Significado de ZACARÍAS, LIBRO DE Según La Biblia | Concepto y Definición

ZACARÍAS, LIBRO DE Significado Bíblico

¿Qué Es ZACARÍAS, LIBRO DE En La Biblia?

Uno de los profetas menores posexílicos. Al igual que Jeremías y Ezequiel, Zacarías era sacerdote y profeta. Esto parece adecuado, ya que la mayor parte del libro trata cuestiones relativas al templo, al sacerdocio y a la purificación del pueblo. El abuelo de Zacarías, Iddo, fue un sacerdote que regresó con Zorobabel (Neh 12:4), por lo que probablemente Zacarías haya sido un joven colega de Hageo. Sin embargo, Hageo centra sus escritos en la reconstrucción del templo y la restitución del sistema de sacrificios, mientras que Zacarías lo hace en la transformación espiritual del pueblo.
Muchos están convencidos de que los capítulos 9 a 14 fueron escritos con bastante posterioridad a los capítulos 1 al 8 y por un autor diferente. La evidencia, sin embargo, no lleva necesariamente a esta conclusión, y la unidad temática del libro sugiere lo contrario. La situación histórica es la misma que la del libro de Hageo.
Mensaje y propósito
 
Acusación
Zacarías explicó que el desagrado del Señor para con el pueblo se debía a que en el pasado ellos lo habían abandonado. El pueblo se sentía desalentado debido a la oposición y a la evidente insignificancia del proyecto de construcción. Después de la época de Zorobabel, Judá tendría nuevamente líderes malvados que engañarían al pueblo. Esto haría que el pueblo volviera a rechazar al Señor.
Instrucción
El Señor llamó a Judá a volver a Él y, de esta manera, a poner fin al desagrado divino. Dios exhortó al sumo sacerdote Josué y al remanente a que demostraran obediencia fiel a fin de conservar las bendiciones. Dicha exhortación incluyó un pedido indirecto de que se completara la construcción del templo. El Señor también le recordó a Judá que Su pueblo debía mostrar justicia y misericordia.
Juicio
El juicio de la generación anterior por parte del Señor tuvo como objetivo enseñar a Israel a arrepentirse y mantener su fidelidad hacia Él. El futuro rechazo de Dios por parte del pueblo daría como resultado nueva oposición extranjera y la dispersión de Israel.
Esperanza
El Señor prometió a Israel bendiciones cuando el pueblo se volviera a Él en obediencia fiel. También permitiría que, mediante Su Espíritu, Zorobabel y Josué completaran la construcción del templo, acción que prefiguraría la venida del reino mesiánico. Además, les aseguró que juzgaría a las naciones que los oprimían, pero que aun un remanente de las naciones se convertiría en Sus adoradores. Tal como había preservado un remanente de Israel y lo había purificado, de la misma manera Jehová enviaría al Mesías para proporcionar, mediante su muerte, perdón y paz permanentes y la erradicación total del mal. También enviaría Su Espíritu para provocar el arrepentimiento de toda la nación.
Estructura
Zacarías abarca dos secciones principales que giran en torno de una sección central más pequeña pero prominente. Las dos secciones principales, cada una iniciada por una fórmula de fecha, son Zac 1:1-21; Zac 2:1-13; Zac 3:1-10; Zac 4:1-14; Zac 5:1-11; Zac 6:1-8 y Zac 7:1-14; Zac 8:1-23; Zac 9:1-17; Zac 10:1-12; Zac 11:1-17; Zac 12:1-14; Zac 13:1-9; Zac 14:1-21. La sección central en Zac 6:9-15 es una narración que describe el nombramiento de Josué como sumo sacerdote con una corona. Las secciones principales contienen siete secciones más breves además de una parte introductoria. En cada caso, las siete subsecciones están organizadas en una estructura repetitiva en torno a una subsección central y prominente. La subsección central en Zac 3:1-10 describe el nombramiento de Josué como sumo sacerdote con una mitra, y la subsección central en Zac 11:1-17 narra el nombramiento de Zacarías con dos cayados.
Visiones nocturnas de Zacarías (Zac 1:1 Zac 6:8)
Los temas principales de las visiones nocturnas son
(1) el juicio de Dios a las naciones,
(2) elección y futura bendición de Jerusalén,
(3) la purificación de la tierra,
(4) la reconstrucción del templo, y
(5) el liderazgo de Zorobabel y Josué. Las primeras tres visiones: (los caballos entre los mirtos Zac 1:7-17; los cuernos y los carpinteros Zac 1:18-21; el cordel de medir Zac 2:1-13) aseguran el juicio de Dios contra las naciones que han dispersado a Israel, el amor renovado de Dios por Jerusalén y Su promesa de bendiciones, y el triunfo de Su pueblo en la reconstrucción del templo.
La visión cuarta y central en Zac 3:1-10 describe la presentación del sumo sacerdote Josué frente al ángel de Dios que es, además, el Señor mismo (vv. Zac 3:1-2, comp. Gén 16:7-13; Gén 21:17; Gén 22:11-12; Gén 22:15-16; Gén 31:11-13). Esta visión habla de un futuro perdón permanente que el Mesías conseguiría cuando viniera a redimir a la nación y a establecer paz, prosperidad y seguridad en la tierra (vv. Zac 3:8-10; comp. 1Re 4:25; Miq 4:1-8).
La quinta visión del candelabro y los olivos (Zac 4:1-14) insta a Zorobabel y a Josué, representados por los dos olivos, a no confiar en recursos financieros ni militares sino en el poder del Espíritu de Dios representado por el aceite (comp. Isa 61:1-3) que actúa por medio de ellos. El candelabro probablemente representaba al templo que glorificaría a Dios en la tierra.
La sexta visión (Zac 5:1-11) del rollo volante y el efa es una composición similar a la segunda visión. Habla de la acción purificadora de Dios en Su pueblo. La visión final de los carros (Zac 6:1-8) remite a la primera visión. Describe el juicio divino sobre toda la tierra (comp. Jer 49:36; Apo 6:1-8; Apo 7:1). Debido al programa divino de juicio y redención descrito en las siete visiones, la tranquilidad y la paz superficial y falsa establecida por las naciones en la primera visión (Zac 1:11) se transforman en genuino descanso divino en la última visión (Zac 6:8).
Coronación de Josué, el sumo sacerdote (Zac 6:9-15)
El oráculo en esta sección central y prominente del libro actúa como bisagra entre las dos secciones más grandes. Al igual que Zac 3:1-10, describe un prototipo mesiánico que recibe las señales de su cargo. Zacarías recibe la orden de fabricar coronas reales (en hebreo la palabra es plural) y coronar a Josué. Luego, las coronas se deben colocar en el templo como recordatorio de lo que Dios haría.
Pero primero, Josué recibe un mensaje divino de que “el Renuevo” (debido a que el mensaje era para Josué, “el Renuevo” designa a otra persona) construiría el templo, sería glorificado y reinaría (comp. 1Cr 29:25). La construcción del templo posexílico ya había sido asignada a Zorobabel (Zac 4:9) quien, como descendiente de David, prefiguraba al Mesías (Hag 2:23). Sin embargo, el Mesías construiría el templo asociado con Su reino terrenal de justicia (Zac 6:12-13), un templo futuro prefigurado por el de Zorobabel (Zac 4:8-10). Por lo tanto, esta profecía abarca la concreción presente y futura de los planes de Dios. La ambigüedad del pasaje sobre la cantidad de coronas y tronos (v. Zac 4:13) se debe a la necesidad de que Zorobabel y Josué prefiguraran al Mesías, quien sería rey y sacerdote. Finalmente, aunque el reino futuro estaba garantizado por el poder y la gracia de Dios, la “señal” contemporánea dependía de la obediencia diligente de Zorobabel, Josué y el remanente (v. Zac 6:15).
Una pregunta sobre el ayuno (Zac 7:1-14; Zac 8:1-23)
Estos dos capítulos sirven para introducir los dos oráculos de los capítulos 9–14, de igual modo que Zac 1:1-6 introduce las visiones de Zac 1:7Zac 6:8. Los temas de los días ceremoniales, por ejemplo, la santidad de la morada de Dios, la adoración universal de Dios, la reunión de los exiliados y la repoblación de Jerusalén se introducen en los capítulos Zac 7:1-14; Zac 8:1-23 y vuelven a aparecer en los capítulos Zac 9:1-17; Zac 10:1-12; Zac 11:1-17; Zac 12:1-14; Zac 13:1-9; Zac 14:1-21.
Oráculos respecto a la venida del reino (Zac 9:1-17; Zac 10:1-12; Zac 11:1-7; Zac 12:1-14; Zac 13:1-9; Zac 14:1-21)
El resto del libro, probablemente escrito después de la finalización del templo, contiene dos oráculos o mensajes divinos en los capítulos Zac 9:1-17; Zac 10:1-12; Zac 11:1-17 y Zac 12:1-14; Zac 13:1-9; Zac 14:1-21. Ambos mensajes hablan del establecimiento del reino de Dios en la tierra. Ambos describen eventos futuros: algunos se cumplieron antes de la encarnación de Jesús, algunos durante Su ministerio y otros se cumplirán cuando Él regrese. Cada oráculo contiene tres secciones principales, aunque el primer oráculo concluye con una cuarta sección (Zac 11:1-17) que actúa como una bisagra entre los dos oráculos. Se trata de la tercera ceremonia de nombramiento en Zacarías (comp. Zac 3:1-10; Zac 6:9-15).
Según Zac 9:9-10, “uno de los pasajes más importantes en la Biblia referidos al Mesías” (Merrill), el reino de Dios se establecería por medio de un gobernante humano (ver también Isa 9:6-7; Sal 2:1-12; Sal 45:1-17; Sal 72:1-20, especialmente el v. Sal 72:8 que se menciona al final de Zac 9:10). Si bien los reyes en ocasiones montaban asnos (comp. 1Re 1:33), el contraste con el uso de un caballo de guerra (comp. Apo 19:11-16) parece sugerir humildad y paz. El cumplimiento del v. Sal 72:9 con la “entrada triunfal” de Jesús en Jerusalén es evidente en Mat 21:1-46 y Jua 12:1-50. Si tenemos en cuenta que Jesús fue crucificado unos pocos días después, la paz duradera y el dominio divino universal resultantes descritos en el v. Sal 72:10 sugieren una brecha no identificada entre los dos versículos o que el cumplimiento de Jesús en ese momento correspondía a un “prototipo histórico” de otro evento por venir. Pocos pasajes proféticos que describen la gloria mesiánica explican que sería precedida por sufrimiento y humillación (Isa 52:13-15; Isa 53:1-12 es la excepción más significativa).
La última ceremonia de nombramiento en Zac 11:4-17 contrasta con las anteriores porque Zacarías no es un mero observador sino que representa el rol del sacerdote-rey mesiánico. Aparentemente en una visión se lo designa como el buen pastor (Zac 9:16; Zac 10:3) y se le entregan dos cayados. No obstante, el Señor anuncia que entregará el rebaño a opresores extranjeros (v. Zac 11:6) debido a cómo lo han tratado (vv. Zac 11:7-14). Dios renunciaba a ser su pastor rompiendo los cayados. Por Sus servicios, se le pagó el precio insultante de 30 piezas de plata, el precio de un esclavo. Zacarías recibe la orden de arrojar las piezas en el tesoro de la casa del Señor. La importancia de esta escena solo cobra sentido al presenciar su cumplimiento en los Evangelios (comp. Mat 26:15; Mat 27:3-10). Luego, al final de la visión, Zacarías debe representar el rol del falso pastor a quien el Señor envía a castigar al rebaño durante un tiempo antes de Su juicio (Zac 11:15-17). El mensaje es que la liberación y la gloria de Israel estarían precedidas por opresión y sufrimiento, no solo en manos de extranjeros sino de los propios líderes judíos, debido a que rechazarían al Señor como su buen pastor (comp. Zac 13:7-8).
El segundo oráculo (Zac 12:1-14; Zac 13:1-9; Zac 14:1-21) se centra en cómo Dios libera a Jerusalén de sus enemigos, especialmente en la primera sección (Zac 12:1-9) y en la última (Zac 14:1-21). Aunque, como castigo, Dios entregaría a su pueblo en manos enemigas, nunca lo abandonaría (comp. Jer 30:11).
La segunda sección (Zac 12:10-14; Zac 13:1-9) promete un futuro arrepentimiento de toda la nación provocado por el Espíritu de Dios (comp. Eze 36:24-31; Joe 2:28-32). Israel experimentará dolor profundo y sincero por cómo trató al Señor, es decir, al Mesías (comp. Zac 11:8; Zac 13:7-8; Isa 53:1-9; Jua 19:37). Se hace referencia a la naturaleza del Mesías como Dios y hombre al referirse a Él en el v. Zac 14:10 como “yo” (es decir, Dios) y como “Él” (comp. Isa 9:6-7; un fenómeno similar ocurre en pasajes donde alude al ángel del Señor como Dios y como alguien diferente de Dios, comp. Gén 16:7-13; Éxo 3:2-4; Jue 6:11-27; Zac 3:1-6). Es terrible la orden que da Jehová en Zac 13:7 de “levantar” la espada contra Su pastor (es decir “matarlo”), “y contra el hombre y compañero mío” (RVR1960) (es decir, contra el “vecino”, “socio” o “amigo” de Dios) en una clara referencia al Mesías (comp. Isa 53:4). El propósito de la orden divina es, en primer lugar, anunciar que Su rebaño sería esparcido y castigado, y que muchos perecerían (comp. Mat 26:31). Luego, después de que Su pueblo hubiera sido purgado y refinado, sería revitalizado como el pueblo del pacto de Jehová, limpiado por la sangre de aquel a quien habían dado muerte. De esta manera se cumpliría el evangelio anunciado por el Señor en Gén 3:15.
La sección final (Zac 14:1-21), que amplía detalles de la primera sección, y de Su coronación como Rey de toda la tierra describe cómo Dios liberaría a Jerusalén en los últimos días. La derrota inicial de Jerusalén será convertida en victoria cuando el Señor aparezca (Zac 14:1-7; sobre la división del Monte de los Olivos, ver Zac 6:1). El lugar que presenció la agonía más profunda del Señor será testigo de Su mayor gloria. La culminación del trabajo de Dios será la santidad perfecta de Su pueblo, entre el cual Él morará, expresado esto de manera figurativa como extendiéndose aun a los elementos más comunes de la tierra de Dios (vv. Zac 14:20-21; comp. Éxo 19:6; Jer 2:3).
Bosquejo
I. Visiones nocturnas de Zacarías (Zac 1:1-21; Zac 2:1-13; Zac 3:1-10; Zac 4:1-14; Zac 5:1-11; Zac 6:1-8)
A.  Introducción (Zac 1:1-6)
B.  Primera visión: Caballos entre los mirtos (Zac 1:7-17)
C.  Segunda visión: Cuernos y carpinteros (Zac 1:18-21)
D. Tercera visión: Cordel de medir (Zac 2:1-13)
E. Cuarta visión: Josué y el ángel del Señor (Zac 3:1-10)
F. Quinta visión: Candelabro y olivos (Zac 4:1-14)
G.  Sexta visión: Rollo volador y efa (Zac 5:1-11)
H. Séptima visión: Carros (Zac 6:1-8)
II. La coronación de Josué, el sumo sacerdote (Zac 6:9-15)
III. Dos oráculos sobre la venida del reino (Zac 7:1-14; Zac 8:1-23; Zac 9:1-17; Zac 10:1-12; Zac 11:1-17; Zac 12:1-14; Zac 13:1-9; Zac 14:1-21)
A.  Introducción: Una pregunta sobre el ayuno (Zac 7:1-14; Zac 8:1-23)
B.  Primer oráculo: Liberación del exilio (Zac 9:1-17; Zac 10:1-12; Zac 11:1-17)
1. Victoria futura (Zac 9:1-17)
2. Denuncia de los falsos pastores (Zac 10:1-3 a)
3. Liberación de Judá por el buen pastor (Zac 10:3 b– Zac 10:4-12; Zac 11:1-3)
4. Conclusión: Nombramiento de Zacarías como el buen pastor (Zac 11:4-17)
C.  Segundo oráculo: Dios libera a Jerusalén (Zac 12:1-14; Zac 13:1-9; Zac 14:1-21)
1. Destrucción de los enemigos de Jerusalén (Zac 12:1-9)
2. Arrepentimiento de toda la nación (Zac 12:10-14; Zac 13:1-9)
3. Aparición de Yahvéh como Libertador y Rey (Zac 14:1-21)

E. Ray Clendenen

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