Apocalipsis 7:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Apocalipsis 7:1 | Comentario Bíblico Online

Entre la apertura del sexto sello y la del séptimo, se inserta este capítulo Apo 7:1-17, en el cual se introducen dos grandes multitudes, una en la tierra (vv. Apo 7:1-8) y otra en el cielo (vv. Apo 7:9-17). Como respondiendo al desesperado grito de los impíos: «¿Y quién podrá sostenerse en pie?» (Apo 6:17), Juan tiene dos visiones, en las que encuentra consuelo, protección y símbolos de victoria para los hijos de Dios. En esta sección estudiaremos el significado de la multitud que Juan vio en la tierra: 144.000 judíos, sellados con el sello protector de Dios mismo. Veremos primero la actuación de cinco ángeles (vv. Apo 7:1-3) y, después, el número de los sellados en cada una de las tribus (vv. Apo 7:4-8).

1. Dicen los versículos Apo 7:1-3 en la NVI: «Después de esto (gr. metá taúta, como en Apo 4:1), vi cuatro ángeles que estaban de pie en los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo a los cuatro vientos de la tierra, para impedir que ningún viento soplase sobre la tierra, ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. Después vi otro ángel que subía de la parte del oriente y llevaba el sello del Dios viviente. Y gritó con voz potente a los cuatro ángeles a quienes se había dado poder para hacer daño a la tierra y al mar: No hagáis daño a la tierra, ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos marcado con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios ».

(A) Contra las cuatro agencias de destrucción, mencionadas en Apo 6:2-8, cuatro ángeles en pie (v. Apo 7:1, comp. con Apo 6:17), situados en los cuatro puntos cardinales, controlan los vientos y las tempestades. «Los cuatro ángulos (gr. gonías, de donde proceden vocablos como polígono , etc.) no significan que, en la mentalidad oriental, la tierra sea cuadrada, pues la Biblia menciona explícitamente el orbe de la tierra (Isa 40:22)». La meteorología, con todos sus elementos, es un instrumento en manos de Dios, lo mismo para bendecir que para castigar. Todo esto aparece bajo el control inmediato, delegado por Dios, de los ángeles. Así se entiende mejor la cita del Sal 104:4 (los fenómenos meteorológicos) en Heb 1:7 (aplicada a los ángeles).

(B) Juan ve subir del oriente (v. Apo 7:2) un ángel diferente de los otros cuatro anteriores. «De donde se levanta el sol» (lit.) equivale a decir: «De donde viene la luz o la salvación» (comp. Isa 9:2 con Luc 1:78, Luc 1:79). Por su rango y cometido, podemos pensar que el enviado celestial es un arcángel. El sello que lleva en la mano significa que el grupo concreto del que se va a hablar enseguida, recibirá protección divina en las aflicciones que la Gran Tribulación ha de traer a la tierra. Este ángel comunica a los otros cuatro la orden de no hacer ningún daño, por el momento, ni a la tierra ni al mar (en el cielo, todo está a salvo).

(C) Los daños que han de producirse en la tierra y en el mar quedan en suspenso hasta que se haya efectuado el sellado de los 144.000 (v. Apo 7:3): «No hagáis daño … hasta que hayamos marcado con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios» (NVI), dice a los cuatro ángeles del versículo Apo 7:1 el ángel que acaba de subir del oriente. Este sellado indica que Dios va a proteger y preservar a los que aquí se mencionan a continuación (v. Eze 9:4). En efecto, el sello, en la Escritura y fuera de ella, sirve para una (o más) de estas tres cosas:

(a) Para proteger, de forma que lo sellado quede a buen recaudo de cualquier daño o violación (v. Mat 27:66; Apo 5:1). Ésta es función de Dios Padre, quien siempre protege, de un modo u otro, a los suyos.

(b) Para marcar propiedad o posesión. Isa 44:1-5 nos adelanta esta idea. Según el original, el remanente de Israel llevará tatuado en la mano el nombre de Jehová. En Éxo 39:30, al hablarse de los ornamentos del sumo sacerdote, se dice que, en la lámina de la diadema, había de llevar la inscripción hebrea «leYahweh» (lit. para Jehová), «propiedad de Jehová» o «consagrado a Jehová». En Eze 9:4 se habla de marcar en la frente con una t hebrea (tau) a los verdaderos israelitas «que claman por las abominaciones, etc.». Es un dato curioso el que, en el antiguo alfabeto hebreo (el fenicio) el tau (última letra del alfabeto hebreo, también llamado «alefato») tenía la forma de una cruz en aspa (x), que es precisamente, en griego, la primera letra del nombre de Cristo. Así se señala que los sellados pertenecen al Cordero, al Hijo (v. Jua 10:11-16, Jua 10:26-29). Cnt 8:6 nos muestra un ejemplo de este simbolismo.

