Éxodo 8:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Éxodo 8:1 | Comentario Bíblico Online

Faraón recibe aquí la amenaza, y después la plaga de ranas, como después, en este mismo capítulo, de mosquitos y de moscas, que son animales pequeños y aparentemente despreciables e indignos de ser tomados en consideración, pero que, sin embargo, debido a su incalculable número produjeron a los egipcios dolorosas y terribles plagas. Como ha dicho alguien, el poder de Dios se manifiesta lo mismo en la creación de una hormiga que en la de un elefante. De igual modo su providencia al servicio de sus propios designios se muestra tan efectiva mediante las más insignificantes criaturas como mediante las más poderosas y notables. Así lo hizo con Faraón, mediante mosquitos y moscas, para humillar su orgullo y castigar su insolencia. ¡Qué mortificación debió de ser para Faraón, aquel altivo monarca, verse obligado a doblar sus rodillas y forzado a someterse por medio de tan despreciables animales! En cuanto a la plaga de ranas, podemos observar:

I. Que fue precedida de una amenaza. Dios ordenó a Moisés que advirtiese a Faraón de otro juicio que se cernía sobre él, en caso de que continuase obstinado. Dios no suele castigar a los hombres por sus pecados, sino sólo cuando persisten en ellos. En caso de que Faraón rehusara, la plaga se extendería de un modo formidable.

II. Que fue ejecutada con todas sus terribles consecuencias. Al rehusar Faraón atender a las demandas del Señor, le da orden a Aarón que desencadene la plaga. Innumerables ranas invaden el país, y los egipcios se ven incapaces de detener su avance. Compárese esto con la profecía del ejército de langostas en Jon 2:2 y siguientes y véase Isa 34:16-17.

III. Que los magos imitaron la plaga, por permisión de Dios (v. Éxo 8:7). Ellos también trajeron ranas, pero no pudieron retirar las que Dios había enviado. Los magos intentaban engañar. Pero Dios intentaba por medio de ellos destruir a los que preferían ser engañados.

IV. Que Faraón cedió al principio bajo esta plaga; fue la primera vez que lo hizo (v. Éxo 8:8). Ruega a Moisés que interceda para que se retiren las ranas, y promete dejar marchar al pueblo de Israel.

V. Que Moisés fija un plazo con Faraón, y obtiene de Dios en oración que retire las ranas. Faraón da plazo hasta mañana (v. Éxo 8:10), fatídica palabra en boca de muchos, pues sólo sirve para aplazar sine die una resolución firme que debería tomarse sin demora. En respuesta a la oración de Moisés, las ranas que causaban estragos en un día, habían perecido totalmente al día siguiente.

VI. Que el resultado final de esta plaga fue negativo (v. Éxo 8:15): Viendo Faraón que le habían dado este respiro, sin considerar lo que el día anterior había sentido, ni temer lo que al día siguiente podía ocurrirle endureció su corazón. Nótese: 1. Que mientras el corazón no es renovado por la gracia de Dios, las impresiones producidas por la aflicción no perduran; las aparentes convicciones se borran, y las promesas arrancadas en momentos de apuro se olvidan. 2. Que los pecadores impenitentes abusan vergonzosamente de la paciencia de Dios. Dios, generosamente les otorga una tregua, a fin de que obtengan paz con Él (Rom 5:1); ellos, en cambio, aprovechan la oportunidad para reagrupar las cobardes fuerzas de su obstinada infidelidad (v. Ecl 8:11; Sal 78:34.).

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