Estudio Bíblico | Explicación de Ezequiel 36:8 | Comentario Bíblico Online
Aquí aparecen las promesas del favor de Dios hacia Israel, y la seguridad que les da de la gran misericordia que les tiene reservada.
1. El profeta tiene que decir a los montes de Israel (v. Eze 36:8), ahora desolados y despreciados, que Dios está por ellos (comp. con Rom 8:31) y a ellos se volverá (v. Eze 36:9). Sus legítimos dueños volverán a tomar posesión de ellos, porque (v. Eze 36:8, al final) están a punto de volver. Aunque están dispersos por muchos países, todavía hay esperanza para Israel (Jer 31:17) y los hijos volverán a su propia tierra. Y es ahora cuando ha llegado el tiempo de que vuelvan. Los montes de Israel están desolados; pero Dios hará que sean muchos los hombres que pasen por ellos (v. Eze 36:10), toda la casa de Israel, no como viajantes, sino como residentes. Al haber disfrutado de sus sábados por tantos años, la tierra será tanto más fértil: «seréis labrados y sembrados» (v. Eze 36:9, al final); «llevaréis vuestro fruto (v. Eze 36:8) para mi pueblo Israel».
2. El pueblo de Israel se restablecerá de forma cómoda en su propio país (v. Eze 36:10): «las ciudades serán habitadas, y edificadas las ruinas». Y (v. Eze 36:11) «os haré morar añade como solíais antiguamente; más aún, os haré mayor bien que en vuestros principios». Nótese que dice (v. Eze 36:10): «… a toda la casa de Israel, TODA ELLA» (nótese el énfasis que Dios pone en ello), es decir, no sólo de todos aquellos (Esd 1:5) cuyo espíritu despertó Dios para subir, etc. (como quiere M. Henry), sino de todos los que hayan sobrevivido a la Gran Tribulación, pues «las condiciones aquí descritas son claramente mileniales» (Feinberg).
3. El baldón antaño lanzado contra la tierra de Israel por los espías malvados de que era «tierra que traga a sus moradores» (v. Eze 36:13; comp. Núm 13:32) por las luchas continuas a fin de ocuparla en exclusiva, y quizá también por las frecuentes sequías (v. Eze 36:30), no volverá a repetirse (v. Eze 36:14): «por tanto, no devorarás más hombres, y nunca más matarás a los hijos de tu nación, dice el Señor Jehová». Y cuando una nación disfruta de paz completa (v. Eze 36:15), especialmente cuando reina la justicia, al quitarse de en medio el desorden y el crimen, ya no se oye más el ultraje de las naciones ni el denuesto de los pueblos.
