Lucas 13:6 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Lucas 13:6 | Comentario Bíblico Online

La parábola que hallamos en la presente porción está destinada a reforzar la exhortación al arrepentimiento, que acabamos de comentar: «Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente».

I. La parábola va dirigida primordialmente a Israel. Dios escogió a la nación judía como pueblo escogido suyo, cercano a Él, y esperaba de este pueblo fruto de obediencia; pero ellos no correspondieron a la predilección que Dios les había mostrado, sino que, en lugar de acreditar la profesión que habían hecho (v. Éxo 19:8), la desacreditaron. A consecuencia de ello, Dios determinó justamente abandonarlos; pero, por intercesión de Cristo, como otrora por la de Moisés, les concedió una tregua con prolongación de misericordia, poniéndoles a prueba mediante el envío de sus apóstoles entre ellos para invitarles al arrepentimiento, y ofrecerles perdón en nombre de Cristo. Algunos fueron movidos a la compunción y dieron frutos dignos de arrepentimiento; para éstos no hubo castigo; pero el grueso de la nación continuó en una estéril impenitencia, y vino sobre ellos la ruina sin remedio.

II. Pero la parábola va dirigida también, en general a despertar a todos cuantos tienen los medios de gracia al alcance de la mano, a fin de que los criterios de su mentalidad y el tenor de su vida respondan a las oportunidades que la gracia de Dios les ofrece, pues éste es el fruto que de ellos se espera. Al estudiar la parábola, veamos:

1. Las ventajas de que disfrutaba esta higuera. El dueño la había plantado en su viña, esto es, en el mejor terreno posible y donde iba a recibir mayores cuidados que otras higueras plantadas cerca del camino (v. Mat 21:19). También nosotros somos como higueras plantadas en la viña de Dios, lo cual constituye un gran favor.

2. Las esperanzas que el dueño abrigaba con respecto a esta higuera: «Vino a buscar fruto de ella». No envió a sus criados, sino que vino él en persona. Así Cristo vino a este mundo, vino a los de su pueblo (Jua 1:11), en busca de fruto. El Dios de los cielos demanda y espera fruto de todos cuantos ocupan un lugar en su viña. De nada le servirán los que son como hojas, diciendo: «Señor, Señor» (Luc 6:46). Tampoco le servirán los que son como flores, que prometen primores de hermosura y acaban en desechos de basura (v. Luc 12:27-28). Sólo el fruto de una vida santa le ha de satisfacer (v. Rom 6:22; Efe 2:10; Tit 2:14). El carácter cristiano está configurado en los nueve aspectos del fruto del Espíritu (v. Gál 5:22-23).

3. La decepción que el dueño experimentó en cuanto a las esperanzas que tenía en relación con esta higuera: «Y no lo halló»; no halló fruto, ni siquiera un higo. Da tristeza pensar cuántos son los que disfrutan de los privilegios del Evangelio, pero no hacen nada que sirva para el honor de Dios. Vemos que el dueño de la viña, dirigiéndose al viñador que la trabaja: (A) Se queja de que, tras larga espera, la higuera no le rinde ningún fruto: «Vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo» (v. Luc 13:7). ¡Qué desilusión! (B) Se queja de dos detalles que agravan la infructuosidad de la higuera: (a) «Hace tres años que vengo a buscar fruto … y no lo hallo». Pacientemente, año tras año, había venido personalmente en busca de fruto sin encontrarlo. ¿Por cuánto tiempo se ha llegado Dios a nosotros en busca de fruto, y no lo ha hallado? ¡Y cómo nos aguanta Dios en su infinita paciencia! (b) Esta higuera no sólo no da fruto alguno, sino que «inutiliza también la tierra» (v. Luc 13:7); es decir, ocupa inútilmente el lugar de otra higuera que podría rendir fruto y hace daño al resto del plantío, al chupar del suelo los elementos que podrían beneficiar al viñedo. Así también, los que no hacen el bien dentro de la iglesia, suelen hacer daño con la influencia de su mal ejemplo. Y el daño es tanto mayor, y la tierra es tanto más inutilizada, cuanto más alto y ancho es el lugar que ocupa el árbol, especialmente cuando echa raíces y se hace viejo sin producir fruto.

4. La sentencia que contra la higuera pronuncia el dueño: «Córtala». ¿Qué otra cosa puede esperarse de un árbol que no da fruto año tras año? (comp. con Luc 3:9). ¿Por qué motivo ha de continuar inutilizando la tierra? ¿Qué razón hay para que ocupe en la viña un lugar sin provecho?

5. La intercesión del viñador a favor de la higuera. Cristo es el Gran Intercesor (Rom 8:34; Heb 7:25; 1Jn 2:1), pero también los creyentes han de interceder unos por otros, especialmente, los ministros de Dios, que tienen el deber de orar por aquellos a quienes van a predicar. En cuanto a este viñador, vemos:

(A) Cómo intercede ante el dueño: «Señor, déjala todavía este año» (v. Luc 13:8). No le dice: «Señor, no la cortes jamás», sino «No la cortes todavía»; invoca dilación, no exención. Es una gran misericordia de parte de Dios conceder tiempo para arrepentirse a quienes rechazan la gracia para arrepentirse (comp. con 2Pe 3:9). Sólo a la intercesión de Cristo se debe el que muchos árboles infructuosos no sean cortados inmediatamente. Esto nos invita a preguntarnos: ¿Soy yo como este árbol sin fruto para el Señor? También nos invita a interceder ante el Señor a favor de otros: «Señor, déjalos todavía este año». Así hemos de permanecer en la brecha, para impedir que Dios descargue su ira sobre los árboles de su viña. Pero tengamos en cuenta que las oraciones de otros hermanos a favor de nosotros, aun cuando sirvan para demorar el castigo que merecemos, no han de conseguirnos el perdón de nuestros pecados, a menos que nosotros mismos reaccionemos con fe, arrepentimiento y oración.

(B) Cómo promete trabajar con mayor esfuerzo, durante el año de dilación, para mejorar la condición de la higuera: «Hasta que yo cave alrededor de el/a, y la abone» (v. Luc 13:8). Nuestras oraciones por otros han de ir acompañadas de nuestra acciones; al rogar por otros, hemos de pedir a Dios gracia para cumplir con nuestro deber de ayudar al hermano; de lo contrario, nuestras oraciones serían una burla y mostrarían que no apreciamos en todo su valor la gracia que requerimos para los demás. El viñador de la parábola se comprometió a hacer lo que estaba de su parte, cavando en torno al árbol y abonándolo. Así deben obrar también los ministros del Señor, pues los creyentes infructuosos deben ser despertados de su letargo mediante la corrección que quebrante la dureza del terreno en barbecho, y estimulados mediante las promesas del Señor, que son como el abono que nutre y enriquece el terreno; ambos métodos han de usarse, pues el uno es preparación para el otro.

(C) En qué términos deja el asunto: «Vamos a ver lo que podemos hacer con ella por un año más y si da fruto, bien» (v. Luc 13:9). La palabra «bien» no se halla en el original, y queda la frase en suspenso; pero lo que sigue da a entender claramente la alegría que tanto el dueño como el viñador experimentarán si la higuera, por fin, da el fruto que de ella se esperaba. Cuando un pecador inconverso, o un creyente sin fruto, se arrepienten, se enmiendan y dan fruto, todo trabajo se puede dar por bien empleado: habrá gozo en el Cielo, Dios será glorificado, las manos de los ministros del Señor quedarán reforzadas, la viña de Cristo quedará embellecida, el resto del plantío participará del beneficio, y la higuera que antes era estéril recibirá bendición de parte de Dios (Heb 6:7); todo estará bien.

Pero, «si no [da fruto], la cortarás después» (v. Luc 13:9). Ésta es la posible sombría alternativa. Como comenta Bengel, «el hortelano no dice: Yo la cortaré , pero consiente en que así se haga; él cesará de protestar». La paciencia de Dios retrasa el castigo, pero no lo levanta. El árbol estéril será finalmente cortado y arrojado al fuego. Cuanto más se haya tardado Dios en castigar, tanto más terrible será el castigo. Ser cortado después de tanto esfuerzo por parte del viñador y de tanta paciencia por parte del dueño, es algo muy triste. Cortar un árbol en el plantío del Señor (v. 1Co 3:9), aunque sea una tarea que no se puede evitar, es algo en lo que Dios no se complace. Y los que interceden a favor de higueras estériles, si éstas persisten en su triste condición, estarán finalmente de acuerdo con el justo juicio de Dios, cuando tales árboles tengan que ser cortados.

Lucas 13:6 explicación
Lucas 13:6 reflexión para meditar
Lucas 13:6 resumen corto para entender
Lucas 13:6 explicación teológica para estudiar
Lucas 13:6 resumen para niños
Lucas 13:6 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí