Significado de POSICIONES DE LIDERAZGO EN EL NUEVO TESTAMENTO Según La Biblia | Concepto y Definición

POSICIONES DE LIDERAZGO EN EL NUEVO TESTAMENTO Significado Bíblico

¿Qué Es POSICIONES DE LIDERAZGO EN EL NUEVO TESTAMENTO En La Biblia?

Si bien en el NT se evitó el uso de términos técnicos para “oficio”, el concepto está presente. Las características formales del NT en conjunción con lo que actualmente denominamos oficios incluyen permanencia, reconocimiento de parte de los demás (posiblemente mediante un título), autoridad, retribución y designación (incluso con imposición de manos). Los tres primeros elementos son, en cierto modo, esenciales, no así los últimos dos. Los términos normalmente asociados con los oficios son apóstoles, profetas, evangelistas, obispos y diáconos. Por lo general, el enfoque del NT en estos oficios es en la función o tarea más que en la condición o posición.
La palabra “apóstol” aparece 80 veces en el NT y tiene diversos referentes. De manera más reducida se aplica a los doce discípulos. Cuando Matías remplazó a Judas, el requisito era que fuera alguien que hubiese seguido a Jesús desde Su bautismo hasta la ascensión (Hch 1:21-22). Pablo emplea el término en sentido técnico para referirse a aquellos que vieron al Señor resucitado (1Co 9:1; 1Co 15:7-9) y fueron comisionados directamente por Cristo (por ej., Hch 9:15; Rom 1:1). Por esta razón, Pablo declara ser el último de los apóstoles (1Co 15:7-8) y considera este oficio como de suma importancia (1Co 12:28; Efe 4:11). La mayoría cree que el apostolado concluyó en el siglo I debido a la característica de ser testigo visual de la resurrección de Jesús (comp. Efe 2:20).
A algunos de los colaboradores de Pablo también se les da el título de apóstoles. A Bernabé se lo llama apóstol en Hch 14:14 (comp. Hch 14:4; 1Co 9:5-6). Aunque no se los denomina directamente apóstoles, es probable que Apolos haya estado incluido en las referencias de Pablo sobre “nosotros los apóstoles” en 1Co 4:9 (comp. 1Co 4:6), y que lo mismo suceda con Silas en la expresión “apóstoles de Cristo” en 1Ts 2:6 (comp. 1Ts 1:1). Se discute si Andrónico y Junias eran muy estimados “entre los apóstoles” o “por los apóstoles” (Rom 16:7).
En pocas ocasiones, Pablo emplea el término no técnico que significa “mensajero”. El apóstol envió a Tito y a un hermano como mensajeros (apostoloi) a los corintios para incentivar la dádiva de ofrendas (2Co 8:23). Pablo también declara que Epafrodito era un mensajero (apostolos) enviado por la iglesia de Filipos para llevarle ayuda (Flp 2:25). El término “apóstol” también se aplica a Jesús quien es el “apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión” (Heb 3:1).
El oficio de profeta a menudo está estrechamente vinculado con el de apóstol. Profetas eran aquellos que comúnmente le proclamaban la palabra divina a la comunidad (1Co 13:2; 1Co 14:22; 1Co 14:29; Efe 3:5; 2Pe 1:19-21). Dios les entregaba directamente el mensaje y se consideraba como palabra autorizada. Dada la importancia de los mensajes de los profetas y la posibilidad de que se abusara de este don, era necesario someter a prueba las declaraciones proféticas. El pasaje más extenso se encuentra en 1Co 14:1-40. Pablo proporciona instrucciones en cuanto a cómo se debían comportar en la adoración los profetas y otros individuos dotados de dones. Declara que los que profetizan lo hacen para edificación, exhortación y consolación del cuerpo (1Co 14:3-5; 1Co 14:26; 1Co 14:31). Por lo tanto, Pablo prefiere que la congregación se centre más en la profecía que en hablar en lenguas (1Co 14:5; 1Co 14:12; 1Co 14:19; 1Co 14:22-26). Los profetas se deben comportar de manera ordenada, y los demás tienen que juzgar la validez de sus expresiones (1Co 14:29-33; 1Co 14:40). La importancia de los profetas se observa en 1Co 12:28 y Efe 4:11 donde se los ubica en segundo lugar luego de los apóstoles. Los mencionados por nombre son Ana (Luc 2:36), Judas y Silas (Hch 15:32) y Agabo (Hch 21:10). Había profetas en Jerusalén (Hch 11:27), Antioquía (Hch 13:1) y Corinto (1Co 14:1-40). Algunos creen que el oficio de profeta cesó poco después de haberse completado el canon (comp. Efe 2:20; Heb 1:1-2).
El término “evangelista” deriva del verbo euangelizomai (“anunciar las buenas nuevas” o “predicar el evangelio”). Los evangelistas solo se mencionan tres veces en el NT: En Hch 21:8, a Felipe, uno de los siete escogidos en Hch 6:1-15. En Efe 4:11 se los menciona en tercer lugar luego de los apóstoles y los profetas. Finalmente, Pablo exhorta a Timoteo diciéndole, “haz obra de evangelista” (2Ti 4:5), lo que probablemente se refiera a dar a conocer las verdades del evangelio.
Para la época en que se escribieron las Epístolas Pastorales, aparentemente ya existían dos posiciones de liderazgo establecidas dentro de las congregaciones locales: los obispos y los diáconos. Los términos “obispo” (o sobreveedor) y “anciano” (o presbítero) se emplean indistintamente, lo cual denota que se trata del mismo oficio. Dado que la palabra griega para obispo (episkopos) significa “sobreveedor”, la función principal del obispo era supervisar la vida espiritual de la congregación. En 1Ti 3:1-7 y Tit 1:5-9 se describen las cualidades de los obispos y se centran en el carácter más que en los deberes. Uno de los requisitos que diferenciaba al obispo del diácono era la capacidad del primero para enseñar (1Ti 3:2; 1Ti 5:17; Tit 1:9). Los pastores y maestros (Efe 4:11) parecieran ser aquellos que Cristo dio para que pastoreen e instruyan a la iglesia. Tomados como tales, es probable que estos líderes también puedan ser identificados como obispos y ancianos.
Si bien el término “diácono” proviene de una palabra griega (diakonos) que significa “sirviente” o “ministro”, a veces se lo empleaba en sentido técnico para referirse a un oficial de la iglesia. En Flp 1:1, Pablo se dirige a los “obispos y diáconos”, y las cualidades de los diáconos se mencionan en 1Ti 3:8-13. En Rom 16:1 vemos otra referencia posible al uso oficial del término donde Pablo expresa que Febe era diakonon de la iglesia de Cencrea (comp. 1Ti 3:11). El relato de la designación de los siete hombres para colaborar en la distribución de alimentos tal vez proporcione el prototipo de este oficio (Hch 6:1-6). La responsabilidad de los diáconos tal vez se pueda describir mejor como una tarea de respaldo a la labor de los obispos (o ancianos). Es decir, eran responsables de ocuparse de aquellas obligaciones que permitían que los obispos se dedicaran con más libertad a la palabra de Dios y la oración (1Ti 3:2; Tit 1:9; comp. Hch 6:2-4).
A menudo se mencionan otros líderes sin que se nombre ningún oficio en especial. En Gál 6:6, Pablo declara que los que reciben la enseñanza de la palabra deben proveer para el mantenimiento físico de sus maestros. Este texto sugiere que existía una clase de enseñadores que proporcionaban instrucción cristiana formal y que esa actividad de enseñanza era tan amplia que necesitaban ser compensados por su trabajo. En 1Ts 5:12-13, Pablo exhorta a la congregación a respetar y tener en alta estima a los que trabajaban en ella, la lideraban y la amonestaban. Aunque Pablo no utiliza ningún título formal, es posible que estos líderes fueran, o más tarde se conocieran, como obispos o ancianos. Otros líderes mencionados por Pablo son Estéfanas (1Co 16:15-16), Epafras (Col 1:7; Col 4:12) y Arquipo (Col 4:17). Además, en Heb 13:17, el autor instruye a la congregación a obedecer a sus líderes y sujetarse a ellos. La razón de dicho respeto es que estos líderes se encargan de cuidar las almas y son responsables ante Dios por dicho liderazgo.
Algunos incluyen a las viudas como un “oficio” reconocido (1Ti 5:3-16) ya que Pablo declaró que ciertas viudas mayores de 60 años debían ser “puestas en la lista” (1Ti 5:9). No obstante, es difícil conocer el grado de formalidad de esta “posición” y determinar en qué consistía precisamente su tarea.
Si bien las posiciones de liderazgo son importantes en la iglesia, el NT enfatiza que todos los creyentes comparten la responsabilidad del ministerio. Quienes ocupan posiciones de liderazgo fueron dotados especialmente por Dios. Aun así, todos tienen dones para el servicio y se espera que todos sirvan.

Ben L. Merkle

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