de la indignación divina, la cual continuará hasta que se hayan cumplido las siete plagas que van a ser producidas por las siete copas anchas, y se haya aplacado con ello la ira de Dios que no puede aplacarse ahora con oraciones ni súplicas . Sólo entonces, con un Dios aplacado, quedará libre el acceso al santuario (comp. con Heb 4:14-16).

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