(c) Para certificar o garantizar (v. Est 3:12, comp. con Rom 8:15; Efe 1:13). En este sentido, es función del Espíritu Santo. «La frente» es la que aparece sellada; sin duda, por ser la parte visible más alta del cuerpo humano y sede de la mente y de los sentimientos conscientes. Es significativo que el vocablo «frente», a través del latín frons, se derive del griego phronéo que, en el Nuevo Testamento, indica la idea de un sentir consciente y reflexivo (v. por ej. Flp 2:5). Otra referencia de este sellado en la frente se halla en Apo 22:4.

2. Juan no ve cómo sellan a los que van a ser protegidos, pero oye su número (v. Apo 7:4), que es 144.000, ya sellados (participio de pretérito perfecto) de toda tribu de los hijos de Israel. Y, a continuación (vv. Apo 7:5-8), se repite doce veces lo de: «De la tribu de … 12.000 sellados».

(A) La primera cuestión que se plantea es: ¿Quiénes son estos sellados? A esta pregunta se suelen dar tres clases de respuestas:

(a) Representan a «los cercanos seguidores de Jesucristo, sus hermanos espirituales, a quienes se ha prometido la realeza y el sacerdocio con Él en los cielos». Esta es la interpretación de los «Testigos de Jehová» (v. Aid to Bible Understanding, págs. 1.234, 1.235). Según ellos, éstos son los únicos que han nacido de nuevo y los únicos que recibirán, en la resurrección, un cuerpo espiritual. Esta opinión no tiene base alguna en la Escritura.

(b) Representan simbólicamente a todos los cristianos que, durante las pruebas y aflicciones de todos los tiempos, gozan de una especial protección de Dios. Así piensan todos los antidispensacionalistas. Grau los compara con los 144.000 del capítulo Apo 14:1-20 y opina que se trata de los ministros de la Palabra, por su número y por el término «primicias» de Apo 14:4.

(c) Representan un número cerrado de los hijos de Israel, que serán protegidos por Dios durante la Gran Tribulación, de entre los que hayan sido convertidos en la primera parte del período de siete años de la Tribulación, ya que los convertidos antes de este tiempo habrán sido arrebatados antes, por pertenecer a la Iglesia. Esto significa, de paso, que, en el tiempo a que se refiere la visión de Juan, el pueblo judío existirá como nación, según lo vemos hoy. Recordemos que, según Pablo (Rom 11:26), llegará un día en que todo Israel será salvo (v. el comentario a dicho lugar).

(B) La segunda cuestión es: ¿Es un número literal o simbólico? A esto podemos responder que no hay motivo alguno para negar que los sellados sean literalmente 144.000 (lo cual no significa que no haya un mayor número de israelitas convertidos durante dicho período, sino que sólo éstos son sellados y protegidos de modo especial para un servicio también especial). Pero con esto no se niega que el número 144.000 tenga su simbolismo, como ya expusimos en la introducción al comentario del Apocalipsis.

(C) La tercera cuestión afecta a la forma, aparentemente anormal, en que aparecen los nombres de los patriarcas de las tribus, tanto en su colocación como en la omisión de Dan y Efraín, y la repetición de José, tras de haber mencionado a Manasés. La solución más probable de estas aparentes anomalías es la siguiente:

(a) En cuanto a la colocación, notemos que Judá figura a la cabeza, por haberle pasado a él la primogenitura del cetro (v. Gén 49:3-10). Leví vuelve a ocupar su puesto como tribu aparte, porque ahora todos tendrán acceso al santuario en el nuevo Templo (v. Isa 66:23; Zac 14:20, Zac 14:21). Con la vuelta de Leví a la numeración de las tribus, no hay trece, sino doce, ya que otra tribu es excluida aquí.

(b) En efecto, queda excluida la tribu de Dan; en parte, quizá, por haber sido la primera en caer en la idolatría; en parte también, porque había quedado tan disminuida que fue contada con Neftalí. Muchos escritores eclesiásticos antiguos creyeron que de dicha tribu había de surgir el Anticristo, pero Apo 13:1 deja bien claro que el Anticristo no surgirá de la tierra (término con que suele designarse a Palestina), sino del mar, que simboliza la multitud de los gentiles.

(c) Hay también una sustitución: José sustituye a su primogénito legal Efraín. El hecho de que la media tribu de Efraín se significase también por su idolatría en los tiempos de los reyes de Israel añadiría un motivo de mucho peso para sustituir el nombre de Efraín por el de su padre José, persona sin reproche alguno en la Palabra de Dios.

(D) El hecho de que las diez tribus del Norte desapareciesen de los registros genealógicos a partir del destierro da pie a Hendriksen (ob. cit., pág. 111) para argumentar que estos versículos no pueden referirse a Israel. Pero el que sólo Judá y parte de Leví puedan actualmente probar, de modo totalmente fidedigno, su ascendencia hebrea no da pie a dicho argumento, ya que: (a) Aunque los hombres no lo sepan, también respecto de Israel sabe el Señor quiénes son suyos (2Ti 2:19); (b) Desde el momento en que el sellado se efectúa distintiva y específicamente sobre 12.000 de cada tribu, su identificación dentro de la tribu respectiva es probable que quede patente a todos los de la propia nación, por lo menos.

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