Mateo 26:31 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Ahora tenemos el discurso de Cristo con Sus discípulos mientras iban de camino.

I. Jesús les predice la prueba por la que tanto Él como ellos iban a pasar. Les habla:

1. De la desbandada que se iba a producir entre ellos (v. Mat 26:31).

(A) Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche. No iban a tener el valor de adherirse a Él, sino que le iban a abandonar cobardemente. En las horas de prueba y tentación, han de esperarse estas cobardías de parte de los discípulos de Cristo; es inevitable, debido a su debilidad. Incluso aquellos cuyos corazones están en correcta posición pueden a veces ser vencidos por una tentación. Hay pruebas y tentaciones de efectos generales: Todos vosotros os escandalizaréis. Aunque no haya más que un traidor, habrá muchos desertores. Necesitamos estar preparados para pruebas repentinas que pueden llegar al extremo en corto espacio de tiempo. ¡Cuán rápidamente puede levantarse una tormenta! La cruz de Cristo es el gran escándalo para muchos que pasan por discípulos Suyos.

(B) Tenía que cumplirse la Escritura: Heriré al pastor. La cita es de Zac 13:7. Las heridas del pastor son aquí los sufrimientos de Cristo; y la dispersión de las ovejas es la desbandada de los discípulos como consecuencia de ello. Cada uno se apresuró a ponerse a salvo, teniéndose por felices los que más lejos se hallasen de la Cruz.

2. Por otro lado, les ofrece la perspectiva consoladora de que volverán a reunirse con Él cuando haya pasado la tormenta (v. Mat 26:32): Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros. Aunque vosotros me abandonéis, yo no os abandonaré; aunque caigáis, yo me preocuparé de que no quedéis caídos finalmente; nos reuniremos de nuevo en Galilea: Iré delante de vosotros como un pastor delante de sus ovejas. El Capitán de nuestra salvación sabe cómo reunir a sus tropas, cuando debido a la cobardía, ha cundido el desorden en sus filas.

II. La presunción de Pedro (v. Mat 26:33): Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. Pedro tenía un buen arsenal de autoconfianza, y siempre se lanzaba a hablar el primero, a veces, lo hacía por buenos impulsos; otras veces, como ahora, sus impulsos le traicionaban.

1. Se comprometió con una promesa de que nunca se escandalizaría de Cristo. Antes de la cena, el discurso de Cristo llevó a los discípulos a un serio examen: ¿Acaso soy yo, Señor? Esta debe ser nuestra preparación. Después de la ordenanza, Su discurso les incitaba a comprometerse en caminar muy cerca de Él, ya que ese es el deber subsiguiente.

2. Se imaginó que estaba mejor armado contra la tentación que ningún otro: Aunque todos … yo no. Pedro da por supuesto que todos, no sólo algunos, pueden escandalizarse, pero él ha de salir mejor que ninguno. Deberíamos siempre decir: Si es posible que todos se escandalicen, hay peligro de que también yo me escandalice.

III. Cristo amonesta a Pedro en particular acerca de lo que iba a hacer (v. Mat 26:34). Se imaginaba Pedro que, en la hora de la tentación, iba a salir mejor librado que los demás, y Cristo le dice que va a salir peor librado que ninguno: «De cierto te digo; haz caso de mi palabra, pues te conozco mejor que lo que tú te conoces». Le dice:

1. Que le había de negar. Pedro había dicho: «Aunque todos … yo no»; y se escandalizó antes que ningún otro.

2. Cuán pronto lo iba a hacer: esta noche, antes que el gallo cante. Como no sabemos lo cercana que puede estar la prueba tampoco sabemos lo cercanos que podemos estar al pecado; si Dios nos deja de Su mano, siempre estamos en peligro.

3. Cuántas veces le iba a negar: tres veces. Cristo le dice que le iba a negar una y otra vez, porque, cuando el pie se nos empieza a resbalar, es más difícil recobrar el equilibrio.

IV. Pedro hace repetidas promesas de fidelidad (v. Mat 26:35): Aunque tenga que morir contigo. Sabía lo que debía hacer, antes morir por Cristo que negarle; y pensaba que querría hacerlo, nunca negar a su Maestro, costase lo que costase; sin embargo, le negó. Es fácil hablar valiente y despreocupadamente de morir, cuando la muerte está distante, pero no es tan fácil cumplir lo dicho, cuando llega el caso y la muerte se muestra con sus verdaderos colores.

Lo que Pedro dijo, lo suscribieron también los demás: Y todos los discípulos dijeron lo mismo. Los buenos son proclives a la confianza en su propia fuerza y constancia. A veces, los que más confían en sí mismos, son los que caen antes y con mayor necedad. Los más seguros de sí mismos son los que menos están a salvo.

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