Hechos 25:13 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Ahora tenemos la preparación que se hace para que Pablo sea oído ante el rey Agripa, aunque sólo sea para satisfacer su curiosidad.

1. La visita amistosa que Agripa giró al gobernador, recién instalado en la provincia (v. Hch 25:13). Los visitantes eran Agripa y su hermana mayor, Berenice (ambos, hermanos de Drusila). Recordemos también que Agripa era hijo de Agripa I, el que había hecho decapitar a Santiago el hermano de Juan (Jua 12:1.) y pensaba hacer lo propio con Pedro sin lograrlo; murió él mismo poco después, comido de gusanos. Era, pues, bisnieto de Herodes el Grande, bajo cuyo reinado nació el Señor. Berenice había quedado viuda de su tío Herodes, y vió con este hermano suyo hasta que volvió a casarse con Polemón rey de Cilicia, del cual se divorció sin tardar mucho, volviendo a vivir con su hermano en concubinato, según se rumoreaba. Estuvo a punto, además, de casarse con el futuro emperador Tito, aun en vida de Agripa, pero la boda no llegó a celebrarse a causa de la oposición que encontró en amplios sectores de Roma. Estos eran los personajes ante los que Pablo iba a hacer su defensa.

2. El informe que Festo dio al rey Agripa acerca del preso. Como pasaban allí (el rey y su hermana) muchos días (v. Hch 25:14), Festo, para procurarle algún entretenimiento, le habló del caso con todo detalle (vv. Hch 25:14-21): Félix lo había dejado allí preso, los judíos de Jerusalén le habían pedido que lo condenase (v. Hch 25:15), él se había negado a hacerlo sin escuchar al reo (v. Hch 25:16), pero tampoco había dado largas al asunto (v. Hch 25:17), sino que, «al día siguiente, dice, me senté en el tribunal y mandé traer al hombre». Pero, cuando lo trajeron (v. Hch 25:18), ¡cuál no sería su desilusión al ver que no presentaban contra él ningún cargo que tuviese que ver con la ley romana, sino (v. Hch 25:19) ciertas cuestiones acerca de su propia religión, y de un cierto Jesús, ya muerto, del que Pablo afirmaba que está vivo. Puede verse la ligereza con que este gobernador romano habla de Jesús, pero ¿qué se le podía pedir a él, cuando los propios principales sacerdotes de los judíos lo habían condenado a muerte por blasfemo? Para Pablo, en cambio, como para todos los creyentes, el que sea verdad o no que Cristo está vivo, es algo en que nos va la salvación eterna. Festo expresa su perplejidad (v. Hch 25:20) ante el caso, pero, al apelar Pablo al César (v. Hch 25:21), lo había dejado en custodia hasta poder enviarlo a Roma.

3. Agripa se interesa por el caso (v. Hch 25:22) y desea oír a Pablo, pues de este asunto entiende mucho más que Festo. El interés de Agripa por oír a Pablo es semejante al de Herodes Antipas por ver a Jesús: pura curiosidad. Festo le dice: «Mañana le oirás». Y, al día siguiente (v. Hch 25:23), Pablo va a tener la oportunidad de dar su testimonio ante el rey, su hermana y el gobernador, con los tribunos y los hombres más importantes de la ciudad (v. Hch 25:23). Va a poder predicar ante una gran congregación y, lo que es más, ante una congregación de grandes. Félix le había oído en privado, pero Agripa y Festo acuerdan que se le oiga en público. Lucas señala la mucha pompa con que Agripa y Berenice entraron en la sala de la audiencia con el acompañamiento ya mencionado más arriba. Esa regia pompa estaba manchada por la inmoralidad de sus respectivos caracteres, tan viles como el del más bajo criminal y en contraste con la verdadera gloria del preso que iba a comparecer ante ellos.

4. Festo abre la sesión con un discurso, en el que se dirige (v. Hch 25:24) al rey Agripa y a todos los VARONES allí presentes. Parece como si insinuase acerca de Berenice: «¿Qué hace aquí esa mujer?» Presenta luego a Pablo como al hombre respecto del cual toda la multitud de los judíos le había pedido que lo condenase a muerte, pues no merecía vivir más. Pero él (v. Hch 25:5) no había hallado en Pablo nada digno de muerte (¿por qué, pues, lo retenía en prisión?), y como el preso había apelado a César, había determinado enviarlo a Roma. La cosa era (vv. Hch 25:26, Hch 25:27) que no sabía qué escribirle a Nerón acerca de la causa, por lo que rogaba a todos que le ayudasen a examinar al reo para tener algo concreto que decir de él, pues (v. Hch 25:27) le parecía fuera de razón enviar un preso, y no indicar los cargos que hubiera en su contra. ¡Tan confusas eran las informaciones que se le habían dado acerca de Pablo!

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