ORACION | Historias Bíblicas | Ilustraciones | Anécdotas Para Predicar

Historias Cristianas | Ilustraciones | Anécdotas de la Biblia Sobre ORACION para predicar en sermones

LA FE DE UNA NIÑITA

Al final de una reunión, hace algunas semanas, una niñita me entregó un papel. Lo leí. Decía: “Ore a Dios, pidiéndole que mi madre vuelva a casa”. La chiquita estaba sola, el padre había muerto y la madre la había abandonado. Hacía más de un año que había desaparecido. Orar para que la mujer volviera, me era cosa bastante difícil. Algunos días más tarde, recibí otro papelito que decía: “¿Recuerda la niñita que hace poco le pidió que orase por el regreso de su madre? La madre ha vuelto y el viernes estuvo en la reunión con la hija”. Ahora la chica pide que oremos por la conversión de su mamá. Por D.L. Moody

NOTICIA DE UNA MUERTE

La Sra. Reunión de Oración falleció recientemente en la Primera Iglesia Negligente, ubicada en la Av. del Mundo. Ella nació hace muchos años atrás en medio de un gran avivamiento, ella fue una niña muy fuerte y saludable, alimentada con la Palabra de Dios, con abundante testimonios y santidad, creció rápidamente en prominencia y fue uno de los miembros más influyentes en la famosa familia de iglesias de Cristo. Algunos años antes la hermana Reunión de Oración fue menguando su salud gradualmente hasta ser desahuciada por rigidez en las rodillas, enfriamiento del corazón, inactividad, falta de propósito y fuerza de voluntad; por último ella terminó sólo siendo una sombra de su formación feliz. Sus últimas y susurrantes palabras fueron para preguntar por la ausencia extraña de sus amados, ahora ausentes de su presencia, ocupados en sus negocios y en los lugares de diversión del mundo. Su hermano mayor el Sr. Reunión de Estudio Bíblico murió hace muchos años también. Algunos expertos, incluyendo al Dr. Trabajo, el Dr. Reforma y Dra. Unión discrepaban en las causas de su enfermedad fatal, administrándole grandes dosis de reuniones sociales, competencias, deportes y entretenimiento, pero todo fue inútil. La autopsia reveló que la deficiente alimentación espiritual, la falta de fe, sincera consagración y la deserción de sus miembros, fueron la causa que contribuyeron a su muerte. Sólo unos pocos estuvieron en su funeral, sollozando en los recuerdos de su bello pasado y poder. Plañideras cuidadosamente escogidas fueron buscadas para llorar sus recuerdos, pero no aparecieron. No hubo flores, sus himnos favoritos «Maravillosa Gracia» y «Roca de la Eternidad» no fueron cantados; en vez de eso la Srta. Imaginación Moderna interpretó «Bella Isla en Algún Lugar», pero nadie tenía idea dónde podría estar esa isla. Su cuerpo descansa ahora en el cementerio de «Glorias Pasadas» esperando ser llamada arriba. En honor a su partida, las puertas de la Iglesia estarán cerradas por mucho tiempo, salvo cuando la Sociedad de Damas de la Limonada Rosada programa alguna actividad para servir refrescos al equipo de fútbol.

THEODORE EPP

«Si Satanás ha cegado y atado a hombres y mujeres ¿cómo podemos alguna vez ver las almas redimidas? Es allí donde nos toca nuestra obra. Saquear los bienes del fuerte tiene que ver con liberar a los que Satanás ha cegado y tiene atados…. Es allí donde se requiere la oración».

