Ezequiel 17:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Se le ordena aquí al profeta (v. Eze 17:2) proponer un enigma a la casa de Israel, pero no para desconcertarlos, puesto que inmediatamente les va a decir lo que significa. Pero tiene que dar el mensaje envuelto en una parábola (hebr. mashal) aunque, en realidad, es más bien una alegoría , a fin de que puedan recordarlo mejor y comunicarlo a otros. Los ministros de Dios deben probar y ensayar diversos métodos para hacer el bien; y habrían de llevar a su predicación lo que es familiar, y llevar a su conversación familiar también lo que es parte de su predicación. Ezequiel tiene que comunicar y explicar este enigma o parábola a la casa rebelde (v. Eze 17:12).

1. Nabucodonosor se había llevado, hacía algún tiempo, a Joaquín, el mismo que es llamado Jeconías, cuando sólo tenía 18 años y había reinado en Jerusalén solamente tres meses. Se llevó deportados a Babilonia a él y a sus príncipes (2Re 24:12). El rey caldeo es representado aquí por un águila (v. Eze 17:3) grande, de grandes alas, que simboliza el poder de Nabucodonosor, que se extendía a una región muy extensa del Asia; llena de plumaje de diversos colores, que sugieren las diversas naciones que habían caído bajo su dominio. El águila es ave de presa, que vive de despojos, como los grandes invasores y conquistadores; el Líbano representa a Jerusalén, y la familia real es el cedro. La punta más alta (lit. cabeza) (v. Eze 17:4) de sus renuevos es el rey Joaquín. Lo llevó a un país de tráfico (hebr. érets kenáan), es decir, Caldea, y lo puso en una ciudad de comerciantes (hebr. ir rokhlim), es decir, Babilonia.

2. Al llevarse al rey Joaquín a Babilonia, dejó por rey en su lugar a su joven tío Sedequías (vv. Eze 17:5, Eze 17:6), que está aquí (v. Eze 17:5) representado por la simiente de la tierra, es decir, del linaje real, nativo de Judá, en lugar de poner allí a uno de sus príncipes; fue sembrado en suelo fértil, pues todavía lo era, y lo puso junto a aguas abundantes, a fin de que creciese y se desarrollase con vigor. Así sucedió (v. Eze 17:6): Era de baja altura, pues era ahora un Estado-vasallo, cuyas ramas miraban hacia el águila, pues Sedequías tenía que servir al rey caldeo, y sus raíces estaban debajo de ella, del águila, a fin de que no se extendiera más de lo que se lo permitiese el rey de Babilonia (comp. con el v. Eze 17:14). Los versículos Eze 17:13 y Eze 17:14 especifican que Nabucodonosor hizo pacto con Sedequías y le hizo prestar juramento, asegurándole su trono de vasallo, la vid de poca altura del versículo Eze 17:6, con tal que Sedequías le fuese leal (comp. con 2Cr 36:13).

3. A Sedequías le fue bien mientras continuó leal al rey de Babilonia y, si se hubiese dedicado a la reforma de su reino y se hubiese vuelto a Dios y a su deber, quizás habría recuperado pronto su primera dignidad (como sugiere el v. Eze 17:6), al ser útil a su país como una vid que, aunque de poca altura, extiende sus ramas; y es mejor ser una vid extendida, aun cuando sea de poca altura, que un encumbrado cedro de poca, o nula, utilidad. Nabucodonosor estaba contento, porque las ramas miraban hacia él y se apoyaban en él como la vid en una pared, y participaba además él abundantemente de los frutos de dicha vid. Las raíces estaban también debajo de él, bajo su dominio y control. Los judíos tenían motivo para estar complacidos, si no satisfechos, al tener su propia vid, que extendía sus ramas y echaba renuevos. Véase cómo los juicios de Dios vinieron gradualmente sobre este pueblo provocador, dándoles así plazo para arrepentirse. Es cierto (v. Eze 17:14) que el reino quedaba en baja condición, pero era para ver si llegaban a humillarse.

