Efesios 3:14 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Aquí el apóstol, tras de la porción parentética de los versículos Efe 3:2-13, repite el «Por esta causa» con que había comenzado el capítulo, y pasa a elevar a Dios una plegaria afectuosa a favor de sus queridos efesios.

1. A quién ora: A Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo (v. Efe 3:14), ante cuyo acatamiento han de presentarse todas nuestras oraciones. Y añade (v. Efe 3:15): «de quien toda la familia de creyentes en el cielo y en la tierra toma su nombre» (NVI). Esta versión del gr. pása patriá por «toda la familia» (de creyentes) es la más probable, según Hendriksen y Lenski, que lo prueban con abundantes razones. Lenski hace la comparación con el pása oikodomé («todo el edificio») de Efe 2:21, por lo que la ausencia del artículo en el original no impide tampoco dicha traducción en el caso presente.

2. En qué postura ora: De rodillas («doblo mis rodillas», v. Efe 3:14). La postura de oración en el templo era de pie (v. Mat 6:5; Luc 18:11, Luc 18:13). Sentado puede ser postura apropiada para hacer meditación, pero nunca para orar. «Orar de rodillas, dice Foulkes, aunque ha llegado a ser una actitud cristiana normal, era antiguamente expresión de profunda emoción o anhelo y sobre esta base hemos de entender aquí las palabras de Pablo». Menciona el ejemplo de Salomón (1Re 8:54), Esteban (Hch 7:60), Pedro (Hch 9:40), Pablo (en su despedida, Hch 20:36; Hch 21:5 ) y del Señor en Getsemaní (Luc 22:41).

3. Para qué ora: Para pedir a Dios bendiciones espirituales a favor de los creyentes de la región efesina:

(A) Fuerzas espirituales para llevar a cabo la obra a la que habían sido llamados (v. Efe 3:16): «Oro para que, de sus gloriosas riquezas, os fortalezca con poder en vuestro hombre interior por su Espíritu» NVI). Dice Leal: «La acción del Espíritu Santo trabaja en el hombre interior que es lo que hay en nosotros de más noble y estable, ya natural y anterior a la gracia (Rom 7:22), ya sobrenatural y posterior a la gracia (2Co 4:16)». El mismo autor hace notar que aquí «hombre interior» no es sinónimo de «hombre nuevo».

(B) Que presten atención al Divino Huésped (v. Efe 3:17): «Para que habite Cristo por medio de la fe en vuestros corazones». El verbo griego katoikéo indica una residencia fija, permanente, al contrario de paroikéo, residir de paso, del que se deriva el pároikoi en Efe 2:19. Es cierto que Cristo habita, por medio de su Espíritu, en el corazón de cada creyente, pero lo que Pablo desea es que todo creyente se percate bien de la presencia de tal huésped y no lo tenga arrinconado en el almacén de los recuerdos, sino entronizado en el centro del corazón y de la vida entera. La fe es la que abre a Jesús la puerta del aposento interior (comp. con Apo 3:20).

(C) Con una terminología parecida a la de Col 2:7Col 2:7, ora para que permanezcan «arraigados y cimentados en amor». Dice M. Henry: «Muchos tienen algún amor a Dios y a sus siervos, pero es como una ráfaga, como el crepitar de los espinos bajo la olla; hace mucho ruido, pero pronto desaparece. Habríamos de desear con vehemencia que los buenos afectos se quedasen firmemente fijos en nosotros».

(D) El apóstol desea este arraigo y cimentación de la fe amorosa en el corazón de los efesios, consecuencia de una residencia fija, amorosamente aceptada y convivida (comp. con Col 2:6, Col 2:7), de Jesús en sus corazones, para que, de este modo, los efesios (v. Efe 3:18), «sean capaces, juntamente con todos los santos (esto es, con todos los demás creyentes cristianos), de comprender cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo» (NVI). No cabe duda de que Pablo se refiere aquí al amor redentor de Cristo a los hombres; un amor de cuatro dimensiones que «expresan la medida completa de un objeto» (Leal).

Aunque los cuatro sustantivos están ligados por un solo artículo (v. el comentario a 4:11b), lo cual impide querer ver en el texto indicación especial para cada uno, servirá de pábulo espiritual la bella aplicación devocional que Bullinger toma de Bengel: «La largura se extiende a través de todas las épocas desde la eternidad y por toda la eternidad; la anchura se extiende hasta las gentes procedentes de todas las naciones; la altura , a la que nadie puede alcanzar llegar, y de la que ninguna criatura nos puede arrancar, su profundidad , tan honda que no se puede sondear ni agotar».