HABIA UNA VEZ UN HOMBRE RICO

La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y derribó sus alfolíes y los edificó mejores, y allí juntó todos sus frutos. Y había mendigos a la puerta de él deseando hartarse de las migajas que caían de su mesa, mas nadie se las daba.Y el rico subía todos los días al templo a orar. Y junto a él iba siempre su hijito Samuel. Y de pie oraba el rico. De esta manera: Señor, te doy gracias que no soy como los otros hombres. Señor, te doy gracias por mi trigo, y por mi maíz y por mis alfolíes. Señor, ¡ayuda a los mendigos, a los hambrientos, a los pobres que no tienen las bendiciones materiales que tengo yo! Y mientras oraba, lloraba.Y aconteció un día, que el pequeño Samuel, después de la visita al templo llegó hasta su padre y le dijo: Padre, hoy como ayer, he escuchado tu oración. ¡Cómo quisiera tener alguno de tus depósitos de trigo! Y el padre le dijo: Todas mis cosas son tuyas. ¿Qué harías con el trigo si lo tuvieras?Y respondió el hijo: ¡Yo contestaría tus oraciones!Alejandro Clifford

ORACIONES CONTESTADAS

«Por supuesto, todo depende de lo que estamos pidiendo en oración. Si estamos lloriqueando, haciendo berrinche, y rogando que no se nos dé la disciplina de la vida que es enviada a nosotros para tumbar algunos conocimientos superficiales de la humanidad en nosotros, la respuesta a esa oración puede nunca llegar. ¡Gracias a Dios! Aunque, en verdad, no es fácil decir eso, con honestidad. Aun, puede nunca llegar, gracias a Dios.Pero si has obtenido tanto como Epicteto—aunque pagano como lo llamaríamos nosotros—su oración diaria era esta: «Oh, Dios, dame lo que tu deseas para mí, porque yo sé que tu escoges para mí es mucho mejor de lo que yo pudiera escoger.»; si tu no estás rogando que se te quite o para zafarte, pero pidiendo gracia y fortaleza para pasar la prueba con honor, «ese mismo día» que oras esa oración, la respuesta siempre llega.»A. J. Gossip, «Experience Worketh Hope» (La Experiencia Produce Esperanza)

PROVERBIO MEXICANO

«Nunca pidas que Dios te dé las cosas; mejor pídele que te ponga donde están las cosas.»

COLGÓ EL TELÉFONO

Una mujer habló por Teléfono al gerente de un teatro y le dijo que había perdido su prendedor de diamantes más valioso la noche anterior. El hombre le pidió esperar en la línea. Se hizo una búsqueda y el prendedor fue encontrado; pero cuando regresó al Teléfono, la mujer había colgado. Esperó a que volviera a hablar, y aún puso un anuncio en el periódico, pero nunca volvió a escuchar de ella. Aplicación – Qué mujer tan tonta, diríamos, pero muchos cristianos son iguales. Oramos a Dios, contándole nuestro problema y necesidad, pero fallamos en esperar la respuesta. Como resultado, perdemos el gozo de una oración contestada, no hallamos la respuesta necesitada y perdemos el deleite y la recompensa de una fe persistente.Pastor Scott P. Brown Elbe – Acapulco, GRO, México

CAMBIÓ DE CANALES

Cuando su esposo, Edmund Gravely, murió al volante de su pequeño avión, su esposa Janice mantuvo el avión en el aire por dos horas hasta que se acabó la gasolina. Durante este tiempo cantó himnos y oró a Dios por ayuda. Cuando su avión iba cruzando la frontera entre Carolina del Sur y Carolina del Norte, pidió ayuda en el radio: «¡Socorro, socorro! ¿No me podrían ayudar? Mi piloto está inconsciente. ¿Podría alguien ayudarme?» Las autoridades que escucharon su llamada de emergencia no pudieron hacer contacto con ella por radio durante el vuelo, porque cambiaba de canales todo el tiempo. La Sra. Gravely finalmente hizo un aterrizaje difícil y gateó 45 minutos a una granja para ayuda. Aplicación – Cuántas veces piden los cristianos ayuda de Dios, pero antes de que su mensaje les llegue, cambian de canales. Van a los recursos humanos para ayuda. Cuando clamas a Dios por su intervención, no le cambies los canales. Escudriña su palabra y deja que te hable.Pastor Scott P. Brown Elbe – Acapulco, GRO, México

