Lucas 2:8 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Lucas 2:8 | Comentario Bíblico Online

Junto con esas circunstancias que denotaban la humillación del Hijo de Dios, el Señor dispuso que hubiese también manifestaciones de su gloria que equilibrasen la situación. Viendo al Salvador envuelto en pañales y recostado en un pesebre, nos vemos tentados a pensar: «Seguramente que éste no puede ser el Hijo de Dios». Pero cuando vemos que su nacimiento es celebrado con alabanzas de un ejército celestial (v. Luc 2:13), pronto nos vemos obligados a rectificar y decir: «Seguramente que éste no puede ser otro que el Hijo de Dios».

En Mateo, se nos refiere la comunicación que, de este nacimiento, hizo Dios a los magos por medio de una estrella, puesto que eran gentiles; pero aquí la comunicación es hecha por medio de ángeles a los pastores, los cuales eran judíos. A cada uno le habla Dios en el lenguaje que le es más familiar.

I. Vemos primero en qué se ocupaban los pastores: «Vivían en el campo y guardaban sus turnos de vela nocturna sobre su rebaño» (v. Luc 2:8). El ángel no fue enviado a los principales sacerdotes ni a los ancianos del pueblo, sino a un grupo de sencillos pastores. Los patriarcas del pueblo judío habían sido pastores, y Dios quería mostrar que aún tenía en gran estima un oficio honesto y útil. No les fueron llevadas las noticias cuando dormían en sus lechos, sino cuando vivían en el campo y estaban en vela. Al estar bien despiertos, podían estar también seguros de lo que veían y oían no como los que se hallan adormilados y pueden sufrir engaño en lo que ven y oyen, como quien despierta repentinamente de un sueño. No estaban dedicados precisamente a actos de devoción, sino que cumplían con su oficio, para que nos percatemos de que no estamos fuera del alcance de las visitas de Dios cuando nos hallamos ocupados en los honestos quehaceres de cada día, ya que no por eso estamos fuera de la presencia de Dios.

II. Vemos luego la sorpresa que causó en ellos la presencia del ángel que irradiaba resplandor sobre ellos: «tuvieron gran temor» (v. Luc 2:9), no precisamente de esperar por ello malas noticias, sino por lo repentino de una experiencia tan extraordinariamente sobrenatural. Claramente se ve por el texto que no esperaban tal aparición. Las visitas celestiales han de alcanzarnos al estar preparados y en vela. Ante el resplandor de la gloria del Señor, la noche se les tornó en día luminoso. Si estamos bien preparados, veremos cómo, muchas veces, la noche de nuestras dudas y perplejidades se convierte, de repente, por inspiraciones y toques amorosos de la divina gracia, en día lleno de luz y de gozo.

III. Cuál fue el mensaje que el ángel comunicó a los pastores (vv. Luc 2:10-12): «Dejad de temer, no es mensaje de ira sino de misericordia, porque mirad que os traigo buenas noticias de gran gozo que lo será para todo el pueblo; que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor» (vv. Luc 2:10-11). Como si dijese: «El Salvador ha nacido en este día; y, puesto que es cosa de gran gozo para todo el pueblo, bueno es que lo publiquéis. Ha nacido en el lugar en que estaba profetizado que nacería, en la ciudad de David; y os ha nacido, es decir, ha nacido para vosotros (v. Isa 9:6), para vosotros, los judíos, en primer lugar, para bendeciros a vosotros, los pastores pues viene a evangelizar a los pobres (Mat 11:5; Luc 7:22). Pero el gozo es para todo el pueblo, pues no hay salvación en otro (v. Hch 4:12)». Y el ángel les da una señal para que lo encuentren sin equivocarse: «Hallaréis un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (v. Luc 2:12).

IV. A continuación tenemos la doxología de los ángeles a Dios y la felicitación que extienden a los hombres, a cuento de este singular acontecimiento (vv. Luc 2:13-14). Tan pronto como el ángel comunicó el mensaje a los pastores, «apareció junto al ángel una multitud del ejército celestial que alababan a Dios» (v. Luc 2:13). Toda comunicación con Dios debe comenzar por «Santificado sea tu nombre». Por eso, los ángeles dicen (no «cantan», a pesar de lo extendida que está la expresión pues los ángeles nunca aparecen en la Biblia cantando): «¡Gloria a Dios en lo más alto!» (v. Luc 2:14), ¡Gloria a Dios, en quien el amor, la sabiduría y el poder se han coligado para darnos esta prueba maravillosa de su misericordia y fidelidad! (v. Jua 1:14 «lleno de gracia y de verdad»). «¡En lo más alto!», de donde nos viene «toda buena dádiva y todo don perfecto» (Stg 1:17). La gloria es para Dios y para Él solo, pues «la salvación es de Jehová» (Jon 2:9), pero el beneficio es para los hombres: «Y sobre la tierra, paz; buena voluntad para con los hombres». No, como traducen algunas versiones, «para los hombres de buena voluntad», porque Dios no habría encontrado ninguno de esta clase (v. Rom 3:9-23). Él no vino a llamar a justos, sino a pecadores» (Mat 9:13; Mar 2:17; Luc 5:32; Jua 9:39). Vino «a buscar y a salvar lo perdido» (Luc 19:10). Si estamos en paz con Dios, todo lo demás irá bien (Rom 5:1), pues paz, para un hebreo, es el cúmulo de todos los bienes, por cuanto el vocablo shalom indica plenitud. Por aquí vemos que todos los bienes de que disfrutamos se deben a la buena voluntad de Dios para con nosotros. Y, si nosotros tenemos el provecho, está puesto en razón que a Él le demos la gloria.

