Isaías 52:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1. Se incita aquí al pueblo de Dios a que se revista de fuerzas a fin de aparecer vigoroso ante la perspectiva de su liberación (vv. Isa 52:1, Isa 52:2). Que dejen de lado su desconfianza, eleven su ánimo y se alienten unos a otros. Despierten de su depresión, miren hacia arriba y en torno suyo, se fijen en las promesas pasadas y en las providencias actuales mediante las cuales estaba Dios obrando a favor de ellos, y que se eleven así sus expectaciones de las grandes cosas que les han de venir de Dios. Despierten también de su embotamiento y de su pereza, pues Jehová les da aquí la seguridad:

(A) De que el cautiverio debe servirles para que se reformen de sus pasadas idolatrías. Los incircuncisos enemigos no habían de volver a venir allá (v. Isa 52:1, al final); tampoco los impuros (los mismos enemigos, según Slotki; los impuros de entre los hijos de Israel, según Moriarty) habían de ser admitidos en la congregación mientras no se purificaran. El nuevo pueblo de Dios es purificado mediante la sangre de Cristo y por la gracia de Dios, para llegar a ser una nación santa (1Pe 2:9).

(B) De que serían rescatados de su cautiverio y no volverían a ser invadidos. Si se mantienen adheridos a su Dios, Él les preservará de sus enemigos; pero, si vuelven a corromperse, Antíoco profanará el templo y, más tarde, los romanos lo destruirán. No obstante, por algún tiempo disfrutarán de paz. Que se preparen para regocijarse (v. Isa 52:2): «Sacúdete el polvo; levántate y siéntate, Jerusalén, etc.». Comenta Trenchard: «En el capítulo Isa 47:1-15 notamos la descripción de la caída de Babilonia bajo la figura de una señora aristocrática y orgullosa que pierde toda su categoría y es humillada hasta el polvo. Aquí hallamos la metáfora a la inversa, pues Sion, tanto tiempo cautiva, afligida y humillada, ha de levantarse del polvo para vestirse de novia, sentándose luego cual reina sobre el trono que Dios le prepara». El Evangelio proclama libertad a los que estaban atados con temores y hace que tomen como un deber el asirse a esa libertad. Todos los que, hasta ahora, han estado fatigados y cargados, pueden hallar descanso en Cristo (Mat 11:28, Mat 11:29); porque, si el Hijo los hace libres, serán libres de veras (Jua 8:36).

2. Dios mismo se incita a Sí mismo a libertar a Su pueblo.

(A) Los caldeos que los han oprimido nunca han reconocido a Dios más de lo que lo reconoció Senaquerib (Isa 10:6, Isa 10:7): «De balde fuisteis vendidos, dice Jehová; nada sacasteis con ello, ni tampoco Yo saqué nada con ello» (v. Isa 52:3). Los babilonios no le dieron gracias a Dios; al contrario, blasfemaron por ello del nombre de Dios. «Por tanto, añade Jehová, sin dinero seréis rescatados» (v. Isa 52:3), como ya estaba prometido (Isa 45:13).

(B) Ya antes se habían hallado con frecuencia en apuros similares; sería, pues, una lástima que también ahora hubiesen de ser dejados en manos de sus opresores (v. Isa 52:4): «Mi pueblo descendió a Egipto en otro tiempo, invitados de modo amistoso a morar allí. Mas luego los trataron como a esclavos y los gobernaron con excesivo rigor. Después fueron libertados por Dios. ¿Por qué no habríamos de pensar que Dios librará hoy también a Su pueblo? Más tarde (v. Isa 52:4), el asirio lo oprimió sin razón, es decir, sin ningún derecho legal o moral (Slotki)».

(C) Jehová se considera a Sí mismo como deportado con Su pueblo a Babilonia (v. Isa 52:5): «Y ahora ¿qué hago aquí, dice Jehová, viendo que mi pueblo ha sido llevado sin motivo?» Comenta Slotki: «En Babilonia, Dios estaba, por decirlo así, juntamente cautivo con Su pueblo, y el opresor se ha vuelto tan degradante e insoportable que tanto la seguridad de Israel como el honor de su Dios demandaban su inmediata liberación del exilio».

(D) La gloria de Dios se va a manifestar en la liberación de ellos (v. Isa 52:6): «Por tanto, por cuanto mi nombre está en la picota, mi pueblo conocerá mi nombre, verá y apreciará lo que mi nombre significa y es capaz de hacer. ¡Heme aquí! (dice literalmente la frase final del v. Isa 52:6)». Como si dijese: «Aquí estoy para cumplir la promesa que hice» (Slotki).

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