CUANDO MOODY ORÓ CON OBISPO CATÓLICO

En los comienzos de la obra en Chicago, grupos de chicos católicos molestaban en las reuniones, arrojando piedras y rompiendo ventanas. Moody fue a ver al Obispo Duggan, y le presentó su queja. El obispo lo recibió con gran cortesía y le dijo que era una lástima que un hombre tan bueno como Moody no perteneciera a la verdadera Iglesia.Al final de la entrevista Moody le pidió que se arrodillara con él, para que ambos pidieran que Dios les indicase la verdad. El obispo se arrodilló, ambos oraron, y después de esa entrevista, no hubo más persecución organizada de parte de los católicos.

26 GUARDIAS BIEN ARMADOS

Alguna vez has sentido la imperiosa necesidad de orar por alguien pero has decidido ponerlo en tu lista de «cosas por hacer» y te has dicho: «Oraré mas tarde». O te ha llamado alguien alguna vez y te ha dicho «Necesito que ores por mí, tengo esta necesidad «. Lee la siguiente historia que me fue enviada hace poco, la cual podría cambiar tu forma de pensar con respecto a las oraciones y la forma de orar.Un misionero en vacaciones contó la siguiente historia cuando visitaba su Iglesia local en Michigan, EU.: » Mientras servía como misionero en un pequeño hospital en el área rural de Africa, cada dos semanas viajaba a la ciudad en bicicleta para comprar provisiones y medicamentos. El viaje era de dos días y debería de atravesar la jungla. Debido a lo largo del viaje, debía de acampar en el punto medio, pasar la noche y reanudar mi viaje temprano al siguiente día. En uno de estos viajes, llegue a la ciudad donde planeaba retirar dinero del banco, comprar las medicinas y los víveres y reanudar mi viaje de dos días de regreso al hospital.Cuando llegué a la ciudad, observé a dos hombres peleando, uno de los cuales estaba bastante herido. Le curé sus heridas y al mismo tiempo le hablé de Nuestro Señor Jesucristo. Después de esto, reanude mi viaje de regreso al hospital. Esa noche acampé en el punto medio y a la mañana siguiente reanude mi viaje y llegué al hospital sin ningún incidente.Dos semanas más tarde repetí mi viaje. Cuando llegué a la ciudad, se me acerco el hombre al cual yo había atendido en mi viaje anterior y me dijo que la vez pasada, cuando lo curaba, el se dio cuenta que yo traía dinero y medicinas. Él agregó: » Unos amigos y yo te seguimos en tu viaje mientras te adentrabas en la jungla, pues sabíamos que habrías de acampar. Planeábamos matarte y tomar tu dinero y medicinas. Pero en el momento que nos acercamos a tu campamento, pudimos ver que estabas protegido por 26 guardias bien armados».Ante esto no pude mas que reír a carcajadas, y le aseguré que yo siempre viajaba solo. El hombre insistió y agrego: «No señor, yo no fui la única persona que vio a los guardias armados, todos mis amigos también los vieron, y no solo eso sino que entre todos los contamos».En ese momento, uno de los hombres en la Iglesia se puso de pie, interrumpió al misionero y le pidió que por favor le dijera la fecha exacta cuando sucedió ese hecho. El misionero les dijo la fecha y el mismo hombre le dijo la siguiente historia. «En la noche de tu incidente en Africa, era de mañana en esta parte del mundo, y yo me encontraba con unos amigos preparándome para jugar golf. Estábamos a punto de comenzar, cuando sentí una imperiosa necesidad de orar por ti, de hecho, el llamado que el Señor hacía era tan fuerte, que les llamé a algunas personas de nuestra congregación que se reunieran conmigo en este santuario lo más pronto posible.»Entonces, dirigiéndose a la congregación le dijo: «todos los hombres que vinieron en esa ocasión a orar, ¿podrían por favor ponerse de pie?» Todos los hombres que habían acudido a orar por él se pusieron de pie, el misionero no estaba tan preocupado por saber quienes eran ellos, mas bien se dedico a contarlos a todos. . . . . .en total 26 hombres.

LUCHANDO EN ORACIÓN POR UN AVIVAMIENTO

Durante diez días antes del día de Pentecostés los apóstoles permanecieron en oración. Cuando Jonatán Edwards predicó su famoso sermón sobre el tema: “Los pecadores en manos de un Dios airado”, había pasado toda la noche anterior en oración. Los avivamientos más notables de Carlos G. Finney eran aquellos en que Amós Clary y otros hombres humildes lucharon en oración con Dios por el éxito de las reuniones. Es un hecho histórico que antes de algunas batallas de la guerra civil de los Estados Unidos de la América del Norte, que el Presidente Abraham Lincoln pasó horas enteras en angustiosa oración. Dios vive y todavía puede oír y contestar la oración del creyente fiel.

ORAR ES TRABAJAR

Un pastor visitaba a una anciana que era miembro de su congregación. Dicha anciana había estado inválida durante mucho tiempo. –Lamento mucho haber llegado a esta hora –le dijo–; pero he tenido que recorrer todo el pueblo antes de venir. –Yo también, señor pastor, acabo de recorrer todo el pueblo. –¿Cómo es posible? Usted no puede moverse de la cama. ¡Ah! –contestó la viejecita–; mi alma no está atada a la cama, y así todos los días recorro el pueblo con mis oraciones, sin moverme de aquí.

ORACIÓN DE UN HEROE DE LA LIBERTAD

Jorge Washington, el primer presidente de los Estados Unidos, envió una circular a los gobernadores de todos los estados, en junio de 1873. En el final de su carta decía: “Mi oración más sincera a Dios es que os bendiga y que tenga vuestro estado bajo su protección. Que él se digne inclinar el espíritu de los ciudadanos a la subordinación y obediencia al gobierno, y despertar un sentimiento de amor fraternal de los unos hacia los otros y, en particular para sus hermanos que han peleado en los campos de batalla; y finalmente, que su gracia nos mueva a todos a hacer justicia, a amar la misericordia y a conducirnos con esa claridad, mansedumbre y templanza que caracterizan al Divino Autor de nuestra bendita religión, pues sin imitarlo con humildad nunca podremos esperar que la nación sea feliz”.

A SALVO DE INCENDIO POR SER “PUEBLO ESPECIAL

La mañana del viernes 30 de noviembre de 1956 los periódicos de Hsinchu, Formosa, tenían un titular con grandes letras negras, el cual decía: “EL INCENDIO MAS GRANDE EN LOS ULTIMOS SESENTA AÑOS”. Lo que más nos interesa de esta noticia es que por donde tenía que propagarse el incendio había cinco hogares cristianos. Cuando la alarma sonó, el cielo estaba enrojecido por el reflejo de las llamaradas y las calles estaban llenas de negro humo. Mientras los bomberos combatían el fuego, uno de los cristianos estaba telefoneando a los otros miembros de la iglesia, y pronto un grupo de éstos se reunió en el lugar del incendio. La situación parecía desesperada. Entonces de todo corazón y a una voz todos ellos clamaron: “Señor, haz que tu santo nombre no sea deshonrado”. Repentinamente, ante los asombrados ojos de miles de espectadores, el fuerte viento que había estado soplando cambió de dirección. Las llamas, que ya habían alcanzado una de las cinco casas de esos cristianos, súbitamente se alejaron de ella y comenzaron a devorar, una por una, ocho de las otras casas que se creía que estaban a salvo. Los cristianos vieron, precisamente delante de ellos, contestadas sus oraciones, y en coro gritaron: “¡Aleluya!”. Cuando se acabó el incendio en esa calle que antes había sido muy transitada, solamente quedaban montones de escombros y de cenizas. Solamente las casas y los talleres de trabajo de cinco familias cristianas permanecían intactos. Muchas de las personas que no eran cristianas únicamente dijeron: “Su Padre celestial los protegió” Pero otras personas criticaron y dijeron: “Los cristianos gritaron ¡Aleluya! Cuando se estaban quemando las casas de las gentes que no son cristianos. Pero el Magistrado de Distrito se encargó de callar a los que murmuraban, con estas palabras: “Yo os diré una cosa. Cuando los cristianos estaban orando a su Dios, vosotros los budistas estabais orando a vuestros ídolos. Pero el Dios de los cristianos contestó, y vuestros dioses no contestaron. ¿Qué tenéis que decir por esto?. No puedo creer que ellos hayan orado pidiendo que sus casas quedaran a salvo y las vuestras fueron destruidas. Estas cosas sucedieron como tenían que suceder; y, ¿Quién es capaz de predecirlas?” El pueblo aceptó la explicación del magistrado y se fue conforme.

