Significado de ARQUEOLOGÍA Y ESTUDIOS BÍBLICOS Según La Biblia | Concepto y Definición

ARQUEOLOGÍA Y ESTUDIOS BÍBLICOS Significado Bíblico

¿Qué Es ARQUEOLOGÍA Y ESTUDIOS BÍBLICOS En La Biblia?

La arqueología es el estudio del pasado basándose en la recuperación, el examen y la explicación de los restos materiales de la vida, el pensamiento y la actividad humana, en combinación con la información disponible del medio ambiente antiguo. La arqueología bíblica, una disciplina ampliamente desarrollada desde el 1800, investiga acerca de lo que se puede aprender sobre los personajes, las enseñanzas y los acontecimientos bíblicos a partir de fuentes extrabíblicas. Su meta es proporcionar una mejor comprensión de la Biblia al ocuparse de lo que dejaron las civilizaciones antiguas.
El propósito de las excavaciones es reconstruir, hasta donde sea posible, la historia y la cultura de un sitio antiguo. Los estudiosos de la Biblia se interesan particularmente en la arqueología de la antigua Canaán y sus regiones aledañas. Actualmente es la zona que corresponde a los territorios que forman los países de Israel, Líbano, Siria y Jordania. Además, el mundo bíblico incluía otras regiones tales como Egipto, Grecia, Italia, Chipre, la Península Arábiga y las extensas áreas que actualmente ocupan Turquía, Iraq e Irán.
Limitaciones de la arqueología
El estudiante de arqueología debe entender sus limitaciones. Primero, queda poco de lo que existió en la antigüedad. Además, hasta el momento las tierras bíblicas solo se han investigado en forma parcial. Pocos montículos se han excavado por completo, y hay muchos que permanecen casi sin tocar. La publicación minuciosa de las investigaciones arqueológicas es un proceso lento, y a menudo el significado de los objetos hallados se constituye en tema de interpretaciones diversas. En muchas ocasiones, las conclusiones que en un momento se sostuvieron se abandonan para dar lugar a hipótesis nuevas. Los estudiosos de la Biblia deben ser precavidos y estar actualizados al utilizar datos arqueológicos. También es necesario ser conscientes de qué puede hacer la arqueología y qué no. Las afirmaciones básicas de la Biblia tales como que Dios es, que Él está activo en la historia y que Jesús es Su Hijo resucitado de los muertos no están sujetas a verificación arqueológica. Se puede demostrar a partir de los materiales arqueológicos que Senaquerib invadió Judá en la época de Ezequías, pero que él haya sido una herramienta en manos del Señor solo se puede saber a través de la aseveración bíblica.
Breve historia de la arqueología
La tarea de los arqueólogos en el mundo bíblico en general, y en la antigua Canaán en particular, se puede dividir en tres períodos superpuestos.
Primera etapa
En el período más antiguo, previo a alrededor del 1900 d.c. , la práctica de la arqueología era esencialmente la “búsqueda del tesoro” sin una manera organizada ni sistemática de llevar a cabo la labor. Personas como Heinrich Schliemann, Giovanni Belzoni y A. H. Layard se lanzaron a descubrir elementos espectaculares del pasado. Los pozos y las trincheras que se cavaban en ciudades antiguas generalmente destruían más de lo que revelaban. Debido a que la región que ocupaba la antigua Israel era relativamente pobre en “tesoros”, gran parte de la obra se llevó a cabo en Egipto y Mesopotamia, hogar inicial de los asirios y los babilonios (sitio actual de la nación de Iraq).
El comienzo de la arqueología bíblica en Egipto en 1798, bajo el auspicio de Napoleón Bonaparte, se produjo con el propósito expreso de desmentir la Biblia. Se daba por sentado que el registro bíblico no era histórico. Los secretos de Egipto comenzaron a salir a la luz después del descubrimiento y el descifrado de la Piedra Rosetta llevados a cabo por Champollion en 1799. Los secretos de la Mesopotamia comenzaron a revelarse luego de que Rawlison efectuara la copia y el descifrado de la inscripción de Behistún en 1835, seguida del descubrimiento posterior de la biblioteca de Asurbanipal por parte de Rassam en 1852. Las fuentes arquitectónicas, artísticas y de escritura que se recuperaron en numerosos sitios antiguos comenzaron a arrojar luz sobre la Biblia, en particular sobre el AT. Alrededor de mediados del siglo XIX, arqueólogos ingleses excavaron porciones de la ciudad de Nínive, capital del antiguo Imperio Asirio durante el clímax de su poderío.
Entre los descubrimiento efectuados en Nínive se encontraron dos grandes palacios. El enorme palacio del rey asirio Senaquerib (704–681 a.c.) contenía cientos de metros de muros revestidos de esculturas en bajo relieve que describían sus hazañas. En ellas se encuentra un cuadro asombroso de la toma de la destacada ciudad fortaleza bíblica de Laquis que los asirios capturaron en el 701 a.c. Entre los descubrimientos también está el Prisma de Taylor, que contiene una versión asiria escrita de la invasión al reino de Judá en el 701 a.c. El relato bíblico de la toma de Jerusalén en esa época se encuentra en 2Re 18:13-37; 2Re 19:1-37. Es interesante comparar los dos registros. Aunque Senaquerib declara haber capturado Jerusalén, no hace mención de la calamidad que sufrieron sus tropas tal como lo describe el relato bíblico.
El palacio del rey Asurbanipal (668–633 a.c.) también se descubrió. El hallazgo más significativo en este lugar fue una gran biblioteca de documentos escritos que el rey había recolectado de varias partes del imperio. Estos les han proporcionado a los estudiosos de la Biblia mucho material de consulta fundamental proveniente de esta porción del mundo antiguo. Son de interés particular las historias mitológicas que se relacionan con las tradiciones sobre la creación y el gran diluvio.
Varios lugares más tales como Ur, Babilonia y Jerusalén se investigaron durante la primera etapa de la arqueología. No obstante, los arqueólogos gradualmente fueron aprendiendo que era necesario abordar su tarea de una manera más sistemática y disciplinada a fin de extraer mayor información de las civilizaciones antiguas.
Segunda etapa
Desarrollos significativos dentro de la disciplina de la arqueología comenzaron a ocurrir cerca del principio del siglo XX. En 1890, Sir Flinders Petrie, arqueólogo inglés que había realizado tareas importantes en Egipto, comenzó a excavar en Tell el-Hesi en el sudoeste de Palestina.
La palabra “tell” se refiere a un montículo que se fue levantando durante un período de tiempo prolongado con los escombros que habían dejado las personas que vivían en el lugar. Un sitio a menudo se abandonaba en un determinado momento, ya sea durante un tiempo corto o largo, tal vez después de haber sido destruido por un enemigo o a causa de una catástrofe natural tal como un terremoto. Una ciudad se podía abandonar como consecuencia de una enfermedad epidémica. Otra razón importante y probablemente común para que la gente partiera de un lugar era un cambio climático como una sequía. A pesar de cuáles hubiesen sido las razones por las que se habían ido, lo que inicialmente había hecho que se establecieran allí era frecuentemente lo que los hacía regresar. Los escombros de ocupaciones anteriores se alisaban mediante rellenado y nivelado hasta que se edificaba una aldea nueva sobre las ruinas. Este proceso, junto con la acumulación ordinaria de los escombros y la reedificación que se llevaba a cabo en cualquier área de ocupación humana, el paso de los siglos y los milenios, gradualmente daba como resultado que el lugar se hiciera cada vez más alto y se formara un “tell”, que contenía muchos estratos (capas). Gran cantidad de estos montículos que se originaron artificialmente forman parte del panorama bíblico.
La tarea de Petrie y de su sucesor, F. J. Bliss, fue altamente significativa en dos aspectos interrelacionados. Primero, trataron de excavar Tell el-Hesi de manera cuidadosa, capa por capa. Segundo, tomaron notas detalladas del estilo de alfarería que se encontró en cada capa. Debido a que la forma en que se realizaba la alfarería iba cambiando con el paso de los años, la clase que se encontraba en cada una de las capas permitía que los arqueólogos le asignaran a ese nivel una fecha aproximada. Casi un siglo de haber estudiado la alfarería ahora les permite a los arqueólogos dar una fecha casi absoluta a cada estrato excavado. La tarea de Petrie y Bliss señala el principio de un enfoque científico y disciplinado de la arqueología en Palestina. Los principios de la excavación estratográfica (aislando cada capa) y del análisis de la alfarería todavía son básicos para una metodología sana, aunque han tenido lugar muchas mejoras desde el comienzo del siglo XX. Ver Alfarería.
Los arqueólogos intentan determinar cuándo están dejando una capa y entrando en otra basándose en elementos tales como cambios de color, consistencia y contenido del terreno o, en algunos casos, la presencia de cenizas entre los estratos. Un estrato puede ser muy delgado o bastante grueso, según la naturaleza de la ocupación y el tiempo que duró.
Muchas expediciones arqueológicas de varios países se enviaron al mundo bíblico durante la primera mitad del siglo XX. Los estadounidenses, por ejemplo, excavaron en Meguido, Bet-seán y Tell Beit Mirsim, y los británicos excavaron en Jericó y Samaria. La excavación estratográfica y el análisis de la alfarería se volvieron más precisos y exactos. Además se guardaron registros más detallados (informes escritos, dibujos, fotografías).
Samaria era la capital del Reino del Norte de la antigua Israel. La ciudad fue edificada por el rey hebreo Omri y su hijo Acab en la primera mitad del siglo IX a.c. Las excavaciones realizadas durante el primer tercio del siglo XX recuperaron parcialmente esta antigua ciudad capital del Reino del Norte.
Entre los numerosos descubrimientos interesantes efectuados en Samaria se encuentra un grupo de más de 60 óstraca, probablemente de la época del rey Jeroboam II (782–743 a.c.). Un óstracon, en plural óstraca, es una pieza de alfarería escrita. Los pueblos de la antigüedad generalmente utilizaban piezas de alfarería como superficie para escribir y las empleaban para registros, listas y cartas. Las óstraca de Samaria contienen registros de provisiones, incluyendo granos, aceite y vino, que las personas que vivían en diversas ciudades habían enviado para abastecer el palacio real. A partir de estos datos se puede deducir información acerca de la economía y la organización política de la región. Además, la presencia de nombres de varias personas que incluyen el componente Baal (por ej.: Abibaal, Meribaal), revelan la continua influencia del baalismo en la tierra.
Una comparación de estas óstraca con Amó 6:1-7 también sugiere que el “impuesto” que se aplicaba sobre la gente común se utilizaba para que los altos oficiales del gobierno desarrollaran un estilo de vida lujoso y libertino. El pasaje de Amós también menciona las “camas de marfil” (v. Amó 6:4; Amó 3:15; 1Re 22:39). En las excavaciones de Samaria se hallaron varios cientos de trozos de marfil, muchos de los cuales se habían utilizado como incrustaciones en los muebles.
Tercera etapa
En tanto que en la primera mitad del siglo XX se realizaron descubrimientos notables (por ej.: el Código Hammurabi, los Papiros de Elefantina, los monumentos heteos en Boghazkoy, la tumba del rey Tutankamón, los textos de Ras Shamra, las Tablillas de Mari, las óstraca de Laquis y los Rollos del Mar Muerto), alrededor de 1960 empezó a surgir una nueva etapa en la historia de la arqueología del antiguo Cercano Oriente. Los arqueólogos y otras personas comenzaron a darse cuenta de que no era suficiente efectuar descubrimientos y describirlos. Necesitaban además sintetizar la información y explicar los datos.
Esta etapa de la arqueología, denominada a veces “Nueva Arqueología”, se caracteriza porque el enfoque de la tarea arqueológica está a cargo de un equipo multidisciplinario constituido por botánicos, geólogos, zoólogos y antropólogos. El enfoque también enfatiza el uso de ayuda voluntaria y de un fuerte programa educacional. En las etapas previas, gran parte de la tarea de excavación la llevaban a cabo personas que vivían en la región, y a las cuales se les pagaba por sus servicios. La tercera etapa de la arqueología también se caracteriza por una tendencia creciente a pensar en términos de un enfoque regional en vez de concentrarse exclusivamente en un lugar. Constantemente crece el interés en la investigación de pequeñas aldeas en oposición a centrarse en el pasado casi totalmente a través de ciudades grandes e “importantes”.
El enfoque moderno en Israel se inició en Tell Gezer en la década del 60 y principio de la del 70, y continuó en varios lugares tales como Tell el-Hesi y Tell Halif en los años 70 y 80. La meta del enfoque es obtener un cuadro completo de la vida en una región en particular de la antigüedad, y también una comprensión del comercio y otros contactos culturales entre las regiones.
Contribuciones de la arqueología al estudio bíblico
El propósito fundamental de la arqueología no es demostrar que la Biblia es verdadera, aunque sirve para afirmar la veracidad de la descripción bíblica del mundo antiguo. La arqueología sirve especialmente para favorecer nuestra comprensión de la Biblia abriendo muchas “ventanas” al mundo bíblico.
Arqueología y texto bíblico
La arqueología, mediante la recuperación de antiguas copias hebreas y griegas de las Escrituras, sumada al descubrimiento de otras literaturas antiguas escritas en idiomas relacionados, ha ayudado a los eruditos a determinar un texto de la Biblia más exacto del que estaba disponible anteriormente. También ha demostrado que los escribas eran muy cuidadosos en su labor.
A fines del siglo XIX se llevó a cabo un invalorable hallazgo de materiales hebreos en un cuarto de basura (conocido ahora como la Geniza del Cairo) de una antigua sinagoga de El Cairo, en Egipto. El descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto en 1947 dentro de once cuevas hizo que el conocimiento de manuscritos hebreos existentes pasara de la época de la Edad Media al período del 250 a.c. al 70 d.c. Ver Biblia, Textos y versiones.
El conocimiento de los escritos ha aumentado en gran manera. Los documentos más antiguos de Siria y Palestina que se conocen actualmente serían los textos de Ebla (el primero de los cuales se encontró en 1975) que datan de alrededor del 2400 a.c. , seguidos por los textos ugaríticos (hallados entre 1929–1937) de Ras Shamra en la costa de Siria y que datan de alrededor del 1400 a.c. Los ejemplos de ocho textos escritos de Palestina anteriores a la época de Moisés han respondido a la pregunta que se debatió en el último siglo en cuanto a si Moisés pudo haber tenido conocimiento de la escritura. Algunos ejemplos de hebreo descifrable hallados por los arqueólogos comienzan alrededor de la época de Salomón con el calendario de Gezer.
En 1929, arqueólogos franceses comenzaron a excavar la antigua ciudad de Ugarit cerca de la costa de Siria. Se desenterraron muchas tablillas de barro con escritos antiguos. Muchos estaban en un idioma previamente desconocido que pronto se denominó ugarítico. Este es un lenguaje semítico del noroeste íntimamente relacionado con el hebreo. Es el ejemplo más antiguo de un idioma escrito en un texto alfabético. Un estudio del ugarítico ha ayudado a los eruditos del AT a entender mejor la naturaleza y el desarrollo del lenguaje hebreo, y ha sido particularmente valioso para aclarar parte de la poesía hebrea antigua que aparece en la Biblia.
Los eruditos anteriores definían palabras del AT comparándolas con el árabe y con los significados que surgían de la tradición rabínica. El descubrimiento y el descifrado de lenguas anteriormente desconocidas del antiguo Medio Oriente tales como el sumerio, el acadio, el heteo, el ugarítico, el arameo y el eblateo proporcionan una base más amplia para la definición de palabras, y ayudan (mediante el estudio denominado Semíticos Comparativos) a una reorientación sustancial del vocabulario del AT.
En 1Sa 13:21 hay una palabra hebrea, pim, que no aparece en ningún otro lugar de la Biblia. Muchos antiguos lectores y traductores de la Biblia desconocían el significado de esta palabra. Aunque los traductores de la versión King James de 1611 en inglés escogieron la palabra “archivo” (“file”) para traducir pim (algo que en las versiones españolas no ocurre), no existía una base firme para esa elección. Pasada aquella época, los arqueólogos han descubierto varias pesas pequeñas de la antigua Israel que llevaban el nombre de pim. Pareciera que un pim pesaba poco menos de un siclo. Ahora resulta claro que la palabra pim se refiere al precio que cobraban los filisteos por trabajar en las herramientas de hierro de los hebreos. Traducciones recientes de la Biblia reflejan este nuevo conocimiento.
Con relación al NT, durante los últimos dos siglos se han hallado numerosos manuscritos en papiros antiguos, principalmente en Egipto, que contienen porciones del texto bíblico. En estos papiros griegos antiguos se ha encontrado por lo menos parte de todos los libros del NT, excepto 1 y 2 Timoteo El más antiguo se conoce como el Papiro Rylands (P52) con fecha del 100–125 d.c. Contiene Jua 18:31-33; Jua 18:37-38. Estos papiros son útiles para los eruditos comprometidos con la tarea de determinar la mejor base textual del NT. El número de manuscritos y fragmentos griegos en existencia ha aumentado de 1500 en el año 1885 a más de 5700 en el 2002, donde se incluyen elementos del papiro 116 que permiten conocer el texto sobre el que se basan los códices del siglo IV hasta el siglo II para las partes del texto que se cubren. Se están preparando nuevos textos críticos griegos a fin de poner todo el material a disposición de los estudiantes, y algunas traducciones ya están reflejando los nuevos hallazgos.
El descubrimiento de papiros no bíblicos llevado a cabo en Egipto al final del siglo pasado proveyó nuevas ideas en cuanto al uso y el vocabulario griego diario que actualmente se han convertido en la esencia del estudio del lenguaje neotestamentario.
Arqueología y geografía bíblica
La ubicación de muchos lugares mencionados en la Biblia no se conoció hasta el 1800 d.c. En 1838, un explorador estadounidense llamado Edward Robinson y su asistente, Eli Smith, hicieron un viaje a caballo a través de Palestina. Tomando como base el estudio que realizaron de la geografía y el análisis de los nombres de los lugares, fueron capaces de identificar más de 100 lugares bíblicos. Robinson regresó en 1852 para seguir explorando.
Desde la época de Robinson, los arqueólogos han podido identificar gran cantidad de lugares mencionados en la Biblia, incluyendo aquellos que visitó el apóstol Pablo durante sus viajes. No solo se han identificado aldeas y ciudades sino además imperios completos. Por ejemplo, las excavaciones que los arqueólogos germanos comenzaron en 1906 en lo que actualmente es Turquía recuperaron el imperio perdido de los heteos (hititas).
La ubicación de lugares como Jerusalén y Belén nunca se olvidó. Otros sitios fueron destruidos y se perdió el lugar donde se encontraban. Edward Robinson desarrolló una técnica mediante la cual la información literaria y los registros de viajeros unidos a la memoria histórica local podían proporcionar probables identidades. La excavación de las ruinas en las regiones aledañas ha sido de ayuda. Veintiocho manijas de jarras que se hallaron en la cisterna de El Jib confirmaron la ubicación de la antigua Gabaón; seis grabados en piedra con el nombre “Gezer” identificaron ese lugar, y “Arad” marcado siete veces en un tiesto confirma su ubicación.
Arqueología e historia bíblica
Informes egipcios tales como “El Relato de Sinuhé” muestran qué concepto tenía Palestina para los egipcios alrededor de la época de Abraham. Las tablas de Tell Amarna descubiertas por una campesina son cartas de gobernantes palestinos dirigidas a los faraones reinantes, pero demuestran la condición inestable de Palestina antes de la conquista israelita, lo cual permitió que Israel conquistara al enemigo uno tras otro.
El faraón egipcio Mernepta (1213–1204 a.c.) invadió Siria-Palestina durante su breve reinado. Un monumento que se encontró en su cámara mortuoria en Tebas contiene un registro de esta aventura e incluye la referencia más antigua a Israel fuera de la Biblia. Mernepta declaró haberlos destruido complemente. Es evidencia clara de que los israelitas estaban en la tierra de Canaán antes del siglo XIII a.c. El descubrimiento del Código de Hammurabi en Susa en 1901 con su preámbulo de 282 leyes abrió el camino a comparaciones interesantes con las leyes de Israel. Actualmente los arqueólogos cuentan con cinco códigos legales con escritura cuneiforme previos a la época de Moisés: los de Ur-Nammu, Eshnunna, Lipit-Ishtar, Hammurabi y de los hititas (heteos). Las leyes de Asiria Media son levemente posteriores. Se pueden efectuar comparaciones interesantes entre estas leyes y las de Moisés. Los contrastes incluyen la cantidad de acciones por las cuales el acusado está sujeto al sufrimiento (Núm 5:1-31) y los castigos de mutilación (Deu 25:12). Si bien estos códigos tienen tanto similitudes como diferencias con las leyes de Moisés, no se puede establecer ninguna afirmación en cuanto a que estas últimas se tomaron como base para desarrollarlos. Las diversas clases de mutilación del cuerpo que prescribe Hammurabi están ausentes en las leyes de Israel, como también sucede con las flagelaciones ilimitadas.
Interesantes conceptos paralelos correspondientes al período general de Jueces y Reyes incluyen la costumbre egipcia de contar las víctimas de una campaña militar a partir de las pilas de manos cortadas (comp. Jue 8:6), el sacar un ojo (1Sa 11:1-11), o ambos ojos (2Re 25:7) y la descripción en un marfil de Meguido (como así también en un papiro egipcio) de hombres circuncidados en los que uno de ellos relata su sufrimiento.
Después de la muerte de Salomón (aprox. 922 a.c.), el reino hebreo se dividió en dos, el Reino del Norte (Israel) y el Reino del Sur (Judá). En consecuencia, una nación poderosa se convirtió en dos naciones, y el gobernante egipcio Sisac aprovechó la situación para invadir la tierra alrededor del 918 a.c. (1Re 14:25-28). El relato bíblico es breve y cuenta solamente acerca del ataque a Jerusalén. No obstante, Sisac registró sus proezas sobre un muro del templo del dios Amún en Karnak, Egipto. Declara haber capturado más de 150 ciudades de Palestina, incluyendo lugares del Reino del Norte.
Es probable que esta invasión haya sido un golpe más importante para los reinos hebreos de lo que se evidencia en el breve relato de 1 Reyes. El registro egipcio, que tal vez haya sido exagerado en cierta medida, sumado también a la evidencia arqueológica sugiere que varias de las ciudades que se mencionan fueron realmente destruidas alrededor de aquella época. Es un ejemplo de la ayuda arqueológica que provee un contexto histórico más amplio que enriquece el estudio de las Escrituras.
Mesa, rey de Moab, colocó sobre la “piedra moabita” el relato de su servidumbre a los reyes israelitas y de su esfuerzo por liberarse; esto pareciera un paralelo de la narración de 2Re 3:1-27. En esta piedra se enumeran los nombres de Omri, de Mesa, del Señor, de Quemos y de numerosas ciudades palestinas. Se ilustra la política de cherem, mediante la cual un lugar se dedicaba totalmente a una deidad, tal como había sucedido anteriormente en Jericó (Jos 6:21). Otros registros incrementan nuestro conocimiento de personajes bíblicos. Tales son los registros de la participación de Acab en la batalla de Qarqar en el 853 a.c. que aparecen en un monumento erigido por Salmanasar III, y del tributo de Jehú a este mismo rey que se registra en el obelisco negro que actualmente se encuentra en el Museo Británico. Ninguno de estos episodios se menciona en la Biblia.
Omri fue monarca del Reino del Norte alrededor del 876–869 a.c. Durante su corto reinado trasladó la capital desde Tirsa hasta la ciudad de Samaria, que había sido recientemente edificada. Fue un rey malvado y la Biblia le dedica poco espacio (1Re 16:15-28). Sin embargo, las naciones circundantes consideraban a Omri un gobernante muy poderoso y capaz. Fue tal la impresión que produjo sobre los asirios que por más de cien años los registros de estas naciones continúan refiriéndose a Israel como “la Casa de Omri”, aun después de que su dinastía ya no gobernaba. Esto nos recuerda que, desde una perspectiva bíblica, la fidelidad a Dios es mucho más importante que la capacidad para la guerra y el gobierno.
Los registros asirios proporcionan información acerca de Tiglat-pileser, Sargón, Senaquerib y Asurbanipal, importantes para el AT. También mencionan a los reyes de Israel y de Judá, y hacen una crónica del intercambio de los últimos reyes de Israel y del exilio de Samaria. Hasta el momento en que Emil Botta realizó excavaciones del palacio de Sargón, este rey solo se conocía a través de la Biblia. Sargón registró su propia invasión a Asdod (Isa 20:1-6) y allí se encontró un fragmento de una esquela. Senaquerib describió en su palacio la toma de Laquis por su parte, y en un cilindro relató la manera en que hizo poner de rodillas a Ezequías. Se cree que un túnel hallado en Jerusalén fue construido por Ezequías en aquella época. Su inscripción cuenta acerca de la excavación que hubo que realizar para construir dicho túnel. Un registro narra que Senaquerib fue asesinado por su hijo. Los babilonios narraron sobre la caída de Nínive, la batalla de Carquemis y la captura de Jerusalén en un informe que establece como fecha el 15/16 de marzo del 597 a.c. El movimiento profético es uno de los rasgos más distintivos de la vida del AT. Una investigación de antecedentes se ha centrado en Ebla, lugar donde se informa la aparición del equivalente de la palabra hebrea. Más de 20 textos de Mari en el Éufrates registran figuras similares a las proféticas, que tienen visiones y mensajes verbales entregados a los jefes de estado. La historia del siglo XI de la misión de Wen-Amon a Biblos continúa siendo el ejemplo clásico de comportamiento extático. La inscripción de Zakir del siglo XVIII en Afis, Siria, presenta a la deidad Bacal-shemán mientras habla a través de sus videntes (chozim). La excavación de Tell Deir Alla suministró los textos de Balaam en arameo del siglo VI, el primer texto profético fuera del AT (comp. Núm 22:1-41; Núm 23:1-30; Núm 24:1-25). Aun en esa fecha, este “vidente de Dios” se reverenciaba en ciertos lugares. Ninguna de estas regiones posee una literatura profética comparable a la de los escritos proféticos.
La descripción que hace Nahum de la caída de Nínive se puede comprender mejor mediante un estudio de la descripción de las guerras antiguas registrada en los monumentos asirios. En estos se representan los ataques a ciudades, el cargamento de los carros de guerra y el exilio del pueblo. Nah 3:8 compara la fecha de Nínive con la de Tebas. Los registros asirios también describen la toma de una ciudad egipcia más una descripción de la captura de Tebas.
La conmovedora declaración de Jer 34:6-7 acerca de que el ejército babilónico había capturado todas las ciudades fortificadas de Judá con excepción de Jerusalén, Laquis y Azeca se destaca por medio de un grupo de 21 óstraca que los arqueólogos descubrieron en Laquis. Estas óstraca son borradores de una carta que el comandante hebreo de la ciudad condenada de Laquis estaba preparando para enviarle a un alto oficial de Jerusalén. Entre otras cosas escribió que ya no se recibían señales desde Azeca. Aparentemente estaba escribiendo poco después de la época de Jer 34:1-22. En ese momento solo había dos naciones importantes que estaban resistiendo la arremetida babilónica, ya que Azeca había caído.
El destino del pueblo israelita en el exilio se ilustra en una lista de raciones para Yaukin (Joacim) y sus hijos que se halló en excavaciones en la Puerta de Ishtar de Babilonia. Registros bancarios hallados en Nipur muestran que había personas con nombres judíos que realizaban negocios allí durante el exilio. Aunque hasta ahora no se conoce ningún texto que denomine específicamente a Belsasar como rey, esta figura que en un tiempo solo se conocía a través de la Biblia, aparece varias veces en algunos textos.
El regreso del exilio se produjo mediante un decreto de Ciro. El cilindro de Ciro, que actualmente se encuentra en el Museo Británico, no menciona ni a los judíos ni a su templo; no obstante, deja en claro que dicho proyecto estaba de acuerdo con la política general de Ciro. Los papiros que se hallaron en la isla Elefantina en Egipto, que datan de alrededor de la época de Nehemías, muestran la condición de los judíos en esa región pero también permiten establecer la fecha de la tarea de Nehemías. Se menciona a los hijos de Sambalat, y estos documentos junto a los papiros samaritanos que se encontraron en una cueva al noroeste de Jericó dan evidencia de que hubo una serie de personajes con este nombre.
Arqueología y cultura antigua
Un vasto abismo separa las culturas del día de hoy, especialmente las del hemisferio occidental, de las del período bíblico. Una de las grandes contribuciones de la arqueología está en su habilidad para destruir las barreras del tiempo y la cultura a fin de trasladar al lector de la Biblia al contexto antiguo, proveyendo una comprensión renovada y un conocimiento mayor de las Escrituras.
La lista de objetos bíblicos que se han hallado en excavaciones es muy extensa, y nos permite saber exactamente qué significa una palabra. Se incluye todo tipo de ejemplos de pesos y medidas, puntas de arado, armas, herramientas, joyas, jarras de barro, sellos y monedas. El arte antiguo describe los estilos de ropa, armas, modalidades de transporte, metodologías de guerra y estilos de vida. Las tumbas excavadas muestran las costumbres de los funerales donde se reflejan las creencias sobre la vida y la muerte. La tumba de Beni Hasán en Egipto, de alrededor del 1900 a.c. , muestra cómo se vestían los semitas que iban a Egipto. Es el enfoque más cercano sobre el aspecto que pudieron haber tenido los patriarcas y aleja a los estudiantes de la analogía beduina anterior.
La arqueología aporta gran conocimiento de la cultura de las naciones vecinas a Israel: cananeos, egipcios, heteos, filisteos, moabitas, asirios, arameos, babilonios y persas. Los hallazgos revelan cuáles eran los dioses que adoraban, el comercio, las guerras y los tratados.
Las tablillas de Ugarit proveen una gran fuente de información fundamental acerca de la fe y la práctica cananea. Presentan un cuadro bastante claro de cómo era la vida en la tierra donde se establecieron los israelitas. Ver Canaán.
Los textos ugaríticos revelan el panteón cananeo con las prácticas de adoración de estos pueblos contra las cuales lucharon los profetas hebreos como Elías, Eliseo y Oseas. La inscripción Kuntillet Ajrud, que habla de “Yahvéh y su Asera” (la contraparte femenina) revela el sincretismo en que se hundió Israel, y confirma la denuncia de los profetas de Judá e Israel en relación con tales prácticas.
Gén 15:1-6 indica que Abraham y Sara habían convertido en su heredero oficial a Eliezer, un miembro del personal de servicio de la familia. Es probable que lo hayan adoptado como heredero en respuesta a la prolongada tardanza del nacimiento del hijo prometido. Poco después, como se registra en Gén 16:1-16, Sara avanzó más al tener un hijo por poder. Ante su insistencia, Abraham tuvo un hijo de la sierva egipcia Agar a quien llamó Ismael. ¿Qué lo indujo a estas acciones? En la antigua ciudad mesopotámica de Nuzi, al noroeste de la región, se hallaron tablas de barro que arrojan luz a esta pregunta. Las tablillas provienen de una época correspondiente a unos siglos después de Abraham pero contienen un registro de las costumbres que se practicaron durante un período de tiempo extenso. Estas tablas revelan que tanto la adopción de un hijo como el nacimiento por poder eran prácticas comunes para una pareja estéril. Se promulgaban reglas detalladas a fin de salvaguardar los derechos de todas las partes. Las raíces de Abraham estaban en Mesopotamia (Gén 11:27-32) y es probable que haya conocido estas costumbres. Pareciera que Abraham y Sara siguieron las normas culturales aceptadas en aquella época.
Gén 15:7-21 deja perplejo al lector moderno. El pasaje es difícil de entender. La recuperación de numerosas tablillas de barro de la ciudad de Mari, al norte de la Mesopotamia, ha arrojado por lo menos en forma parcial algo de luz sobre este pasaje. Las tablas son del siglo XVIII a.c. Indican que la ceremonia que se utilizaba en aquel tiempo para sellar un acuerdo o un pacto incluía cortar un asno por la mitad. Luego las personas que participaban en el contrato caminaban entre las partes divididas del animal. Se observa que Dios le dio instrucciones a Abraham sobre una ceremonia seguramente conocida por el patriarca. Dios se encontró con Abraham dentro del contexto cultural. Es interesante observar que cuando la gente de un período antiguotestamentario posterior hacía un pacto, decía en idioma hebreo que había “cortado un pacto”.
Nuevo Testamento
La arqueología confirma en muchos puntos el relato neotestamentario de los sucesos y de la cultura del mundo greco-romano del siglo I en Palestina y en otros lugares. Esto incluye evidencias en relación con las costumbres de las sepulturas, la crucifixión, la adoración en las sinagogas y la identidad de varios gobernantes. El NT presenta correctamente a Herodes el Grande como un rey malvado y cruel (Mat 2:1-23). Se dan pocos detalles sobre su vida. Actualmente existe un cuadro más completo de este complejo hombre mediante los escritos de Josefo, historiador judío del siglo I, y la tarea de los arqueólogos. Herodes fue uno de los constructores más grandiosos del mundo antiguo. Una persona que visite Tierra Santa puede ver actualmente varias ruinas del programa de edificación de Herodes. Entre estas están la plataforma del templo de Jerusalén, la ciudad portuaria de Cesarea, el poderoso fuerte de Masada, las sorprendentes ruinas de Samaria y el Herodión, el palacio fortaleza donde Herodes fue sepultado. Estos lugares, junto a muchos otros que excavaron los arqueólogos, nos recuerdan que el mundo en que vivió Jesús continuaba estando en gran medida dominado por Herodes, no solo a través del gobierno de su hijo sino también mediante los monumentos de piedra que había dejado. Actualmente permanece en Jerusalén la plataforma de 14 has (35 acres) donde Herodes edificó su templo; y partes de la torre de David en la Ciudadela son herodianas. Se han hallado piedras con inscripciones que advierten a los gentiles no entrar en el atrio–patio de Israel.
Nunca se pudo demostrar que fueran genuinas algunas supuestas reliquias de figuras del NT. Las declaraciones en cuanto a haber encontrado la casa de Pedro en Capernaum y su tumba en Roma están basadas en suposiciones piadosas. Los peregrinos han viajado a Palestina desde el siglo II, época en que Melito de Sardis fue “a ver los lugares”. Muchos dejaron registros de lo que se les mostró, pero los sitios que ellos declaran como los lugares del nacimiento, el bautismo y la sepultura de Jesús solo se pueden establecer sobre la base del anhelo de venerarlos.
La mayoría de las ciudades paulinas y del Apocalipsis se han ubicado y muchas se han excavado. Corinto ha proporcionado la inscripción “sinagoga de los hebreos” y la relacionada con Erasto, que colocó el enlosado y se hizo cargo de los gastos (comp. Rom 16:23). Existen documentos en papiros provenientes de Egipto que contienen invitaciones a comidas paganas y son buenas ilustraciones del problema que enfrentaban los corintios al ser invitados a participar de una reunión donde había comida que se había ofrecido a los ídolos.
Descubrimientos arqueológicos recientes
A fines del siglo XX tuvieron lugar algunos descubrimientos arqueológicos de importancia que favorecen nuestra comprensión de la Biblia. El descubrimiento y la excavación de la ciudad de Séforis, localidad romana cosmopolita que se puede ver desde Nazaret, cambió el concepto de que Galilea era una región estrictamente rural y nada sofisticada. Un bote pesquero que data del siglo I d.c. y similar al que utilizaban los discípulos de Jesús se halló intacto bajo el lecho del Mar de Galilea. En Jerusalén se encontró un osario (urna) de piedra con el nombre del sumo sacerdote Caifás y que contenía sus huesos. Se recuperaron dos amuletos de plata pequeños que tienen una cita del libro de Números que superan en antigüedad por varios siglos a cualquier otra porción que haya sobrevivido de las Escrituras. Se han hallado pequeñas medallas de barro con la impresión de los sellos personales de Baruc, escriba de Jerusalén, y de los reyes de Judá Acaz y Ezequías. Se ha corroborado la autenticidad de una granada esculpida en marfil que se usó como parte superior de un cayado y que tenía una inscripción que decía pertenecer al servicio del templo de Salomón. Evaluaciones recientes de las excavaciones en Jericó demuestran que el relato bíblico de la caída del muro de la ciudad es preciso en muchos de sus detalles. Dos inscripciones incluyen el término “Casa de David”, una descubierta en 1993 en Tel Dan y la otra, la Estela de Mesa, que se descubrió en 1868 pero que solo se tradujo y se publicó en 1994. Estas son las únicas menciones extrabíblicas del gran rey.
Conclusiones
Podemos esperar que surjan más descubrimientos significativos a medida que los arqueólogos continúen su labor en las tierras donde tuvieron lugar los acontecimientos bíblicos. Aunque a muchos arqueólogos les disgusta la idea de que la arqueología pueda demostrar la veracidad de la Biblia, aun así en muchos casos los descubrimientos han confirmado los relatos bíblicos. La función principal de la arqueología es la iluminación de las culturas pasadas. El gran abismo de tiempo, idioma y cultura entre nuestro tiempo y las épocas bíblicas hace que el conocimiento de los descubrimientos arqueológicos sea esencial para una comprensión acabada de las Sagradas Escrituras.

J. Kenneth Eakins, Jack P. Lewis, Charles W. Draper y E. Ray Clendenen

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí