Jueces 4:4 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Por fin llegó el día feliz de los redimidos, cuando Israel iba a ser librado de las manos de Jabín.

I. La preparación del pueblo para esta liberación, mediante el gobierno y el don profético de Débora (vv. Jue 4:4-5). Su nombre significa abeja, y ella correspondió a su nombre por su laboriosidad, sagacidad y gran utilidad para la nación; dulce para sus amigos y dolorosa para sus enemigos. Era esposa de un tal Lapidot, que significa lámparas. Dicen los rabinos que se había dedicado antes a confeccionar mechas para las lámparas del tabernáculo, con lo que Lapidot vendría a ser un apelativo de oficio, más bien que el nombre de su marido. En todo caso, le venía muy bien ese apelativo, como mujer de luces, por su extraordinaria prudencia y sabiduría. Lo que de cierto se nos dice de ella es que:

1. Era una mujer que tenía comunión íntima con Dios, pues era profetisa.

2. Estaba dedicada totalmente al servicio de Israel. Era juez de Israel en el tiempo en que Jabín los oprimía. Juzgaba, no como princesa que ostenta una autoridad gubernativa, sino como profetisa (hebreo nebiah femenino de nabí), es decir, transmisora de los mensajes de Dios al pueblo.

3. Se nos dice que habitaba (o, según prefieren traducir otros, se sentaba), debajo de una palmera, la cual se llamó, a raíz de esto, la palmera de Débora. Ya fuese que su casa estuviese cercana a esa palmera, o que ejerciese su oficio al aire libre, lo cierto es que la palmera era un buen emblema de la justicia que administraba, la cual se crece ante la oposición, como la palmera bajo presión.

II. El plan proyectado para la liberación de Israel. Débora no era la persona adecuada para ponerse al frente de un ejército, al ser mujer, pero ella fue la que designó como general a Barac de Neftalí. Ni éste podía hacer nada sin la cabeza de Débora, ni ella podía hacer nada sin las manos de Barac; pero entrambos formaron un libertador completo y obtuvieron una liberación total.

1. Bajo la dirección de Dios, ella ordenó a Barac juntar una tropa y hacer frente a las fuerzas de Jabín, mandadas por Sísara (vv. Jue 4:6, Jue 4:7). Es posible que Barac hubiese meditado por largo tiempo sobre el modo de combatir al enemigo, pero había dos cosas que le desanimaban:

(A) Necesitaba que se le comisionase para formar un ejército. Y esto es lo que hizo Débora bajo la dirección de Dios y el sello del Cielo, ya que, como profetisa, podía darle la garantía necesaria: «¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, junta a tu gente en et monte de Tabor …?» (a) Le indica el número de hombres que ha de emplear: Diez mil (b) De dónde los ha de sacar: Únicamente de su tribu y de la de Zabulón que era colindante. (c) Dónde los ha de juntar: En el monte de Tabor, en la próxima vecindad.

(B) Cuando él tuvo preparada la tropa, no sabía de qué forma había de atacar al enemigo, pero Débora le dijo: «Yo atraeré hacia ti … a Sísara … con sus carros y su ejército». Además, le prometió completo éxito: «Y lo entregaré (ella hablaba de parte de Dios) en tus manos.

2. A petición de Barac, ella promete acompañarle hasta el campo de batalla, ya que:

(A) Barac insistía mucho en la necesidad de que ella estuviese presente, con lo que él se sentiría más confiado que con todo un consejo de guerra (v. Jue 4:8): «Si tú vienes conmigo para instruirme y aconsejarme, haciéndome saber la voluntad de Dios en cualquier dificultad, yo iré de muy buena gana y no temeré los carros herrados; pero si no vienes conmigo, no iré». Ninguna satisfacción mayor para él que tener consigo a la profetisa, para dar ánimo a los soldados y para pedirle consejo cuando lo requiriese la oportunidad.

(B) Débora le prometió ir con él (v. Jue 4:9). No había peligro ni fatiga que pudiera desanimarla de hacer todo cuanto estuviera en su mano para el servicio de su país. Débora era el «vaso más frágil», sin embargo, su fe era más fuerte. Y aun cuando condesciende a ir con Barac, ante la insistencia de éste, le echa en cara con suave ironía, su falta de resolución y bravura. «Mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, como lo habría sido si hubieras marchado solo, porque en mano de mujer entregará Jehová a Sísara», esto es: (a) El mundo atribuirá la victoria a las manos de Débora. (b) Dios completará la victoria por mano de Jael. La labor de estas dos mujeres eclipsará la gloria de Barac.

(C) No obstante esta reconvención de Débora, Barac estima el éxito de su empresa mucho más que su propio honor y, por consiguiente, no retira su petición.

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