CRISTIANOS NOTABLES POR SU ESPIRITU DE ORACIÓN

“El Marqués de Renty, para quien Cristo era lo más precioso, en una ocasión en que se entregaba a sus devociones, indicó a su criado que lo llamara después de media hora. Este, al ir a cumplir con la orden que había recibido, vio tal expresión de santidad en el semblante del Marqués que no se atrevió a hablarle. Sus labios se movían pero no se oía ningún ruido. Esperó hora y media, y cuando lo llamó, el Marqués dijo que el tiempo que había pasado en comunión con Cristo, le había parecido muy corto. El notable misionero Adoniram Judson dijo, refiriéndose a la oración: Arregla tus negocios, si es posible, de manera que puedas dedicar tranquilamente dos o tres horas del día no simplemente a ejercicios devocionales, sino a la oración secreta y a la comunicación con Dios. Esfuérzate siete veces al día por alejarte de las preocupaciones mundanas y de los que te rodean, para elevar tu alma a Dios en tu retiro privado. Empieza el día levantándote a media noche y dedicando algún tiempo en silencio y la obscuridad a esta obra sagrada. Que el alba te encuentre en esta misma ocupación, y haz otro tanto a las nueve, a las doce, a las tres, a las seis y a las nueve de la noche.” “Ten resolución en su causa. Has todos los esfuerzos posibles para sostenerla. Considera que tu tiempo es corto y que no debes permitir que otros asuntos y compañías te separen de tu Dios”. Un predicador escocés decía: “Mi deber es pasar las mejores horas en comunión con Dios. No puedo abandonar en un rincón el asunto más noble y provechoso. Empleo en orar las primeras horas de la mañana porque durante ellas no hay ninguna interrupción. No descuido el buen hábito de orar antes de acostarme; pero tengo cuidado de que el sueño no me venza, y cuando despierto en la noche debo levantarme a orar”.

PARALITICA ORANDO POR LAS MISIONES

Una antigua maestra de escuela llegó a estar paralítica, y dijo a Dios: “¿Cómo puedo servirte, Señor, en esta condición en que estoy imposibilitada?” Y le pareció que Dios le decía: “Todavía puedes orar”. Entonces ella pensó que esto era su gran comisión. Desde entonces la antigua maestra de escuela se puso a orar de una manera especial: ocupaba las mañanas orando por la obra misionera que se hace en un lado del globo terráqueo; y las tardes, orando por la obra misionera que se hace en el otro lado.

