LA LUCHA DE LA CARNE Y DECISIONES MEJORES O MEJORES DECISIONES.

 

Hola mis amados:

Todos tenemos esta lucha diaria, la carne se trata de sobreponer y dominar nuestras vidas, pero no estamos solos, tenemos al Espiritu de Dios que nos guia, nos ayuda y nos hace prevalecer en El para que seamos triunfantes, por tanto cuando leas este mensaje, se que te sentiras mejor y podras tener una vida de victoria, confianza y mucha fe en el Señor quien nos entiende, ayuda y conforta para que sigamos adelante de Su mano.

LA LUCHA DE LA CARNE.

Por: Charles Stanley

Uno de los conceptos menos comprendidos de la vida cristiana, es el de «la carne». ¿Qué es, exactamente? ¿Cómo respondemos al mismo? ¿Se refiere sólo a nuestros cuerpos, o tiene un significado más profundo?

El pasaje de hoy presenta de una manera muy honesta los resultados de vivir carnalmente. Entre estos están: fornicación, lascivia, idolatría, ira, disensiones y otras consecuencias destructivas.

Al contrario, una vida motivada por el Espíritu Santo produce un fruto espiritual rico y maduro: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. ¿Cuál de estos estilos de vida es más conveniente?

Muchos, aunque desean la vida abundante e inclinada a lo espiritual, caen con frecuencia en los pecados de la carne. Entonces claman: «¡No puedo evitarlo! ¡Mi cuerpo me traiciona!» Pero, al hablar de «la carne», no nos referimos sólo al cuerpo físico. El término se refiere, a algo en lo más profundo de nuestro ser, que quedó de la vieja vida de pecado y que fue sustituido por el Espíritu de Dios en el momento de la salvación. Por tanto, la «carne» se refiere a los deseos inherentes y residuales que conducen a maneras de vivir impías.

Su carne no puede ser disciplinada, cambiada o mejorada. Tiene que ser completamente reemplazada por una transformación continua que le dé el carácter de Cristo. Pídale cada día al Señor que le haga más como Jesús. A medida que Él se convierte en un fundamento fuerte de su vida, comenzará a quitar su mira de usted mismo, para dirigirla a su verdadero foco: su Padre celestial.

La carne puede ser terriblemente engañosa. ¿Conoció alguna vez a alguien que parecía ser muy bueno por fuera, pero que era un caos moral por dentro? Esas personas saben muy bien qué es lo correcto hacer, pero a pesar de eso viven una vida amoldada a la carne.

No sorprende, que muchos creyentes ególatras parezcan estar sirviendo al Señor, pero están concentrados en sus propios objetivos y deseos. El único remedio para este tipo de vida centrado en sí mismo, es una total dependencia del Espíritu Santo en todas las áreas de la vida. ¿Cómo podemos andar en el Espíritu?

Primero, debemos estar persuadidos, completamente convencidos de que no podemos vivir una vida santa sin el Espíritu Santo. Recuerde: la carne no puede ser cambiada; tiene que ser totalmente sustituida por el Espíritu.

Segundo, debemos rendirnos. Saber la verdad y actuar conforme a la verdad, son dos cosas distintas. Una vez que usted reconoce su necesidad del Espíritu, debe rendir verdaderamente su vida a Dios.

Tercero, debemos confiar en el Señor. Nunca rendiremos totalmente nuestras vidas a Él, hasta que estemos seguros de que Dios cumplirá Su Palabra. Si hay dudas en su corazón en cuanto al amor, la aceptación y el poder transformador de Dios, su naturaleza carnal buscará aferrarse a sus pensamientos, decisiones y acciones.

Dios le tiene reservado un mejor estilo de vida. Deje hoy su carnalidad al pie de la Cruz, y verá el fruto que Cristo producirá en su vida.

 

Decisiones mejores… o mejores decisiones.

Toda nuestra vida esta cargada de tomas de decisiones y estas decisiones son las que determinan toda nuestra vida, y si esto es así, debería ser muy importante saber como tomarlas.

Muchas veces no sabiendo como hacer para tomar la mejor decisión, continuamos en aquellas que no nos están dando el resultado que esperamos y que solo nos conforman diciéndonos que: «por lo menos nos mantenemos». Pero el vacío interior nos sigue atormentado; muchas veces lo conformamos con una buena ficción, y guiándonos por ella, pero al final siempre termina en decepción.

Tal vez nos estamos equivocando tratando de tomar la mejor decisión, y lo que deberíamos hacer es tratar de tomar mejores decisiones, paso a paso, y quizás el tiempo que tardes en esto no sea una pérdida de él, sino una ganancia.

¿Te has preguntado cuánto has perdido en la toma de una mala decisión? O ¿Cuánto pierdes todos los días por no tratar de tomar mejores decisionesí

Muchas veces esto ocurre porque nos abruma el temor al no saber qué hacer y a la vez no querer detenernos a pensar para buscar en nuestro interior por no querer encontrarnos con nuestras propias dudas. Entonces se hace mas fácil seguir igual, como estamos, aunque no sea lo apropiado, pero al fin es lo mas sencillo, y si eso nos permite continuar, tratamos siempre de escoger la opción mas fácil.

Otras veces el no saber como hacer nos deja inoperantes y sólo participamos de los acontecimientos sin poder hacer gran cosa, cuando en realidad Dios nos ha puesto para que seamos generadores de acontecimientos y a la vez orientadores de ellos. Para esto debemos llegar a esta pregunta: ¿Cómo podemos tomar mejores decisionesí

Seguramente te parecerá difícil, pues si te detienes a pensar es muy posible que confundas las necesidades con los deseos, pero aquí está la verdadera clave para comenzar a tomar mejores decisiones.

La primera pregunta que debes hacerte es: ¿Es esto lo que realmente necesito? Muchas veces nuestras decisiones están signadas por nuestros deseos y no por nuestras necesidades. Lo que deseas es lo que sueñas o quieres, pero lo que necesitas es tu real prioridad y, amigo, déjame decirte que si vas detrás de tus deseos nunca alcanzarás tu necesidad, pero si vas detrás de tu necesidad es posible que obtengas también tus deseos.

La segunda pregunta es: ¿Examiné todas mis opcionesí Muchas veces la confusión no nos deja ver más que una sola vía o a veces ninguna, pero si primero te respondes la pregunta inicial y luego buscas todas las opciones verás que siempre hay más que una.

Por último: ¿Lo he pensado profundamente? Es decir, ¿He meditado en ello y estoy seguro que es lo que realmente necesito, que es la opción más adecuada y trae paz a mi corazón? No te engañes, la mayoría de las malas decisiones surgen de no tomarse el tiempo para hacerse estas preguntas.

Si empiezas por lo pequeño y comienzas a tomar mejores decisiones, entonces llegará el día en que sabrás tomar la mejor decisión, y esto lo puedes aplicar a toda tu vida.

Nosotros en esta vida aprendemos de lo que nos sucede, cuando las decisiones que hemos tomado nos han salido incorrectas, entonces podemos recurrir a la ayuda del Señor, que con Su guianza nos dara la salida, reconociendo que somos torpes y que por nosotros mismos no llegamos a lo correcto, por eso piensa bien lo que vas a decidir y teniendo en cuenta al Señor.

Los amo y bendigo en Jesucristo.

MAGNOLIA.

 

 

 

 

 
 
 
 
 

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