Estudio Bíblico | Explicación de Eclesiastés 7:23 | Comentario Bíblico Online
En estos versículos confiesa Salomón que, a pesar de ser el hombre más sabio (1Re 3:12), su sabiduría no le alcanzaba para comprender todos los misterios de la vida (v. Ecl 7:23, comp. con Deu 29:28 y Job 28:12.).
1. Confiesa que el universo, en toda su inmensa belleza y grandeza, le resulta demasiado vasto (lejos) y profundo (comp. Job 11:7.).
2. De la consideración del mundo físico, pasa a la del mundo moral (vv. Ecl 7:24-29), investigación prolija y fatigosa, como lo muestra la acumulación de verbos (v. Ecl 7:25); «… a conocer, escudriñar e inquirir». Hay algo para lo que no ha necesitado investigar demasiado: el perjuicio que causa la mala mujer (v. Ecl 7:26), tema que había tocado en numerosos lugares de Proverbios (especialmente, todo el cap. Pro 7:1-27). La frase con la que la describe («más amarga que la muerte») está bien parafraseada en Pro 5:3, Pro 5:4. Sólo el que en todo trata de agradar a Dios, escapará de los lazos y redes de la mala mujer (v. Ecl 7:26). De la investigación aludida en el versículo Ecl 7:25, y pesando las cosas una por una, el Predicador ha sacado las siguientes conclusiones:
(A) Hay algo a lo que no halla razón (v. Ecl 7:28. El empalme con el v. Ecl 7:27 ha de leerse así: «para hallar la razón que continúa buscando mi alma es decir, mi persona y no la encuentra»): No halla Salomón por qué, aun habiendo encontrado un hombre cabal entre mil, no ha hallado ninguna mujer cabal (comp. Pro 31:10) entre todas esas, es decir (más probable), entre mil. Para no sacar falsas conclusiones de este versículo es preciso tener en cuenta: (a) que su lenguaje es hiperbólico, cosa corriente entre los semitas; lo hallamos incluso en el Nuevo Testamento (v. por ej. Jua 3:26; Jua 11:48). (b) que Salomón conocía sobradamente a las mujeres de su tiempo (v. 1Re 11:1-13) y estaba de vuelta (probablemente) del perjuicio tan enorme que le habían causado.
(B) Hay algo único a lo que ha hallado explicación completa (v. Ecl 7:29): Dios hizo al ser humano (hebr. haadam) recto, es decir, bien inclinado; pero ellos se buscaron muchas artimañas; se entiende, para desviarse de la rectitud original, por lo que no pueden culpar al Hacedor, sino a sí mismos, de su maldad y de sus males.