LA ORACIÓN DE UN BOXEADOR

La historia quizá no sea cierta; pero se cuenta que en cierto lugar un boxeador se convirtió al evangelio, y dejando las cuerdas del ring, se hizo predicador. En cierta ocasión en que se le hizo tarde para acudir a una cita cruzaba por un atajo para acortar el camino, de pronto le salió el dueño y con palabras duras le insultó y lo retó a pleito, no conociendo quien era. “Bien”, dijo el predicador, “vamos a pelar si usted gusta; pero permítame un momento, pues ha de saber que yo jamás hago algo sin antes orar”. Y diciendo y haciendo, ante la estupefacción del retador, se quitó el sombrero y comenzó a orar diciendo: “Señor, tu sabes que fui boxeador, y sabes a cuántos les deshice los ojos y las narices a bofetones; tú sabes cuántas costillas quebré a golpes a mis contrincantes, y a cuántos mandé a la otra vida con sólo la fuerza de mis puños. No permitas que mate a este hombre, no dejes que se me vaya la mano y…” “Basta ya”, le interrumpió el otro. “No es necesario que luchemos, pase usted por mi terreno las veces que quiera”, y sin más decir, se retiró presuroso. Por demás está decir que nuestro predicador siguió su camino tranquilamente y llegó a tiempo para predicar su sermón.

LA MADRE ORANDO

Ciertos turistas ingleses, deseando poseer unos ejemplares de ciertas flores que solamente debían encontrarse en lo más alto de un peligroso paraje alpino, prometieron una gran cantidad de dinero para quien fuese capaz de alcanzarlas. Al día siguiente llegó ante ellos un joven muchacho con un ramillete de las flores deseadas: Maravillados por la valentía y decisión del joven, le preguntaron: “¿Y no tuviste miedo de despeñarte al fondo del espantoso precipicio?”. –No, señores, no tuve miedo. Mi madre es una pobre viuda y tengo dos hermanitos más pequeños. En mi casa pasamos mucha necesidad. Por eso, para ganar este dinero, me expuse tanto. –Pero… ¿No tuviste miedo? ¿Cómo puede ser? –siguieron preguntándole. –Pues… porque mi madre es cristiana, y yo sabía que ella me ayudaba… estaba orando por mí.

LA MADRE PODEROSA

Conozco a un joven –escribe un pensador americano—cuyo padre murió cuando el muchacho era solamente un niño, y quien, por esto, fue educado por su madre. Hablando un día conmigo, me decía: “Una vez fui muy malo. Cuando me llamó para castigarme y yo temía que me iba a pegar, cayendo a mi lado sobre sus rodillas empezó a orar por mí entre amargos sollozos, suplicando a Dios por su querido hijo. Yo no pude soportar eso y empecé a gritar: “¡Madre, madre… pégame, pégame mucho, pero no ores así por mí, no puedo sufrir tanto!”. Y al fin, el joven me dijo: “Sus palabras llenas de amor y sus oraciones me hacían sufrir más que todos sus castigos corporales. Así me obligaba mi buena madre a seguir por el camino recto”.

UNA ORACIÓN VERDADERA

Un hombre que era cristiano sincero se interesó en evangelizar a la gente de los países lejanos. Al principio oraba de esta manera: “Señor: salva a los paganos”. Y oraba con toda sinceridad. Después cambio la forma de su plegaria, y la pronunciaba así: “Señor: manda misioneros a fin de salvar a los paganos”. Y oraba más fervorosamente. Más tarde oraba con estas palabras: “Señor: si tú no tienes otro a quien enviar, envíame a mí”. Y oraba con todo el fervor de su alma. En seguida comenzó a orar con toda humildad de la siguiente manera: “Señor, tú sabes que soy sincero: envíame a mí; pero si no quieres enviarme a mí, envía a otro”. No estaba contento con esa manera de orar, y entonces oró así: “Envía a quien tu quieras; pero ayúdame a pagar parte de los gastos.” Al orar así se dio cuenta de que había encontrado la manera de orar correctamente.