4. Sedequías no se percató de lo que más le convenía, sino que se llegó a impacientar de ser tributario del rey de Babilonia y entró en una conjura privada con el rey de Egipto. Si se hubiese portado fielmente, habría podido ser una vida muy buena. Pero había otra gran águila (v. Eze 17:7) a la que le había cobrado afecto y en la que había puesto su confianza, y ésa era el rey de Egipto. Los dos potentados, el rey de Babilonia y el de Egipto, eran dos grandes águilas, aves de presa. De esta gran águila que era el rey de Egipto, se dice que tenía grandes alas y muchas plumas, pero no se dice que fuese de largas plumas remeras (comp. con v. Eze 17:3), ya que su dominio no alcanzaba tanto como el del rey de Babilonia. El rey Sedequías, al prometerse libertad, se hizo vasallo del rey de Egipto, por lo que se dice (v. Eze 17:7) que esta vid dobló hacia ella (hacia la segunda águila el rey de Egipto ) sus raíces y extendió hacia ella sus ramas, dando a entender que codiciaba en gran manera una alianza con ella, para ser regada por ella, al ser así que para nada necesitaba de esta ayuda, puesto que estaba plantada (v. Eze 17:5) junto a aguas abundantes. Esto se explica en el versículo Eze 17:15, donde se nos dice que Sedequías se rebeló contra él (el rey de Babilonia) al enviar embajadores a Egipto para que le diese caballos y mucha gente, a fin de equiparse con los medios suficientes para contender con el rey de Babilonia.

5. Dios amenaza aquí a Sedequías con la completa destrucción suya y de su reino, por su rebelión traicionera contra el rey de Babilonia. Esto está representado en la parábola (o alegoría) mediante la figura de ser arrancadas sus raíces por el águila primera (v. Eze 17:9), ser destruido su fruto y quedar secas todas sus hojas lozanas. La conjura con Egipto no va a prosperar; se va a marchitar por completo. Ha menospreciado el juramento y ha quebrantado el pacto (v. Eze 17:19), y el Señor Jehová lo hará recaer sobre su cabeza el castigo vendrá a caer allí donde surgió el pecado . al comparar el versículo Eze 17:19 con el versículo Eze 17:13, Fisch comenta: «La violación de una alianza hecha en el nombre de Dios, incluso con un pagano como el rey de Babilonia, equivale a quebrantar un pacto con Dios mismo».

(A) Su sentencia es ratificada por un juramento de Dios (v. Eze 17:16): «Vivo yo, dice el Señor Jehová, que … en medio de Babilonia morirá».

(B) Esta sentencia está justificada por la enormidad del crimen del que es culpable. Ha sido muy ingrato con su bienhechor, quien le hizo rey cuando bien podía haberle hecho prisionero y esclavo. Su falsedad fue tremenda. Menospreció el juramento y quebrantó el pacto (vv. Eze 17:15, Eze 17:16, Eze 17:18, Eze 17:19). El juramento con que se había ligado al rey de Babilonia era un juramento solemne, como se ve no sólo por la frase (v. Eze 17:18) «cuando he aquí que había dado su mano», sino también por las expresiones de Dios (v. Eze 17:19) «mi juramento … mi pacto». Este pecado de Sedequías es el que Dios va a hacer que recaiga sobre su cabeza (v. Eze 17:19, al final), pues ha sido una infidelidad cometida contra Dios mismo (v. Eze 17:20, al final). Aunque Nabucodonosor era un adorador de falsos dioses, el verdadero Dios, sin embargo, será el vengador de este crimen cuando uno de Sus adoradores quebranta el pacto con el caldeo, porque la verdad es una deuda que tenemos para con todos los hombres.

(C) El castigo corresponderá al pecado. Sedequías se había rebelado contra el rey de Babilonia, y el rey de Babilonia será el que lo prenderá y se lo llevará a la capital de su reino (v. Eze 17:16). Dios mismo será el que dirigirá la operación contra él (v. Eze 17:20): «Extenderé sobre él mi red, y será preso en mi lazo y le haré venir a Babilonia». Había confiado en el rey de Egipto, pero el rey de Egipto no iba a poder ayudarle (v. Eze 17:17): «Y ni con su poderoso ejército ni con mucha compañía le socorrerá Faraón en la batalla». Al aproximarse el ejército egipcio, los caldeos se retiraron del asedio de Jerusalén, pero, al marcharse los egipcios, el ejército caldeo regresó y tomó la ciudad. Sedequías tenía en su ejército hombres escogidos, pero, a pesar de que se puede suponer que fuesen los mejores soldados que el reino podía aportar, se convertirían en fugitivos y caerían a espada (v. Eze 17:21). Los detalles del cumplimiento de esta profecía pueden verse en Jer 52:7. Por cierto, el texto masorético dice: «Y todos sus fugitivos» (hebr. mibrajav), al comienzo del versículo Eze 17:21. Pero hay bastantes MSS hebreos que leen mibjarav (hombres escogidos, como en Dan 11:15), y ésa es la lectura que siguen la mayoría de las versiones.

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