Significado de ALTAR Según La Biblia | Concepto y Definición

ALTAR Significado Bíblico

¿Qué Es ALTAR En La Biblia?

Estructura utilizada durante la adoración como lugar para presentar sacrificios a Dios o a dioses.
Antiguo Testamento
La palabra hebrea para altar que se utiliza con más frecuencia en el AT está formada a partir del verbo correspondiente a “matanza” y significa literalmente “lugar de matanza”. Los altares se utilizaban principalmente como lugares de sacrificio, en especial el sacrificio de animales.
Mientras que los animales eran un sacrificio común en el AT, los altares también se utilizaban para ofrendar granos, frutas, vino e incienso. Los sacrificios de granos y frutas se ofrecían como diezmo de la cosecha o como representación de los primeros frutos o primicias. Se presentaban ante el sacerdote en canastas y este las colocaba ante el altar (Deu 26:2-4). El vino se ofrecía junto con los sacrificios de animales y de pan. El incienso se quemaba sobre los altares para purificación después de las matanzas y para agradar a Dios con un olor fragante.
El “altar” es diferente al “templo”. Mientras que el templo se refiere a una estructura edilicia y techada, el altar corresponde a una estructura abierta. A menudo el altar y el templo se encontraban uno junto al otro, aunque no todos los altares tenían un templo adyacente. La referencia al sacrificio de Isaac que debía hacer Abraham (Gén 22:1-24) probablemente indique que el animal que se iba a sacrificar se colocaba vivo en el altar y luego se lo ataba y mataba allí mismo. Es posible que la práctica antigua haya sido esa. Para la época de las leyes levíticas, el animal se mataba frente al altar, se dividía en partes y solo se colocaban sobre el altar las porciones con grasa (Lev 1:2-9).
En el AT, los altares se distinguían por el material que se utilizaba en su construcción. Los altares más simples, y quizás los más antiguos, eran de tierra (Éxo 20:24). Este tipo de altar estaba hecho ya sea de ladrillos de barro o de un montículo de tierra que se levantaba dándole una forma aproximada. El ladrillo de barro era un material de construcción común en la Mesopotamia, y es probable que allí hayan aparecido los altares de este material. Un altar de tierra no habría sido muy práctico para los pueblos establecidos en forma permanente ya que la estación lluviosa de cada año podía dañarlo o destruirlo. Este tipo de altar era más indicado para pueblos nómades que se trasladaban regularmente y se preocupaban menos de la necesidad de tener un altar permanente. También podría reflejar el antepasado mesopotámico de los hebreos ya que el ladrillo de barro era un material de construcción típico de ese lugar.
El altar de piedra es el que se menciona más comúnmente en los registros bíblicos y el que se halla con más frecuencia en las excavaciones en Palestina. Una sola piedra grande podía servir de altar (Jue 6:19-23; Jue 13:19-20; 1Sa 14:31-35). De manera similar se podían apilar cuidadosamente piedras sin tallar para formar un altar (Éxo 20:25; 1Re 18:30-35). Es probable que estos altares de piedra hayan sido la forma más común antes de la edificación del templo de Salomón. En Palestina se han excavado una gran cantidad de altares de piedra. El santuario de Arad, perteneciente al período de la monarquía dividida (900–600 a.c.), tenía un altar de piedra de este tipo. Los altares de piedra hebreos no debían tener escalones (Éxo 20:25-26), probablemente en cierta medida para diferenciarlos de los altares cananeos que sí los tenían. En Meguido se excavó un asombroso altar cananeo circular que data de la época entre 2500 a.c. y 1800 a.c. Tenía unos 7,5 m (25 pies) de diámetro y unos 14 m (45,5 pies) de altura. Cuatro escalones conducían hacia la parte superior del altar. Aparentemente, en años posteriores no fue obligatorio que los altares hebreos carecieran de escalones porque en la visión de Ezequiel del templo restaurado el altar tenía tres niveles y varios escalones.
Se han excavado otros altares de piedra en Palestina. Uno en Beerseba, también perteneciente al período de la monarquía dividida, era de piedras grandes talladas y, cuando se lo reconstruyó, tenía cuernos en las cuatro esquinas (Éxo 27:2; 1Re 1:50). Aparentemente, las restricciones que aparecen en Éxodo sobre las piedras sin tallar, como así también las de los escalones, no se cumplieron de manera constante en el período del AT.
El tercer tipo de altar que se menciona en el AT es el de bronce. El altar central del atrio del templo de Salomón era de bronce. Las dimensiones que se dan del altar corresponden a 20 codos por 20 codos de lado por 10 codos de alto, alrededor de 3 m2 (30 pies cuadrados) y 4,5 m (15 pies) de altura (2Cr 4:1). No obstante, no resulta claro si todo el altar estaba hecho de bronce o si tenía un enchapado de ese metal. También es posible que la porción de bronce fuera una rejilla colocada en la parte superior del resto del altar que estaba hecho de piedra (Éxo 27:4). A este altar se lo conocía comúnmente como el altar del holocausto. El antiguo tabernáculo tenía un altar similar hecho de madera de acacia recubierto de bronce (Éxo 27:1-2). Dicho altar era más pequeño, solamente de cinco codos de lado y tres codos de alto. No se especifica la ubicación del altar del holocausto en el tabernáculo ni en el templo de Salomón. Estaba ubicado “en” o “delante” de la puerta del tabernáculo de reunión, que también era el lugar donde se mataban los animales para el sacrificio. En general, las reconstrucciones del tabernáculo y del templo ubican el altar en el centro del atrio, pero el texto parece estar a favor de una ubicación cercana a la entrada de la estructura del tabernáculo o del templo. Probablemente lo racional era ubicar el altar lo más cerca posible del punto central de la presencia de Dios, cerca del arca. La visión de Ezequiel del templo restaurado tenía el altar del holocausto ubicado en el centro del atrio. Aunque las dimensiones no se indican con detalles en el texto, aparentemente este altar tenía aproximadamente 12 codos de lado y 4 codos de alto (Eze 43:13-17). El altar de Ezequiel tenía tres niveles superpuestos, cada uno de ellos un poco más pequeño que el anterior, y con escalones en el extremo oriental que conducían hasta la parte superior.
Tanto la descripción del altar del tabernáculo como la del de Ezequiel incluyen cuernos. Es probable que el altar del holocausto del templo de Salomón también haya tenido cuernos. En el altar de piedra que se encontró en Beerseba dichos cuernos se habían conservados. Aparentemente, aferrarse a los cuernos del altar era una manera de buscar la protección del santuario cuando alguien era acusado de una ofensa grave (1Re 1:50-51; 1Re 2:28-34; comp. Éxo 21:12-14). Más importante aún era que los cuernos del altar constituían el lugar donde se aplicaba la sangre de un animal sacrificado para la expiación del pecado (Éxo 29:12; Lev 4:7). Jeremías describió gráficamente el pecado del pueblo diciendo que era tan grave que se había esculpido sobre los cuernos del altar (Jer 17:1). Durante ciertas festividades se realizaba una procesión sagrada que entraba al templo y subía hacia los cuernos del altar (Sal 118:27). Es probable que esta procesión acarreara el animal del holocausto para hacer expiación por los pecados del pueblo y finalizara en el lugar del sacrificio.
Durante el reinado de Acaz, el altar de bronce o altar del holocausto del templo de Salomón se remplazó con un altar que el rey había construido en base a un modelo sirio (2Re 16:10-16). Este altar aparentemente era más grande que el altar de bronce de Salomón y fue colocado en un lugar central en el atrio para que fuera el más importante del sacrificio.
No existe ninguna descripción bíblica del altar del holocausto del segundo templo. No obstante, dicho altar se construyó aun antes de que se reedificara el templo (Esd 3:2). El historiador Josefo describió el altar del templo reedificado de Herodes. Escribió que el altar tenía 50 codos cuadrados y 15 codos de alto, con una rampa que conducía a la parte superior. Este altar debe de haber sido mucho más grande que los anteriores.
Un cuarto tipo de altar es el altar de oro o altar de incienso. Estaba ubicado en la habitación interior del santuario, exactamente afuera del lugar santísimo (1Re 7:48-50). En Éxodo se describe que el altar del incienso estaba hecho de madera de acacia, recubierto de oro y sus dimensiones eran de un codo al cuadrado y dos codos de altura (Éxo 30:1-6). Al igual que el altar del holocausto, el altar del incienso tenía cuernos en las cuatro esquinas. Tal como lo indica su nombre, en este altar se quemaba incienso, un medio de purificación después de la matanza de los animales, un sacrificio costoso y también una ofrenda de olor grato que era agradable a Dios.
Otra palabra hebrea para “altar” que se utilizaba con poca frecuencia en el AT significa literalmente “lugar alto” (heb. bamah). Es probable que estos “lugares altos” fueran plataformas elevadas donde se realizaban sacrificios y otros ritos. El “lugar alto” tal vez haya sido una especie de altar, aunque no hay seguridad. El altar circular cananeo que se mencionó anteriormente podría ser un ejemplo de un “lugar alto”, un espacio elevado para sacrificio y adoración.
Nuevo Testamento
La palabra griega que se utiliza para altar se traduce literalmente “lugar de sacrificio”. Las referencias a altares en el NT se relacionan con la adoración adecuada (Mat 5:23-24) y la hipocresía en la adoración (Mat 23:18-20). El altar del incienso que se describe en el AT (Éxo 30:1-6) se menciona en Lucas (Luc 1:11). Varias referencias a altares en el NT se remontan a acontecimientos en altares del AT (Rom 11:3; Stg 2:21). Juan describe en Apocalipsis un altar de oro (Apo 9:13) que, al igual que el altar de bronce del AT, tenía cuernos.
Aunque son pocas las referencias directas en el NT concernientes al altar y al sacrificio de Jesucristo (Heb 13:10), el tema del NT es el mensaje en cuanto a que Jesucristo es el sacrificio final que hace posible la reconciliación con Dios.
Significado teológico
Los altares eran lugares de sacrificio. Además, eran los lugares de la presencia de Dios. Las narraciones patriarcales registran continuamente la edificación de un altar en el lugar de una teofanía, sitio donde Dios se le había aparecido a un individuo (Gén 12:7; Gén 26:24-25). Era natural edificar un altar y celebrar con un sacrificio la aparición de Dios. Si Dios había aparecido en un lugar en alguna ocasión, esa sería una buena ubicación para que volviera a aparecer. En consecuencia, los sacrificios se ofrecían allí sintiendo que Dios estaba presente y aceptaba la ofrenda. Cuando se construyó el templo de Salomón, la presencia de Dios se asociaba especialmente con el arca del pacto. El altar del holocausto, pues, pasó a tener un significado más relacionado con la reconciliación o la mediación. El adorador llevaba un sacrificio al altar donde se quemaba y, en consecuencia, se lo ofrecía a Dios. La aceptación de las ofrendas por parte del sacerdote simbolizaba la aceptación de Dios manifestada en bendiciones (Éxo 20:24) y en la renovación del pacto.

Joel F. Drinkard (h)

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