LO QUE HIZO DIOS POR ESTEBAN

Cuando el doctor Parker era joven, un infiel le preguntó: “¿Qué hizo Dios por Esteban?” queriendo decir Dios debía haberlo salvado de la muerte cruel. Parker contestó noblemente. “¿Qué hizo Dios por él?” Le dio el poder de orar pidiendo el perdón de aquellos que lo apedreaban.”

LA VOLUNTAD DE DIOS EN EL CORAZÓN

He oído hablar de un célebre rey de Polonia, que consumó grandes hazañas. Cuando le preguntaron cuál era el secreto de su éxito, les dijo: “Soy hijo de un gran padre, y llevo siempre conmigo, en un medallón, su retrato. Muy a menudo lo miro”. Cada vez que se disponía a entrar en combate miraba el retrato de su padre y extraía de él el valor necesario. Cuando tenía que reunirse con sus consejeros hacía lo mismo y luego actuaba con limpieza. Es una gran cosa que debe hacer el creyente: llevar consigo la voluntad de Dios en el corazón y luego, antes de hacer cualquier cosa, consultarla siempre.

ENCONTRO AL BUEN SAMARITANO

Una mujer llamada Ana Smith llegó al hogar de una familia muy pobre en donde el jefe de la familia estaba enfermo sufriendo agudos dolores. La mujer entró a visitar este hogar con el propósito de hablarles algo acerca de Cristo. Pero el hombre de muy mal talante dijo a la mujer: “No quiero que nadie ore aquí ni lea la Biblia, pues no creo en ninguna de estas cosas”. Inmediatamente Ana Smith aseguró al hombre y a la esposa afligida que haría algo para ayudarlos, y se fue para conseguir provisiones y ropa para la familia. Cuando la señora Smith regresó, el hombre que bruscamente le había prohibido que orara o leyera la Biblia le dijo: “Léame por favor la historia del Buen Samaritano”. La señora Smith lo hizo con gusto, y cuando terminó de leer dijo el enfermo: “He visto muchos sacerdotes y levitas, pero nunca antes había visto un buen samaritano”. La amargura del hombre y sus prejuicios desaparecieron por causa de una buena acción de una cristiana.

RESULTADOS DE UNA CENA DE NAVIDAD EN UN HOGAR CRISTIANO

Mathra Das era un hombre de Pakistán, de manera que él había adorado ídolos de barro. Su nombre significaba “esclavo de un dios”. Un día de Navidad otros de sus compatriotas que habían oído hablar de Cristo y habían comenzado a recibir las enseñanzas de él tuvieron una cena de Navidad. Mathra Das ayudó a pagar la comida de la misma manera que lo hicieron los demás; pero cuando comenzó el culto de adoración él se sentó a un lado sin tomar parte en nada. Después pidió a uno de los cristianos que le hablara más de aquella religión. Este hombre le dijo que él mismo no sabía mucho. Pero le obsequió un Evangelio de Marcos en Gurmukhi. Das lo leyó. Después compró un Nuevo Testamento en Gurmukhi y lo leyó todo muy pronto. Con frecuencia iba para que un evangelista le explicara aquellas enseñanzas. Al poco tiempo dejó de emborracharse y después fue bautizado con toda su familia. En seguida tomó el nombre de Das Masih, que significa “esclavo de Cristo”.

