Marcos 15:22 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Marcos 15:22 | Comentario Bíblico Online

Llegamos aquí a la crucifixión del Señor. Y vemos:

I. El lugar en que fue crucificado: era llamado «Gólgota, que traducido significa: Lugar de la Calavera» (v. Mar 15:22). No cabe duda de que se llamaba así por tener la forma de un cráneo, y es muy probable que se trate de una colina redondeada, que termina fuera de las murallas en el norte de una cadena de cerros, entre los que se hallaba el templo. Una cosa es cierta: Al estar fuera de la ciudad (Jua 19:20; Heb 13:12), no pudo ser el lugar donde se halla ahora la «Iglesia del Santo Sepulcro», ya que ésta se encuentra al norte del monte Sion y dentro de los muros de la ciudad. El nombre de la colina no puede significar que era un lugar de calaveras, puesto que ello habría hecho que el lugar fuese ceremonialmente inmundo.

II. El tiempo en que se llevó a cabo la crucifixión: «Era la hora tercera cuando le crucificaron» (v. Mar 15:25); es decir, entre las nueve y las doce de la mañana.

III. Otras vilezas que cometieron contra Jesús, cuando le crucificaron:

1. «Le daban vino mezclado con mirra», como era costumbre de dar a los condenados a muerte, para aliviarles la agonía, ya que esta pócima actuaba como estupefaciente. Jesús la probó, porque era amarga, «pero Él no la tomó» (v. Mar 15:23), porque quería morir con el pleno uso de sus sentidos y facultades.

2. «Se reparten sus vestiduras, echando suertes sobre ellas para ver lo que cada cual habría de llevarse» (v. Mar 15:24). Las ropas de los ajusticiados eran como la propina que se daba a los verdugos encargados de la ejecución. Juan especifica que «hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica la cual era sin costura» y echaron suertes sobre ella, para que se cumpliese lo del Sal 22:18 (Jua 19:24-25).

3. «Y estaba puesta encima la inscripción de la causa de su condena: EL REY DE LOS JUDÍOS» (v. Mar 15:26). Es éste uno de los detalles en que mejor se ve cómo los relatos de los cuatro Evangelistas se complementan mutuamente, como puede verse en el siguiente cuadro:

 

 

 

 

 

 

Mateo:

 

ÉSTE ES JESÚS,

 

REY DE LOS JUDÍOS.

 

Marcos:

 

 

 

EL REY DE LOS JUDÍOS.

 

Lucas:

 

ÉSTE ES

 

EL REY DE LOS JUDÍOS.

 

Juan:

 

JESÚS NAZARENO,

 

EL REY DE LOS JUDÍOS.

 

 

 

 

 

 

 

TOTAL: ÉSTE ES JESÚS NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS.

Lo curioso es que, en este título, no se alega ningún cargo para sentenciarle, sino que se reconoce explícitamente la soberanía y la realeza de Cristo. Tanto es así que Juan (Jua 19:20-21) nos refiere que los principales sacerdotes, al leer el título, protestaron ante Pilato a fin de que lo corrigiera en el sentido de que Él (Jesús) decía ser rey de los judíos, pero no lo era. A lo que Pilato replicó: «Lo que he escrito, he escrito»; es decir, «escrito tiene que quedar». Muchos comentaristas han visto en estas palabras de Pilato un remanente de valentía, después de tantas humillaciones de parte de los judíos, y como compensación a la cobardía por la que había firmado la sentencia de muerte de Jesús. Por cierto, es de notar, como puede verse en el cuadro anterior, que los cuatro Evangelistas registran la frase «REY DE LOS JUDÍOS». Pilato no se dio cuenta del alcance de lo que había escrito, como Caifás tampoco se había dado cuenta de la frase proferida unos días antes: «nos conviene que un solo hombre muera por el pueblo» (Jua 11:50-52), pero la soberana providencia de Dios hizo así que se proclamase, precisamente desde el patíbulo de la cruz, que Jesús es el rey de Israel, «y su reino no tendrá fin» (Luc 1:33). Oigamos lo que dice el Espíritu Santo, primordialmente a los reyes amotinados contra Jehová y contra su Ungido, pero también a todos nosotros: «Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; pues se inflama de pronto su ira («¡la ira del Cordero!», Apo 6:16). Bienaventurados todos los que en Él se refugian» (Sal 2:12, trad. lit.).

4. «Y con Él crucifican a dos salteadores uno a su derecha y otro a su izquierda» (v. Mar 15:27), y a Jesús en medio de ellos, como enfatiza Juan (Jua 19:18). Mientras vivió en este mundo, solía estar en compañía de pecadores para hacerles bien; ahora, en Su muerte, «fue contado con los pecadores» (Isa 53:12), porque «Cristo Jesús vino al mundo (y salió de él por la muerte) para salvar a los pecadores» (1Ti 1:15). Marcos toma buena nota de que, en esto, se cumplió la profecía de Isaías.

5. Los espectadores, en lugar de condolerse de la ignominia con que trataban a Jesús, añadían insultos infames contra Él:

(A) Incluso «los que pasaban por allí le injuriaban» (v. Mar 15:29). Movían la cabeza con gesto de burla; ante el desvalimiento completo que veían en Jesús, repetían la acusación de los falsos testigos («¡Ah! Tú que destruyes el templo …»; v. Mar 15:29) y le decían en son de mofa: «sálvate a ti mismo bajando de la cruz» (v. Mar 15:30). Al consultar los relatos de los cuatro Evangelistas, nos percatamos de que, de los cinco grupos de personas que aparecen dirigiéndose a Jesús cuando Él estaba en la cruz, únicamente el buen ladrón no le pidió que se salvara a sí mismo, sino que se acordara de él. Este ladrón fue el único que vio claro y no le pidió a Cristo un imposible, sino un recuerdo que Cristo recompensó con la más preciosa promesa.

(B) Incluso «los principales sacerdotes («tomados de entre los hombres … a favor de los hombres … pudiendo sentir compasión»; Heb 5:1-2), burlándose entre ellos con los escribas, decían: A otros salvó; a si mismo no puede salvarse» (v. Mar 15:31). ¡Gran verdad dentro de tal sarcasmo! Si Cristo se hubiese salvado a Sí mismo de la muerte, bajando milagrosamente de la Cruz, todos nosotros «estaríamos aún en nuestros pecados» (1Co 15:17), pues no se habría hecho expiación por ellos (Heb 9:22). Querían ver para creer; pero si hubieran creído antes, como debían y podían, habrían visto ahora lo que no podían ver.

(C) Incluso «los que habían sido crucificados con Él, le insultaban» (v. Mar 15:32) Esta «pluralidad» queda confirmada por Mat 26:44. Por tanto, a la vista de Luc 23:39 y siguientes, hemos de concluir que el «buen» ladrón comenzó insultando también a Jesús, pero, al percatarse de la actitud del Señor y tocado por la gracia y la operación del Espíritu Santo, terminó confesando sus pecados y la inocencia absoluta de Jesús.

Marcos 15:22 explicación
Marcos 15:22 reflexión para meditar
Marcos 15:22 resumen corto para entender
Marcos 15:22 explicación teológica para estudiar
Marcos 15:22 resumen para niños
Marcos 15:22 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí