Significado de ECLESIASTÉS Según La Biblia | Concepto y Definición

ECLESIASTÉS Significado Bíblico

¿Qué Es ECLESIASTÉS En La Biblia?

El título Eclesiastés fue tomado de la LXX, traducción al griego del término hebreo Qohelet (Ecl 1:1-2; Ecl 1:12; Ecl 7:27; Ecl 12:8-10). Tanto Qohelet como Eclesiastés denotan a una persona que preside una asamblea, es decir, un predicador o un maestro.
Autoría y fecha
Tradicionalmente se identificó a Salomón como autor de Eclesiastés, pero en la actualidad muchos estudiosos, incluyendo un amplio número de eruditos conservadores, han seguido el enfoque de Martín Lutero y ubican al libro en el período postexílico (generalmente entre aprox. 300–200 a.c.). Los eruditos que sostienen este último punto de vista por lo general consideran que la obra es una composición unificada de un solo autor, si bien reconocen algún trabajo editorial, en especial en el prólogo y en el epílogo.
Los que aceptan la fecha tardía señalan que en ningún lugar se menciona de manera explícita el nombre de Salomón como autor. De mayor peso aún es el argumento de que el uso de expresiones arameas, dos palabras aparentemente persas, paralelismos con el hebreo de la Mishná y otras señales del hebreo tardío imponen una fecha posexílica. A veces también se argumenta que el autor muestra signos de dependencia del pensamiento griego, y que el libro refleja una teología posterior.
En defensa del punto de vista tradicional se ha presentado la siguiente evidencia.
(1) La tradición, tanto cristiana como judía (por ej. el Talmud), nombra a Salomón como autor.
(2) Aunque el texto no declara de manera explícita que Salomón haya escrito el libro, en Ecl 1:1 el autor se identifica como “hijo de David, rey en Jerusalén”, y en Ecl 1:12 agrega que era “rey sobre Israel en Jerusalén”. Solo uno de los hijos de David, Salomón, gobernó en el reino unificado de Israel (con la excepción de Roboam, su nieto, cuyo breve reinado sobre las doce tribus y su carácter débil difícilmente podrían satisfacer los requerimientos del texto). Las referencias del libro sobre la sabiduría incomparable de su autor (Ecl 1:16), sus oportunidades para el placer (Ecl 2:3), los extensos proyectos de construcción (Ecl 2:4-6) y su riqueza sin igual (Ecl 2:7-8) apuntan todas a Salomón. Al igual que este, el escritor también escribió muchos proverbios (Ecl 12:9). Aquellos que niegan la autoría de Salomón por lo general responden que este es simplemente el personaje principal del libro o que el escritor coloca sus palabras en boca de Salomón.
(3) Muchos estudios recientes sobre el lenguaje de Eclesiastés también respaldan la fecha preexílica de la composición. La cantidad de influencia aramea en el libro ha sido ampliamente exagerada. Por ejemplo, un estudio reciente llega a la conclusión de que hay solo siete términos de origen arameo en el libro, cuatro de los cuales aparecen en otros lugares en el hebreo bíblico primitivo. En cuanto a las palabras persas, una de ellas es cuestionable (pardes) y la otra (pitgam) pudo haber entrado en forma temprana al idioma hebreo. Otros estudios diversos indican que no hay fundamentos para asegurar la influencia del hebreo de la Mishná, y han sugerido que esas formas lingüísticas supuestamente tardías son, en realidad, de naturaleza cananea–fenicia primitiva.
(4) Las evidencias de pensamiento griego en realidad están ausentes, tal como reconoce la mayoría de los eruditos. Más aún, si Eclesiastés hubiera sido escrito en el siglo III a.c. , el clímax del Imperio Griego, esperaríamos una influencia griega significativa en el lenguaje del libro.
(5) No es posible demostrar teología tardía.
(6) Hay numerosas afinidades entre Proverbios y Eclesiastés.
Haya sido el autor Salomón u otra persona, los numerosos consejos que contiene el libro reflejan la experiencia de una persona anciana, y podemos presuponer que se trataba de un hombre mayor que sentía la inminencia de su muerte.
Canon
Eclesiastés fue incluido en la LXX (siglo III a.c.), y Ben Sirá (Eclesiástico) conocía y usaba el libro (aprox. 190 a 180 a.c.). Fragmentos de Eclesiastés en Qumrán confirman su condición canónica a mediados del siglo II a.c. Si bien no se encuentran citas en el NT, algunos pasajes parecen referirse a Eclesiastés (por ej. Rom 8:20; Stg 4:14). Josefo y escritores cristianos de la primera época, como Melito de Sardis, Epifanio, Orígenes y Jerónimo, hacen alusiones al libro.
En la Biblia en español, Eclesiastés está ubicado con los libros poéticos, siguiendo el orden de la LXX griega. En cambio en la Biblia hebrea está incluido entre los Escritos o Hagiógrafa, específicamente en la sección conocida como Megilloth. Allí se incluyen cinco rollos: Rut, Cantar de los Cantares, Eclesiastés, Lamentaciones y Ester. Estos libros son diferentes en su contenido pero tienen algo en común. Eran leídos en público en las grandes fiestas anuales judías: el libro de Rut en la Fiesta de las semanas (Pentecostés), el Cantar de los Cantares en la Pascua, el Eclesiastés en la Fiesta de los tabernáculos, Lamentaciones en la conmemoración de la destrucción de Jerusalén en el 586 a.c. (el noveno de Ab), y el libro de Ester en la celebración de Purim. Sin duda, Eclesiastés se leía en la Fiesta de los tabernáculos, probablemente la festividad más alegre de Israel, porque el libro contiene numerosas exhortaciones a disfrutar de la vida que Dios ha dado (Ecl 2:24-25; Ecl 3:13; Ecl 5:18-20; Ecl 8:15; Ecl 9:9).
Texto
El texto de Eclesiastés está bien preservado, y son pocos los pasajes discutidos. En Qumrán se recuperaron tres manuscritos de Eclesiastés (que datan del siglo II a.c.). Contienen parte de Ecl 5:13-17, porciones sustanciales de Ecl 6:3-8, y cinco palabras de Ecl 7:7-9. Más allá de las diferencias ortográficas, las discrepancias con el Texto Masorético son pocas e insignificantes.
Tipo de Literatura
Por lo general, Eclesiastés, Job y Proverbios se clasifican como libros de sabiduría del AT. Proverbios se ocupa de la sabiduría práctica (didáctica), pero Eclesiastés y Job son de naturaleza más filosófica. Este aborda el problema del sufrimiento de los justos, en tanto que Eclesiastés examina la cuestión del sentido de la vida. Buena parte de Eclesiastés es poesía, como puede observarse en una traducción moderna de la Biblia.
La poesía hebrea se caracteriza por el paralelismo: principalmente en forma de sinónimo o de repetición (Ecl 1:9 a, Ecl 1:18; Ecl 3:1), sintética o por desarrollo de un pensamiento (Ecl 1:3; Ecl 2:13), y antitética o por contraste (Ecl 1:4; Ecl 7:26 b; Ecl 10:12).
Tema
Posiblemente ningún libro de la Biblia esté tan dedicado a un tema dominante como sucede con Eclesiastés. En Ecl 1:2 el autor declara “todo es un absurdo” (NVI), o mejor aún “vanidad” (RVR1960). La palabra hebrea que se traduce “absurdo” o “vanidad” es hebel (literalmente “aliento”), que es la palabra clave del libro y aparece 38 veces, casi la mitad de las ocasiones que aparece en el AT. En Eclesiastés, hebel parece denotar principalmente (aprox. en dos docenas de casos) elementos tan volátiles como el aliento (Ecl 6:12; Ecl 7:15; Ecl 9:9; Ecl 11:10), la vanidad (Ecl 4:7-8; Ecl 5:7; Ecl 5:10; Ecl 7:6) o aquellos que, como el aliento, carecen de congruencia o valor perdurable (Ecl 2:1; Ecl 2:11). A primera vista la declaración de que “todo es vanidad” (Ecl 1:2) parece negativa, pero la frase en el versículo siguiente (Ecl 1:3), “bajo el sol” (que solo aparece en la Biblia en Eclesiastés, 29 veces), aclara la perspectiva del autor. Significa que la existencia terrenal es breve y que los logros meramente mundanos no tienen valor eterno. El autor desarrolló este tema mediante el uso de lo que puede ser rotulado como “tema de investigación”. Su búsqueda abarcó áreas principales de la existencia humana: la ciudad, el campo, los jardines, el templo, una casa, un dormitorio, la corte de justicia, los asientos del poder y aun las operaciones militares. Examinó la riqueza, el poder, la religión, las relaciones humanas, el trabajo y el esparcimiento.
Interpretación
De todos los libros de la Biblia, suele considerarse a Eclesiastés como el más problemático. Ha sido entendido como una obra pesimista, abrumadora, no ortodoxa y hasta herética. Por ejemplo, se ha interpretado que algunas aseveraciones del libro niegan la vida después de la muerte (Ecl 3:18-21; Ecl 9:5-6; Ecl 9:10). Sin embargo, cuando esos pasajes se consideran a la luz del tema global del libro, resulta claro que el autor no niega la existencia del espíritu humano después de la muerte, aunque confirma un hecho obvio: con la muerte, la vida terrenal (la vida “debajo del sol”), con sus alegrías, sus tristezas y sus oportunidades, se termina. En Ecl 12:7, el autor declara en forma explícita que el cuerpo volverá “a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio” (NVI).
Al autor de Eclesiastés se lo ha considerado pesimista, e incluso existencialista. Otros han sostenido que era un apologista que defendía la fe en Dios señalando el horror de la vida sin Dios. Sin embargo, es posible que lo más apropiado sea considerar a este autor como alguien realista. Observó que todas las personas (tanto buenas como malas) experimentan injusticia, envejecen, mueren y son olvidadas. La vida de todos los seres humanos es breve. Las posesiones terrenales y los proyectos meramente terrenales son temporarios y no tienen valor eterno, ni para los que creen ni para los incrédulos. Solo permanece lo que se hace para Dios. Por lo tanto, los seres humanos deberían vivir con la perspectiva de la eternidad, conscientes de que algún día tendrán que rendir cuentas a Dios (Ecl 12:13-14).
Bosquejo
I. El autor se identifica y presenta el tema del libro (Ecl 1:1-3)
II. El Maestro expone observaciones referentes a la vida debajo del sol en diversos asuntos (Ecl 1:4-18; Ecl 2:1-26; Ecl 3:1-22; Ecl 4:1-16; Ecl 5:1-20; Ecl 6:1-12; Ecl 7:1-29; Ecl 8:1-17; Ecl 9:1-18; Ecl 10:1-20; Ecl 11:1-10; Ecl 12:1-7)
A. La vanidad de la vida terrenal, de la sabiduría terrenal, del placer, del éxito terrenal y del trabajo terrenal, y también la primera exhortación a disfrutar de la vida (Ecl 1:4-18; Ecl 2:1-26)
B. El momento apropiado para cada actividad de la vida; observaciones respecto al trabajador, al tiempo y a la eternidad; una segunda exhortación a disfrutar de la vida, las obras y las acciones de Dios, y una tercera exhortación a disfrutar de la vida (Ecl 3:1-22)
C. Diversos males de la vida (Ecl 4:1-16; Ecl 5:1-20; Ecl 6:1-6)
D. Observaciones misceláneas sobre diversos asuntos, y una quinta y sexta exhortación a disfrutar de la vida (Ecl 6:7-12; Ecl 7:1-29; Ecl 8:1-17; Ecl 9:1-18; Ecl 10:1-20; Ecl 11:1-6)
E. Vivir a la luz de la realidad de la muerte (Ecl 11:7-10; Ecl 12:1-7)
III. El autor resume el tema, enfatiza la verdad y el propósito de su instrucción, y presenta la magnífica conclusión de su libro: “Teme a Dios y guarda sus mandamientos” (Ecl 12:8-14)

Stephen R. Miller

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