Las cuatro dimensiones del amor de Cristo, mencionadas por el apóstol, se extienden tanto en las cuatro direcciones de los cuatro puntos cardinales que, en una expresión paradójica, el apóstol pone como sinónimo de comprenderlas (v. Efe 3:18), el «conocer (v. Efe 3:19) el amor de Cristo, que sobrepasa el conocimiento» (lit.). Comenta Foulkes: «El amor de Cristo es infinitamente mayor de lo que el hombre puede plenamente conocer o imaginar; es superior al conocimiento (1Co 8:1), incluso al conocimiento espiritual (1Co 13:2). Necesita hallar expresión en la experiencia, en penas y alegrías, pruebas y sufrimientos, en formas demasiado profundas para ser escrutadas por la mente humana o para ser expresadas por el lenguaje humano».

(E) El fin al que todo esto tiende es algo incomparable e insuperable: «Para que seáis llenados hasta toda la plenitud de Dios» (v. Efe 3:19, comp. con Efe 4:13). Aquí son de notar tres detalles:

(a) El verbo está en aoristo de subjuntivo de la voz pasiva, lo que indica, ya de entrada, una llenura inicial efectiva, semejante a la forma en que la plenitud de la Deidad habita en Cristo (Col 2:9). Dice Foulkes: «Los que hablan de la imposibilidad de esto están en peligro de no entender propiamente el punto de que se trata. Por supuesto que el Dios eterno nunca puede ser limitado a la capacidad de ninguna de sus criaturas ni de todas ellas juntas; pero el apóstol no quiere orar por nada menos que por ver al pueblo de Dios lleno hasta la verdadera llenura de Él mismo cual la quiere introducir en la vida de ellos (véase en Efe 1:23)».

(b) La llenura de que habla Pablo habría de estar en continuo aumento hasta (gr. eis) la llenura de Dios, la cual es inagotable. Una ilustración servirá para entender la aparente paradoja de que algo ya lleno pueda continuar siendo llenado (v. el comentario a 5:18): Un vaso de material elástico puede estar lleno y, sin embargo, seguir llenándose más y más al ensancharse el vaso. Algo parecido ocurre en el creyente sediento de Dios (comp. con Sal 42:2; Sal 63:1).

(c) La plenitud (gr. pléroma, el mismo vocablo de Efe 1:23 y Col 2:9) ha de entenderse en sentido activo, de genitivo subjetivo: Dios es el que llena de Sí mismo. Ése es siempre su sentido, excepto el tan discutido lugar de Efe 1:23, ya comentado.

4. El apóstol termina el capítulo, y toda la parte doctrinal de la Epístola, con una amplia doxología al inmenso poder de Dios (vv. Efe 3:20, Efe 3:21): «Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos, según el poder, el que (lit.) actúa en nosotros, a Él sea gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén». Varios detalles merecen especial atención.

(A) Lo primero que se percibe ya a primera vista es la acumulación de magnitudes como en una pirámide de sucesivas superaciones, desde el hupér pánta: «por encima de todo» (lit.) hasta la triple escalada del adverbio huperekperissoú: «por encima de lo que sobreabunda» (hupér+ek+perissoú). Parece como si Pablo no hallase en el rico idioma griego suficientes vocablos para expresar el concepto que tiene del infinito poder de Dios, puesto en acción a favor de sus hijos.

(B) Ese poder es el que actúa (el original repite el artículo que ya iba delante de poder. Ver el comentario a Jua 10:11, donde aparece dos veces un caso semejante) en nosotros (comp. con Flp 2:13). «Está presente en las vidas de los hombres cuando Cristo está residiendo (v. Efe 3:17) y cuando el Espíritu Santo está obrando en el hombre interior (v. Efe 3:16)» (Foulkes). Hallamos la misma forma media-pasiva del participio de presente de (Gál 5:6 (energouménen, aquí en acusativo ).

(C) Pablo afirma que a Dios Padre le es debida la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús (v. Efe 3:21). Comenta Foulkes: «La Iglesia es la esfera en que se lleva a cabo el propósito de Dios en la tierra, y aun en los cielos tendrá la tarea de proclamar la multiforme sabiduría de Dios (Efe 3:10) … Segundo, es en Cristo Jesús mismo, porque el tema del apóstol en estos capítulos ha sido el propósito de Dios en Cristo :Cristo el Principio, Cristo el Salvador, Cristo la Fuente de unidad».

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