V. La visita que los pastores hicieron al Salvador recién nacido:

1. Primero tomaron la determinación: «Se dijeron los unos a los otros: Vayamos ahora mismo hasta Belén» (v. Luc 2:15). Un testimonio de ángeles, e incluso un testimonio divino, no sufren desdoro por el afán de corroborarlos con la experiencia personal. No dicen: «Vayamos a ver si es verdad o no lo que el ángel nos dijo», sino: «Veamos esto que dicen que ha sucedido, lo que el Señor nos ha dado a conocer». ¿Qué duda podía caber, cuando Dios mismo lo había dado a conocer?

2. E inmediatamente pusieron por obra la resolución que habían tomado: «Fueron a toda prisa» (v. Luc 2:16). No perdieron tiempo, sino que se pusieron en camino a toda prisa y, cuando llegaron al lugar, «encontraron juntamente a María, a José y al recién nacido acostado en el pesebre». La pobreza de la familia y la baja condición del lugar no fueron obstáculo para reconocer en aquel niñito a «Cristo el Señor» (v. Luc 2:11), pues ellos mismos sabían por experiencia propia la posibilidad de una verdadera comunión con Dios en un oficio humilde y en circunstancias de pobreza y baja condición social. Podemos suponer que los pastores referirían a María y a José la visión que habían tenido y las alabanzas que la multitud del ejército celestial había tributado a Dios, lo cual les había animado a venir allá, más que si la noticia les hubiera sido comunicada por los más altos dignatarios de la corte.

VI. El interés que los pastores tuvieron en divulgar las buenas nuevas: «Y después de verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca de este niño» (v. Luc 2:17). Seguramente que divulgaron, no sólo lo que les habían dicho los ángeles, sino también María y José, acerca del niño recién nacido: que era el Salvador, Cristo el Señor, que en Él habría paz en la tierra. Esto lo dirían a todos los parientes y conocidos. A continuación, se nos refiere la impresión que este relato produjo: «Y todos los que lo oyeron, quedaron maravillados de lo que los pastores les contaban» (v. Luc 2:18). Esto es lo que sabemos por el sagrado texto, pero no se nos dice que alguno o algunos de ellos fuesen a inquirir personalmente acerca del Salvador. ¡El asombro no siempre conduce a la entrega de sí mismo al Señor!

VII. El uso que de este misterio hicieron cuantos creyeron en estas cosas:

1. La Virgen María hizo de ello material de meditación personal: No se nos dice que hablara, pero sí que «guardaba consigo todas estas cosas, ponderándolas en su corazón» (v. Luc 2:19). Así como había dejado en manos de Dios, en silencio, el clarificar su virtud cuando era, a los ojos humanos, sospechosa de adulterio, así también ahora deja en manos de Dios, en silencio, el publicar su honor, velado anteriormente. Es para ella suficiente satisfacción el constatar que, aun cuando nadie entre los hombres se haya percatado del nacimiento del niño, los ángeles sí que se han dado cuenta. Las verdades de Cristo son dignas de ser guardadas, y el modo mejor de guardarlas es meditarlas para ponerlas en práctica (v. Jua 13:17). No hay mejor cosa que la constante meditación para que la semilla de la Palabra de Dios eche raíces en la mente y en el corazón (v. Mat 13:6, Mat 13:21).

2. Los pastores hicieron de ello materia de pública alabanza: «Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho» (v. Luc 2:20). Dieron gracias a Dios por la merced singular de haber visto al Salvador. Como pasó después con la Cruz, también ahora el pesebre fue para algunos locura y escándalo, pero otros, como estos pastores, vieron en Él poder de Dios y sabiduría de Dios (1Co 1:24).

Lucas 2:8 explicación
Lucas 2:8 reflexión para meditar
Lucas 2:8 resumen corto para entender
Lucas 2:8 explicación teológica para estudiar
Lucas 2:8 resumen para niños
Lucas 2:8 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí