Josué 2:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Josué 2:1 | Comentario Bíblico Online

I. La prudencia de Josué al enviar espías para observar este importante lugar de paso, que había de ser conquistado a la entrada misma de la tierra de Canaán: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Moisés había enviado antes espías (Núm 13:1-33) Josué mismo era uno de ellos. Los espías que ahora envía Josué no han de observar, como los de antaño, toda la tierra, sino sólo Jericó. Josué quería extremar sus medidas para dar bien el primer paso y no tropezar en el umbral. Hemos de observar: 1. Que los hombres puestos en alto lugar han de ver también con los ojos de otros, lo cual implica que han de ser muy cautos al escoger a los subordinados. 2. Que la fe en las promesas de Dios no debe suplantar nuestra diligencia, sino animarnos a usar los medios más apropiados. Si nuestras expectaciones sirven de freno a nuestro esfuerzo, no estamos confiando en Dios, sino tentándole. 3. Véase cuán prestos estaban estos hombres a empeñarse en tan ardua empresa, en obediencia a Josué su general, con celo por servir al campamento y dependiendo del poder de Dios.

II. La providencia de Dios al dirigir a los espías a casa de Rahab. No se nos dice cómo pasaron el Jordán, pero llegaron a Jericó, que distaba unos once o doce kilómetros del río, y allí buscaron un mesón que fuese conveniente, lo hallaron en casa de Rahab llamada aquí ramera. Hay expositores que traducen este término por tabernera o posadera, pero, aparte del uso bíblico constante de este término, está el argumento contundente (v. el comentario de Jamieson-Fausset-Brown) de que los mesones orientales nunca son dirigidos por mujeres. Fue seguramente la excelente ubicación de la casa de Rahab la que dirigió a los espías a ella, sin conocer la catadura moral de la dueña. Por otra parte, tenemos aquí importantes lecciones: 1. Que la gravedad de un pecado no es una barrera contra el perdón misericordioso de Dios cuando la fe y el arrepentimiento de una persona llegan a tiempo. Leemos en el Evangelio acerca de cobradores de impuestos y de rameras en camino del Reino de los Cielos, los cuales son bienvenidos a todos los privilegios de dicho Reino (Mat 21:31). 2. Que son muchos los que antes de su conversión son muy viciosos y de baja catadura moral, pero después llegan a sobresalir por su fe y santidad. 3. Que incluso los que, por la gracia de Dios, se han arrepentido de los vicios de su juventud han de esperar llevar encima el estigma que los marcó. Por lo qué parece, el Dios de Israel tenía en toda la ciudad de Jericó un solo partidario, y ese era Rahab la ramera. Con mucha frecuencia, Dios se sirve, para llevar adelante sus propósitos y los intereses de su Iglesia, de personas de moral dudosa o perversa. Si estos espías se hubiesen dirigido a otra casa, es casi seguro que habrían sido traicionados. Pero Dios sabía dónde podían encontrar una persona amiga, aunque ellos no lo sabían, y dirigirles a ella. Quienes reconocen fielmente a Dios en sus caminos, serán guiados por su ojo providente (v. Jer 36:19, Jer 36:26).

III. La piedad de Rahab al recibir y proteger a estos israelitas. Rahab mostró a sus huéspedes algo más que buenas maneras. Por fe recibió en paz (Heb 11:31) a personas contra quienes el rey y el país de ella habían declarado la guerra. 1. Les acogió y les acomodó en su casa, a pesar de conocer de dónde venían y cuál era la empresa que les traía allá. 2. Los escondió por separado, como da a entender el original, en su terrado, que era plano, y los cubrió bajo manojos de lino (v. Jos 2:6). Es curioso que entre las buenas cualidades de la mujer hacendosa, Pro 31:13 cite el trabajo en lana y lino. 3. Cuando los enviados del rey le preguntaron a Rahab sobre los espías, ella negó que estuviesen en su casa. No es extraño que el rey de Jericó ordenase una investigación a fondo (vv. Jos 2:2, Jos 2:3). No sólo negó Rahab conocer a los espías, sino que, a fin de impedir que siguiesen buscándoles por la ciudad, dijo que habían salido de la ciudad, pero que, con toda probabilidad, podrían darles alcance (vv. Jos 2:4, Jos 2:5). Ahora bien:

(A) Estamos seguros de que esta fue una buena obra, pues la refrenda Santiago en su epístola (Stg 2:25) donde dice que Rahab fue justificada por obras, y las especifica diciendo que esto ocurrió cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino, lo cual hizo por fe, con la que superó el miedo a los hombres e incluso la ira del rey. Creyó, por los informes llegados acerca de las maravillas obradas a favor de Israel, que el Dios de Israel era el único Dios verdadero y que, por consiguiente, el designio de ocupar la tierra de Canaán había de ser llevado a efecto. Nótese que quienes toman al Dios de Israel por su Dios, toman también al pueblo de Dios por su pueblo y echan su suerte entre la de los de este pueblo. Y quienes tienen a Dios por refugio, han de ofrecer refugio al pueblo de Dios cuando se presente la ocasión. Esconde a los desterrados … Moren contigo los fugitivos (Isa 16:3, Isa 16:4). Incluso a los enemigos se ha de hacer el bien. Hemos de acoger con alegría las oportunidades de dar testimonio de la sinceridad y del celo de nuestro amor a Dios y rendir arduos servicios a su Iglesia y a su reino entre los hombres.

(B) También hallamos en Rahab algunas cosas que no son fáciles de justificar, pero son fáciles de explicar: (a) Está claro que traicionó a su país al dar cobijo a los enemigos de ese país. Lo que la justifica en esto es que sabía que Jehová le había dado a Israel aquella tierra (v. Jos 2:9); lo sabía por haber oído (y la fe entra por el oír Rom 10:17) que Dios había hecho por ellos irrefutables milagros, los cuales eran garantía de aquella empresa; y sus obligaciones para con Dios eran más altas que sus obligaciones hacia cualquier otra cosa, persona o país. Si sabía que Dios les había dado aquella tierra, habría sido un grave pecado unirse a quienes trataban de impedirles el poseerla. (b) Está claro que engañó a los enviados del rey, al decirles repetidas mentiras. ¿Qué diremos a esto? Si hubiese dicho la verdad o hubiese permanecido en silencio, habría traicionado a los espías, y no parece ser que se le pudiese ocurrir otra cosa para evitarlo que el desorientar a los oficiales del rey indicándoles direcciones falsas. Es un caso realmente extraordinario, que no puede servir de precedente. Con todo, hay dos circunstancias atenuantes de dichas mentiras: Primera, que en una persona gentil y de baja catadura moral, desconocedora de la Ley de Dios, dicho pecado perdía mucha fuerza, aunque no toda, ya que el fin no justifica los medios (Rom 8:3). Por Stg 2:25 vemos que Dios aceptó, sin embargo, lo que ella intentaba con toda sinceridad y honestidad. Segunda, que la hospitalidad entre los orientales era cosa tan sagrada, que toda otra consideración había de ceder a esta. Como comentan Jamieson-Fausset-Brown, «las leyes de hospitalidad orientales obligan a proteger al peor enemigo, en caso de que éste haya comido la sal de uno. Juzgada por la ley divina, su respuesta fue un expediente pecaminoso; pero al estar su flaqueza unida a la fe, ella fue perdonada por gracia, y fue aceptado su servicio».

Josué 2:1 explicación
Josué 2:1 reflexión para meditar
Josué 2:1 resumen corto para entender
Josué 2:1 explicación teológica para estudiar
Josué 2:1 resumen para niños
Josué 2:1 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí