Significado de ÉXODO, LIBRO DE Según La Biblia | Concepto y Definición

ÉXODO, LIBRO DE Significado Bíblico

¿Qué Es ÉXODO, LIBRO DE En La Biblia?

Libro central del AT que relata el acto salvador fundamental de Dios para con Israel en el éxodo de Egipto y la realización de Su pacto con la nación destinada a ser Su reino de sacerdotes.
Trasfondo literario
Éxodo es el segundo libro del AT y del Pentateuco (Ver Pentateuco para un análisis de la fecha y autoría). Éxodo continúa la narrativa del Génesis sobre la creación, el pecado humano, el castigo divino y la renovación, el llamado a Abraham para bendecir al mundo y las luchas de Isaac y luego de Jacob para llevar adelante este llamado de Dios. El libro termina cuando José lleva a la familia de su padre a Egipto para evitar el tormento de la hambruna. Éxodo retoma la historia de los hijos de Jacob en Egipto, en ese momento bajo un nuevo faraón y considerados extranjeros temibles en lugar de inmigrantes bienvenidos liberados de la hambruna. Fue así que Israel se convirtió en mano de obra esclava en Egipto (cap. Éxo 1:1-22). Dios salvó del peligro al bebé Moisés, el cual creció en la corte del faraón como hijo de la hija del faraón. Aun así, Moisés amaba a los israelitas. Al tratar de proteger a uno de su pueblo, mató a un egipcio. En consecuencia, tuvo que huir al Desierto de Madián donde protegió a siete jóvenes pastoras en peligro. Se radicó allí y se casó con una de ellas. En ese lugar Dios lo llamó desde la zarza ardiente en el Monte Horeb/Sinaí, y lo envió de regreso para rescatar a Israel de Egipto (caps. Éxo 2:1-25; Éxo 3:1-22; Éxo 4:1-31). Con su hermano Aarón, tuvo que enfrentar a un faraón empecinado que se rehusaba a liberar a los israelitas. Cuando el faraón le hizo la vida más dura a Israel, los israelitas se quejaron de Moisés. Dios usó esta oportunidad para revelarse a Israel, al faraón y a los egipcios. Dios envió las plagas sobre el país. El faraón se rehusó obstinadamente a dejar salir a Israel hasta que su primer hijo y los primogénitos de todo Egipto murieron en la plaga final. Esta décima plaga se convirtió en el escenario de la celebración religiosa más importante de Israel, la Pascua y el pan sin levadura donde Israel representaba el éxodo de Egipto y se regocijaba en el supremo acto de salvación de Dios a favor de Su pueblo (caps. 5–13). Cuando Israel huye de Egipto, el faraón nuevamente se resiste y envía al ejército a perseguirlos. El milagro del Mar Rojo (o tal vez más literalmente, el mar de los juncos) se convirtió en el momento supremo de la historia de Israel, cuando Dios creó una nación para sí al rescatarla del poder militar más grande de la tierra y guiarla a través de las aguas divididas del mar, para luego volver a inundarlo cuando los egipcios trataron de seguirlos (cap. Éxo 14:1-31).
Después de celebrar la liberación con cánticos y danzas (Éxo 15:1-21), Israel fue guiado por Dios al desierto, pero muy pronto la difícil vida en el páramo demostró ser demasiado dura. Los israelitas comenzaron a añorar los días de bonanza en Egipto, aun después de que Dios les diera alimento y bebida y que derrotara a los amalecitas (Éxo 15:22-27; Éxo 16:1-36; Éxo 17:1-15). Jetro, el suegro de Moisés, llevó a la esposa y a los hijos de este para reunirse con él en el desierto y alabó a Dios por todo lo que Él había hecho por Moisés y por Su pueblo. Jetro también aconsejó a Moisés acerca de cómo organizar un sistema judicial más eficiente para aliviar la carga que tenía (cap. Éxo 18:1-27). Después Israel llegó hasta el Monte Sinaí, donde Dios los llamó para que se convirtieran en el pueblo del pacto, una nación santa que llevara adelante la misión de Abraham de ser una bendición a las naciones. Dios les dio mandamientos y otras leyes básicas para el pacto (caps. 19–23), y luego confirmó el pacto en una ceremonia misteriosa (cap. Éxo 24:1-18). Moisés fue a la cima de la montaña a recibir el recordatorio de las instrucciones de Dios, especialmente las correspondientes a la edificación del tabernáculo, el lugar sagrado para la adoración (caps. 24–31). Impacientes por la espera, Israel logró convencer a Aarón para que le fabricara un objeto de adoración visible, de modo que hizo un becerro de oro. El pueblo comenzó a adorar esa imagen. Esto provocó la ira de Dios, quien envió a Moisés de regreso al pueblo. A pesar del pecado de ellos, Moisés oró por el pueblo pero luego comprobó personalmente las acciones pecaminosas y arrojó las tablas al suelo y las hizo pedazos. Moisés volvió a subir al monte y oró por su pueblo, a quien Dios castigó pero no lo destruyó como había amenazado hacer. Dios demostró Su presencia permanente en el tabernáculo de reunión y al dejar que Su gloria se manifestara delante de Moisés (caps. Éxo 32:1-35; Éxo 33:1-23). Después, Dios le dio las leyes en dos tablas de piedra nuevas y renovó el pacto con el pueblo, dándole además otras leyes fundamentales. Una comunicación tan intensa con Dios hizo que el rostro de Moisés resplandeciera (cap. Éxo 34:1-35). Moisés entonces alentó al pueblo a celebrar el día de reposo y a edificar el tabernáculo (caps. 35–39); lideró la construcción del tabernáculo y estableció la adoración en ese lugar. Dios bendijo esta acción con Su gloriosa y santa presencia (cap. Éxo 40:1-38). Esto proporcionó una señal para el futuro viaje de Israel al seguir la nube y el fuego de Dios.
Enseñanza teológica
Durante el éxodo, Israel aprendió sobre la naturaleza esencial de Dios y Su salvación. También aprendieron sobre la naturaleza del pecado, las características del líder escogido por Dios, los componentes de la adoración y el significado de la salvación. También acerca de la identidad del pueblo de Dios.
Dios es quien gobierna el mundo, capaz de obrar a favor de Su pueblo aun en el territorio de la potencia política y militar más poderosa del mundo. Él decide actuar a favor del pueblo de Su elección. Sabe de la situación de los suyos aun cuando otra nación le haya impuesto la esclavitud. Dios salvó a Su pueblo llamando a un líder que comunicó la voluntad divina y enfrentó a sus enemigos. Dios capacitó al líder en un momento de debilidad personal más que de fortaleza. Dominó las fuerzas de la naturaleza para mostrar Su poder inigualable y para demostrar Su preocupación amorosa por el pueblo.
La salvación, el poder y el cuidado no fueron las únicas cosas que Dios reveló de sí mismo. También mostró una naturaleza santa al recordarles que debían entrar en Su presencia especialmente preparados. Reveló el esplendor de Su gloria, tan majestuosa que ni siquiera el líder podía contemplarla. Pero sobre todo, reveló Su voluntad de estar presente entre Su pueblo y guiarlo a través de sus actividades diarias.
Al hacerlo, mostró cómo esperaba que viviera Su pueblo, un camino de santidad y de sacerdocio entre las naciones. Este camino se centraba en una vida guiada por los Diez Mandamientos. Dicha vida reflejaba la naturaleza de Dios, quien podía ser identificado como “¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión, y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado” (Éxo 34:6-7).
Dios esperaba que Su pueblo viviera en el camino de la santidad, el camino de los Diez Mandamientos. No cumplir con ello era pecado. Este se centra particularmente en atribuirle a otro dios lo que Dios ha hecho y en adorar las cosas hechas por manos humanas antes que al verdadero Dios, quien no permite imágenes de sí mismo. Para evitar el pecado, el pueblo de Dios tenía que seguir al líder elegido por Él, aun cuando ese sendero atravesara el desierto y demandara un estilo de vida carente de los lujos y las comidas que habían aprendido a considerar como derecho. El líder seguía la voluntad de Dios y no la del pueblo; debía interceder ante Dios por un pueblo pecador y estar dispuesto a renunciar a su lugar ante Dios a cambio de la salvación del pueblo. Solo un líder que estuviera en comunión cara a cara con Dios podía desarrollar tal actitud. Por lo tanto, Moisés se convirtió en un líder incomparable para Israel.
La permanencia del líder implicó el establecimiento de un lugar de adoración y de prácticas litúrgicas. El pueblo de Dios obtuvo identidad al ejercer la adoración. El líder le mostró cuándo, dónde y cómo adorar.
El pueblo ofrecía adoración porque había experimentado la salvación de Dios. Para ellos, la salvación significaba liberación física en la actividad militar contra un enemigo poderoso. Significaba seguir las instrucciones de Dios y esperar ayuda milagrosa de Él. La salvación estableció una relación entre Dios y la gente, una relación basada en la iniciativa divina para liberar al pueblo e invitarlo a tener una relación basada en un pacto. Esto significaba que el pueblo podía confiar en que Dios lo guiaría a través de su historia personal y nacional. También significaba que Dios esperaba la confianza del pueblo mientras este obedecía a medida que Él le mostraba el camino de vida que debían seguir. La salvación no era simplemente recibirla de manos de Dios. Consistía en seguir con fe el estilo de vida que Dios describía. Ver Pacto.
Bosquejo
I. Dios salva a Su pueblo (Éxo 1:1-22; Éxo 2:1-25; Éxo 3:1-22; Éxo 4:1-17)
A. El pueblo de Dios enfrenta la opresión con temor (Éxo 1:1-22)
B. Dios elige un libertador para Su pueblo oprimido (Éxo 2:1-25; Éxo 3:1-22; Éxo 4:1-17)
II. Dios envía a Su líder a una misión difícil (Éxo 4:18-31; Éxo 5:1-23; Éxo 6:1-30; Éxo 7:1-2)
A. Dios utiliza todos los medios para llevar a cabo Su voluntad contra un gobernante impío (Éxo 4:18-26)
B. Dios, en Su enojo, promete proporcionar ayuda a Su líder (Éxo 4:27-31)
C. El líder de Dios entrega Su mensaje a líderes paganos (Éxo 5:1-23)
D. Dios promete liberación al pueblo ensordecido (Éxo 6:1-9)
E. Dios reafirma a Sus líderes inseguros (Éxo 6:10-30; Éxo 7:1-2)
III. Dios se revela al castigar al enemigo (Éxo 7:3-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-30)
A. Dios es soberano sobre los poderes enemigos (Éxo 7:3-13)
B. Los milagros no proporcionan alivio (Éxo 7:14-25)
C. Las fuerzas enemigas intentan negociar antes que convertirse (Éxo 8:1-15)
D. El poder de Dios convence a los líderes religiosos enemigos (Éxo 8:16-19)
E. El engaño político no logra derrotar el propósito de Dios (Éxo 8:20-32)
F. El poder de Dios es superior a los símbolos religiosos paganos (Éxo 9:1-7)
G. El poder de Dios afecta a personas y también a animales (Éxo 9:8-12)
H. El terror y la admisión del pecado no son respuestas adecuadas a las acciones de un Dios único (Éxo 9:13-35)
I. Las acciones salvadoras de Dios deberán ser enseñadas a generaciones venideras (Éxo 10:1-20)
J. La voluntad de Dios debe ser enteramente acatada (Éxo 10:21-29)
K. Cuando castiga, Dios hace diferencia entre Su pueblo y Sus enemigos (Éxo 11:1-10)
L. Dios impone Su juicio sobre otros dioses y preserva a Su pueblo obediente (Éxo 12:1-13)
M. El pueblo de Dios deberá recordar y celebrar su liberación (12:14-28)
N. Dios castiga a Sus enemigos arrogantes y endurecidos (Éxo 12:29-30)
IV. Dios se revela al rescatar a Su pueblo de la esclavitud (Éxo 12:31-51; Éxo 13:1-22; Éxo 14:1-31; Éxo 15:1-21)
A. Dios libera y bendice a Su pueblo y a aquellos que se unen a Él (Éxo 12:31-51)
B. Dios instruye a Su pueblo para que recuerde, celebre y enseñe sobre Su gran salvación (Éxo 13:1-16)
C. Dios guía y protege a Su pueblo obediente (Éxo 13:17-22)
D. Dios manifiesta Su gloria y suscita fe al salvar a Su pueblo atribulado (Éxo 14:1-31)
E. El pueblo de Dios lo alaba por haberlo liberado (Éxo 15:1-21)
V. Dios brinda Su cuidado a un pueblo quejoso e indeciso (Éxo 15:22-27; Éxo 16:1-36; Éxo 17:1-16; Éxo 18:1-27)
A. Dios promete sanidad al pueblo obediente (Éxo 15:22-27)
B. Dios revela Su gloria y pone a prueba la fe de Su pueblo mientras responde a Sus necesidades (Éxo 16:1-36)
C. Un pueblo que duda pone a prueba la presencia de Dios (Éxo 17:1-7)
D. Dios libera a Su pueblo y condena permanentemente al enemigo (Éxo 17:8-16)
E. Parientes extranjeros dan testimonio de la superioridad de Dios sobre otros dioses (Éxo 18:1-12)
F. El pueblo de Dios necesita enseñanza eficaz y liderazgo administrativo (Éxo 18:13-27)
VI. Los pactos de Dios con Su pueblo (Éxo 19:1-25; Éxo 20:1-21)
A. El pacto de Dios está basado en Su acción liberadora y en la obediencia del pueblo como reino de sacerdotes (Éxo 19:1-8)
B. Dios prepara a Su pueblo antes de descender para hacer un pacto (Éxo 19:9-15)
C. La sobrecogedora presencia de Dios confirma el pacto (Éxo 19:16-25)
D. Los Diez Mandamientos son reglas básicas del pacto para quienes viven con Él (Éxo 20:1-17)
E. El pueblo sobrecogido necesita mediación humana ante el Dios santo (Éxo 20:18-21)
VII. Dios da leyes civiles, ceremoniales y penales para ayudar a Su pueblo (Éxo 20:22-26; Éxo 21:1-36; Éxo 22:1-31; Éxo 23:1-33)
A. Instrucciones para una adoración aceptable (Éxo 20:22-26)
B. Tratamiento de los esclavos hebreos (Éxo 21:1-11)
C. Trato con una persona que hiere o mata a otra (Éxo 21:12-32)
D. Justicia para el daño a la propiedad de otro (Éxo 21:33-36; Éxo 22:1-15)
E. Justicia para una virgen seducida (Éxo 22:16-17)
F. Castigo para la brujería, el bestialismo y la idolatría (Éxo 22:18-20)
G. Cuidado del extranjero, la viuda, el huérfano y el pobre (Éxo 22:21-27)
H. Respeto a Dios y a las reglas humanas, consagración de los niños y reglas de santidad (Éxo 22:28-31)
I. Práctica de la honestidad; protección del justo o inocente (Éxo 23:1-9)
J. Respeto por el año sabático, el día de reposo y los días sagrados (Éxo 23:10-19)
K. Dios proveerá guía espiritual (Éxo 23:20-33)
VIII. Dios y Su pueblo deben ratificar el pacto (Éxo 24:1-18)
A. El pueblo se compromete a hacer la voluntad de Dios (Éxo 24:1-11)
B. Dios ratifica el pacto con Su santa presencia (Éxo 24:12-18)
IX. Dios decide estar presente con Su pueblo (Éxo 25:1-40; Éxo 26:1-37; Éxo 27:1-21; Éxo 28:1-43; Éxo 29:1-46; Éxo 30:1-38; Éxo 31:1-17)
A. Según la voluntad de cada uno, se le solicita al pueblo que aporte para la construcción del lugar de adoración a Dios (Éxo 25:1-7)
B. Dios morará entre Su pueblo en Su lugar de adoración santa (Éxo 25:8-40; Éxo 26:1-37; Éxo 27:1-21)
C. El ministro de Dios mediará la presencia santa a favor de un pueblo santo (Éxo 28:1-43; Éxo 29:1-37)
D. La gente responde a la presencia de Dios ofrendando con sacrificio (Éxo 29:38-46; Éxo 30:1-38)
E. Los artesanos responden a la presencia de Dios dedicando las capacidades recibidas como don divino (Éxo 31:1-11)
F. El pueblo responde a la presencia santa con adoración sabática (Éxo 31:12-17)
X. Dios restaura a un pueblo pecador (Éxo 31:18; Éxo 32:1-35; Éxo 33:1-23; Éxo 34:1-35)
A. Dios proporciona orientaciones para vivir en Su presencia (Éxo 31:18)
B. Un pueblo impaciente rompe el pacto haciendo otros dioses y adorándolos (Éxo 32:1-6)
C. Dios reacciona con ira ante un pueblo desobediente (Éxo 32:7-10)
D. La oración intercesora produce arrepentimiento divino (Éxo 32:11-14)
E. El juicio de Dios cae sobre un pueblo desobediente a través de Sus líderes escogidos (Éxo 32:15-29)
F. La majestuosa intercesión de un mediador no es suficiente (Éxo 32:30-35)
G. Dios retira Su presencia inmediata del pueblo pecador (Éxo 33:1-4)
H. El duelo y el arrepentimiento, aun de parte de un pueblo desobediente, captan la atención de Dios (Éxo 33:5-6)
I. La adoración en el lugar elegido por Dios es elemento esencial para la restauración del pacto (Éxo 33:7-11)
J. La presencia invisible de Dios reafirma la relación del pacto (Éxo 33:12-23)
K. Dios renueva el pacto con Su pueblo (Éxo 34:1-35)
XI. Dios honra la obediencia de Su pueblo con Su santa presencia (Éxo 35:1-35; Éxo 36:1-38; Éxo 37:1-29; Éxo 38:1-31; Éxo 39:1-43; Éxo 40:1-38)
A. Dios establece exigencias específicas para Su pueblo (Éxo 35:1-19)
B. Un pueblo obediente proporciona recursos y oficios necesarios para la obra de Dios (Éxo 35:20-35; Éxo 36:1-7)
C. Un pueblo obediente brinda sus recursos para edificar el lugar donde Dios hace Su morada (Éxo 36:8-38; Éxo 37:1-29; Éxo 38:1-31; Éxo 39:1-43)
D. El líder del pueblo de Dios se prepara para adorar (Éxo 40:1-33)
E. La presencia de Dios llena continuamente el lugar de adoración para Su pueblo obediente (Éxo 40:34-38)

Trent c. Butler

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