Rut 1:6 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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I. El afecto que Noemí conservaba hacia su país de origen (v. Rut 1:6). Aunque el país de Moab le había ofrecido por algún tiempo sustento y cobijo en días de necesidad, no pensaba en permanecer allí para siempre; sólo podía satisfacerla la tierra santa, en la que se hallaba el santuario de Dios.

1. Dios, por fin, tuvo misericordia de su pueblo y les visitó dándoles pan (v. Rut 1:6). La abundancia es don de Dios. Su misericordia en visitarles con pan, es decir, con alimento corporal, era tanto más apreciada cuanto más severa había sido el hambre, pues los bienes se aprecian mejor cuando nos han faltado anteriormente.

2. Noemí recibió, pues, buenas noticias de que en Belén había pan; así que pensó volver de inmediato allá. Aunque tengamos razones buenas para hallarnos en algún mal lugar, no debemos quedarnos allí cuando las razones han cesado de existir. Una ausencia forzada de las ordenanzas de Dios, y una presencia forzada entre los malvados, son grandes aflicciones; pero sólo se convierten en pecado cuando cesa la fuerza mayor, y la persona continúa allí por su propia elección. El país de Moab se había convertido para Noemí en un lugar de melancolía, y desea volver a Canaán. Si la tierra nos resulta amarga es para que suspiremos por ir al Cielo.

II. El afecto que le profesaban sus nueras, especialmente Rut, al que ella correspondía con el mismo afecto.

1. Fueron tan amables que se ofrecieron a acompañarla en el viaje de regreso a la región de Judá. Con esto vemos, por una parte que ella, como fiel israelita, se había portado amablemente con ellas y se había ganado su cariño y, por otra parte, que Orfá y Rut tenían un justo sentido de la amabilidad de su suegra. Habían permanecido unidas, aun después de la muerte de aquellos por quienes les venía la mutua relación. Aunque las nueras retenían su devoción a los dioses del país (v. Rut 1:15), y Noemí se mantenía fiel al Dios de Israel, esta discrepancia no era obstáculo al afecto que se tenían, mostrado en la práctica de los mutuos deberes. Nueras y suegras se hallan, con frecuencia, enfrentadas (Mat 10:35), por lo que resulta más digno de alabanza el que convivan en paz y amor.

2. Cuando habían caminado juntas algún trecho, Noemí las invitó tiernamente a que volvieran cada una a la casa de su madre (v. Rut 1:8), con esto les sugirió que sus respectivas madres les resultarían más agradables que la suegra, especialmente cuando sus madres tenían casa y ella no tenía por ahora ni siquiera un lugar propio donde reclinar la cabeza. Las despidió, pues:

(A) Con agradecimiento: Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo (v. Rut 1:8).

(B) Con oración. Cuando dos amigos se despiden, bueno es que se despidan con oración. Las despide con una bendición en que menciona por dos veces el nombre de Jehová, el Dios de Israel, único Dios verdadero, a fin de exhortarlas a que alcen sus ojos a quien es la única fuente de todo bien (Stg 1:17). Y añade: Os conceda que halléis descanso, cada una en casa de su marido (v. Rut 1:9); con ello les deseaba un feliz y próspero nuevo matrimonio.

(C) Con gran afecto: Las besó, y desea tener mucho más y mejor que dejarles, pues no tenía ni plata ni oro. No obstante este beso de despedida era el sello de una profunda y sincera amistad.

3. Las dos jóvenes viudas no querían separarse de su buena suegra, tan fuertemente las había ganado la buena conducta de esta piadosa israelita: Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo (v. Rut 1:10). Es un ejemplo, poco frecuente, de afecto a una suegra y una evidencia de que, a través de ella, se habían formado una buena opinión del pueblo de Israel. Incluso Orfá, que después se volvió a sus dioses, parecía ahora resuelta a marchar con Noemí.

4. Noemí resolvió disuadirlas de que marchasen con ella (vv. Rut 1:11-13).

(A) Les hizo ver la desolación en que se hallaba. Si hubiese tenido otros hijos en Canaán con quienes ellas pudieran casarse de nuevo, les serviría de aliento para esperar asentarse cómodamente en Belén. Pero una de las mayores penas que sentía era que, en la pobre condición a la que se veía reducida, no estaba en su mano hacer por ellas lo que desearía, por lo que se lamenta de la aflicción que, por esta causa, les había sobrevenido a ellas. Los ánimos generosos soportan sus propios reveses mejor que el pesar que de ellos se les deriva a otras personas. Noemí soportaba su indigencia mejor que el pesar de sus nueras.

(B) ¿Hizo bien Noemí al tratar de disuadir a sus nueras de que marchasen con ella, cuando habría podido salvarlas de la idolatría de Moab y llevarlas a la fe y a la adoración de Israel si hubiesen venido con ella? No cabe duda de que Noemí lo deseaba, pero: (a) Si venían con ella, no podía tomarlas a su cargo ni imponerles las creencias. Quienes hacen profesión de fe sólo por complacer a sus parientes o amigos, suelen ser conversos de poco valor y de corta duración. (b) Si venían con ella, había de ser porque así lo deseaban libremente y, en tal caso, convenía que se sentasen primero a calcular el costo, como deben hacer todos los que profesan la fe cristiana.

Siempre es bueno que se nos advierta del lado oscuro de las cosas, no sólo del lado rosa. Éste es el método que siguió nuestro Salvador con aquel que, en un momento de gran entusiasmo, le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. «Ven, ven vino a decirle el Señor , ¿te atreves a llevar la vida que yo llevo? El Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza. Toma nota de esto, y considera luego si tendrás corazón para compartir su suerte» (Mat 8:19, Mat 8:20). Y así es como trata Noemí con sus nueras. Los pensamientos que maduran en resoluciones mediante seria consideración llevan las de perdurar en el corazón, mientras que los que maduran demasiado pronto suelen corromperse con suma facilidad.

5. Orfá no necesitó muchas razones para persuadirse a seguir la corrupción de su corazón y volverse a su país, a la casa de su padre y a su parentela y, con ello, a sus dioses falsos, ahora que tenía la oportunidad de escuchar un llamamiento eficaz para dejarlos. Ambas alzaron otra vez su voz y lloraron (v. Rut 1:14), profundamente impresionadas por las palabras de Noemí. Pero tuvieron en una y otra un efecto distinto: mientras los inconvenientes expuestos por Noemí retrajeron a Orfá y la inclinaron a volverse a su país, a Rut la corroboraron en su resolución de marchar con su suegra. En efecto:

(A) Orfá besó a su suegra, esto es, se despidió afectuosamente de ella, pero la dejó para siempre. Este beso mostraba que sentía mucho partirse de ella, pero no lo suficiente para dejar su país en atención a ella. Así es como muchos tienen cierta estima de Cristo y sienten algún afecto hacia Él, pero no llegan a salvarse por falta de decisión a dejarlo todo, o lo que más aman, por seguirle. Le aman, pero le dejan, porque no le aman lo suficiente para preferirlo a todo lo demás, como le pasó al joven rico que se marchó, aunque triste, de Cristo (Mat 19:22).

(B) Pero Rut se quedó abrazada a ella. No se nos dice si ya tenía resuelto seguirla desde el momento en que salieron de casa, pero lo cierto es que tomó su resolución correcta en el momento oportuno.

6. Todavía intentó Noemí persuadir a Rut a que se volviera, tratando de convencerla con el ejemplo de su compañera: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella (v. Rut 1:15). Como si dijese: «Si has de volverte, ésta es la hora. Ésta es la prueba más dura de tu constancia; si pasas esta prueba, serás mi hija para siempre».

7. Rut pone fin a este debate con la más solemne profesión de la decisión que había tomado de no dejarla y de no volver a su país ni a sus dioses: No me insistas (lit.), donde el hebreo usa el adverbio fuerte al para expresar la negativa (vv. Rut 1:16, Rut 1:17).

(A) No existen expresiones más hermosas ni valientes que las que usa Rut en esta ocasión. Como dice el Dr. Ryrie, «la afirmación que hace Rut de su compromiso es quizá la más bella de toda la literatura». Y el profesor barcelonés C. Muñoz Espinalt ha escrito que una mujer que no se emocione al leer este pasaje denota un nivel muy bajo de femineidad. Ahora precisamente que su cuñada se ha marchado, parece Rut cobrar nuevos ánimos y expresarse con mayor valentía, lo cual es un ejemplo de la inclinación que la gracia de Dios puede llevar a cabo en un corazón para que resuelva escoger la mejor parte, como María de Betania. (a) Suplica a su suegra: No me insistas a que te desampare para volverme de seguirte (lit.). No quiere de ningún modo que siga rogándole que se marche de ella. (b) Especifica con todo detalle su resolución de adherirse a ella y no dejarla jamás; habla el lenguaje de quien ha resuelto entregarse a Dios e ir al Cielo. Primero, irá con ella adondequiera que vaya, aunque sea a un país que nunca ha visto, por muy lejos que esté de su propio país y por áspero que sea el camino que su suegra siga. Segundo, vivirá con ella dondequiera que viva, aunque sea en una cabaña y aun con un alojamiento similar al de Jacob cuando éste tuvo una piedra por almohada. Tercero, compartirá los intereses, los gozos y las penas de su pueblo: Tu pueblo será mi pueblo. Cuarto, lo que es más importante, renuncia para siempre a los ídolos y abraza la fe del verdadero Dios, el Dios de Israel: Y tu Dios será mi Dios. Quinto, no sólo quiere estar unida a su suegra en vida, sino también en muerte y sepultura: Donde tú mueras, moriré yo y allí seré sepultada. Está gozosa de dormir el sueño de la muerte en el mismo lecho de su suegra, sin desear que ni aun sus huesos sean devueltos a su país de origen, Moab. (c) Finalmente, respalda su resolución con un voto solemne: Así me haga Jehová, y aun me añada (antigua forma de imprecación), que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos.

(B) La actitud de Rut es un modelo de conversión absoluta a Dios. Como ella, nosotros también hemos de estar dispuestos: (a) A tomar al Señor por nuestro Dios para siempre y ser consecuentes con esta decisión. (b) Al tomar al Señor por Dios nuestro, hemos de tomar también por nuestro su pueblo, sin condiciones, aunque sean pobres, despreciados, imperfectos. (c) Resueltos a compartir la suerte del pueblo de Dios, hemos de soportar las vicisitudes y adversidades que ellos hayan de soportar, y compartir sus penas y sus alegrías.

8. Noemí no tuvo nada más que replicar a las palabras de Rut: Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más (v. Rut 1:18). Esto era precisamente lo que Noemí deseaba; que Rut tomase conciencia de lo que significaba marchar con ella a un país extraño y resolviese acompañarla con toda libertad.

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