ORACIÓN DE MARTÍN LUTERO ANTES DE PRESENTARSE ANTE LA DIETA DE WORMS

“Omnipotente y eterno Dios, ¡qué terrible es este mundo! ¡Cómo quiere abrir su quijadas para devorarme! ¡Y qué débil es la confianza que pongo en ti! Dios mío, protégeme en contra de la sabiduría mundanal. Lleva a cabo la obra, puesto que no es mía; sino tuya. No tengo nada que me traiga aquí, ni tengo controversia alguna con estos grandes de la tierra. Desearía pasar los días que me quedan de vida, tranquilo, feliz y lleno de calma. Empero, la causa es tuya; es justa, es eterna. ¡Dios mío, ampárame, tú eres fiel y no cambias nunca! No pongo mi confiaza en ningún hombre. ¡DIOS MIO, DIOS MIO, ¿NO ME OYES? ¿ESTAS MUERTO? NO; NO ESTAS MUERTO; mas te escondes. Dios mío ¿dónde estás? Ven, ven. Yo sé que me has escogido para esta obra. ¡Levántate, pues y ayúdame! Por amor de tu amado Hijo Jesucristo, que es mi defensor, mi escudo y mi fortaleza, ponte de mi lado. Estoy listo, dispuesto a ofrecer mi vida, tan obediente como un cordero, en testimonio de la verdad. Aun cuando el mundo estuviera lleno de diablos; aunque mi cuerpo fuera desconyuntado en el ‘potro’, despedazado y reducido a cenizas, mi alma es tuya: tu Sagrada Escritura me lo dice. Amén. ¡Dios mío, ampárame! Amén”.

LA RECETA DEL MÉDICO DIVINO

Una misionera estaba sola en un lugar de China, muy enferma, entre gente pagana, y lejos de las personas que podrían ayudarla. La misionera, en medio de su aflicción clamó a Dios en oración pidiéndole que la ayudara en situación tan difícil. Desde otro lugar en China un comerciante le envió varias cajas grandes de avena escocesa, sin que la misionera se las hubiera pedido. Ella tenía unos botes de leche condensada. Con estas dos cosas tuvo que alimentarse y conservar la vida durante cuatro semanas. Después de este tiempo la misionera se sentía perfectamente bien de salud. Pasado algún tiempo estaba ella en un grupo de varias personas cristianas entre las cuales había un médico, y todos le pidieron que relatara con pormenores su enfermedad. Terminando esto, el médico dijo: “Dios oyó las oraciones de usted y le dio más de lo que usted puede imaginar, pues para la enfermedad que usted padeció, nosotros los médicos recomendamos como único alimento y medicina la avena mondada, cocida en agua y leche hasta formar un líquido espeso. Así pues, Dios providencialmente le recetó y le envió el remedio más apropiado.

ALGUNOS EJEMPLOS DE ORACION

Moisés clama a Dios, y el mar es dividido; Josué ora, y Achán es descubierto, Ana ora, y nace Samuel; Asa ora y gana una victoria; Daniel ora, y le son reveladas las setenta semanas; Mardoqueo le ordena a Ester que ayune y ore, y Amán muere en la horca que él mismo había mandado levantar para Mardoqueo; Nehemías ora, y el corazón del rey se ablanda en un minuto; Elías ora, y la lluvia desciende a la tierra; Eliseo ora, y el Jordán es dividido; Eliseo ora, y un niño resucita; la iglesia ora ardientemente, y Pedro es libertado por un ángel; Pablo y Silas oran y cantan, y las puertas de la prisión les son abiertas y caen las cadenas de todos los presos. Hay millares de ejemplos que manifiestan el éxito de la oración.

ORACIÓN POR MI HIJO

Traigo, Señor, ante tus pies mi hijo Para que tú lo mires con amor. ¡Misericordia: para su inocencia; para su frágil vida: compasión! Su porvenir observo con zozobra: La tierra gime bajo gran dolor. Aparta tú el mal de su camino Y disfrute tu eterna protección. Tu bendición me alcance para hacerlo De tus leyes morales, expresión. Que yo en mi hora de morir lo sepa Del mundo y de la vida vencedor.

Ilustraciones, historias, anécdotas cristianas para predicar en sermones, reflexionar y leer. Las cuales son pequeñas e impactantes, además están separadas por temas de la Biblia sobre ORACION. Estas son historias marcantes, cortas y en orden, para predicar a los jóvenes y adultos, sobre ORACION. Todos los versículos Bíblicos son de la versión Biblia Reina Valera 1960.

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