Estudio Bíblico | Explicación de Zacarías 13:1 | Comentario Bíblico Online
1. El tono escatológico apocalíptico de esta parte de la profecía de Zacarías se hace aquí (vv. Zac 13:1, Zac 13:2) manifiesto. El capítulo se abre con la expresión «En aquel día» (lit.), expresión que se repite, entre este capítulo y el siguiente, diez veces (Zac 13:1, Zac 13:2, Zac 13:4; Zac 14:1, Zac 14:4, Zac 14:6, Zac 14:8, Zac 14:9, Zac 14:20 y Zac 14:21). Al realizarse el arrepentimiento de Israel, Dios hace la necesaria provisión para que el pueblo quede completamente limpio: Se abre un manantial (v. Zac 13:1, comp. con Eze 36:25) para que la casa de David y los habitantes de Jerusalén sean purificados del pecado (hebr. jattat, el sentido genérico de «pecado») y de la impureza ceremonial (hebr. niddáh). Se alude, probablemente, en primer término a la idolatría (comp. con Eze 36:16, Eze 36:17).
2. Entonces (v. Zac 13:2) Dios acabará con todos los ídolos (hasta se olvidarán sus nombres) y cortará toda relación con los falsos profetas y con el espíritu de inmundicia, contrapuesto al Espíritu Santo. Comenta M. Henry: «Jesús, el Cordero de Dios … quita la culpa del pecado con la sangre de su cruz … Bajo la Ley, había un lavabo de bronce y un mar de bronce; eran vasijas, pero nosotros tenemos una fuente». Y más adelante: «Quita el dominio del pecado con el poder de su gracia». En apoyo de estas ideas podríamos citar muchos lugares del Nuevo Testamento (v., por ej., Jua 1:29; Jua 7:37-39; 1Co 6:11; 2Co 12:9, Flp 4:13; 1Jn 1:7; 1Jn 3:5).
3. La renovación espiritual de Israel será tal que, si llegase a surgir un falso profeta (v. Zac 13:3), sus propios padres acabarían con él, tras de la oportuna denuncia: «le traspasarán cuando profetice», como si fuese un caso similar al expuesto en Deu 13:6-9.
4. Los vv. Zac 13:4-6 sugieren que ya no se usará el manto velloso, esto es, el «manto profesional» de profeta, pues será tenido por augurio de desgracia, y los hombres evitarán ser tenidos por profetas (comp. con Jua 1:19.), lo cual puede apreciarse ya en Amó 7:14. Y si existe algún profeta falso, hará todo lo posible por ocultarlo (vv. Zac 13:5, Zac 13:6). Y cuando le pregunten: «¿Qué heridas son ésas entre tus manos?», es decir, «en el pecho» (Buck), lo atribuirá a cualquier percance, más bien que a las incisiones autoinfligidas en trance profético (v. 1Re 18:28). Hay incluso la posibilidad de que las heridas hayan sido producidas por sus propios padres (v. Zac 13:3) o, como sugiere también Ryrie, «en peleas amistosas» con otros compañeros.
