Estudios Sobre Dios

¿Quién Te Condena? ¿Qué Dice La Biblia?

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¿Quién te Condena? Lee La Biblia

Lectura Bíblica Juan 8:2-11

Hermanos: El evangelista Juan nos relata la historia de la mujer adultera. Jesús se encontraba enseñando cuando los escribas y los fariseos llevan ante Él a una mujer sorprendida en adulterio y le dicen:

Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?

Vemos como los escribas y fariseos tientan a Jesús, a ellos no les importaba condenar a la mujer adultera, más bien le interesaba a ver si Jesús contradecía la ley de Moisés para así condenarlo y poder acusarlo. Más Jesús una vez más, le cayó la boca a los fariseos y a los escribas.

Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo:

El que de vosotros este sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.

Jesús se inclinó a escribir en el suelo y ellos seguían insistiendo preguntándole a Jesús y no me imagino la cara de ellos al oír las palabras de Jesús, El que de vosotros este sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella, que paso, a donde se fueron, no quedo ni uno, dice el evangelio que desde los más viejos hasta los más jóvenes, todos se fueron y ¿Por qué?

Por que todos estaban llenos de pecados, inclusive cuando Jesús está escribiendo en el suelo, escribía los pecados de una y cada uno de los que acusaban a la mujer, por eso el evangelista dice que se sintieron acusados por su conciencia.

Por eso queridos hermanos, dice en la Palabra de Dios, Mateo 7:1-3, No juzguéis, para que no seáis juzgados.² Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.³ ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?

¿Tenemos que tener mucho cuidado con esto hermanos, no sea que caigamos en lo mismo de los fariseos, acaso no vino el Hijo del Hombre a buscar lo que se había perdido, acaso quienes somos nosotros para juzgar al hermano?

A veces vivimos más pendiente a lo que hace el vecino que a nosotros mismos. Cuidado con esto, no sea el Señor nos diga: ¡hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad (Mateo 23:27-28).

De momento no había nadie solo Jesús y la mujer y le dijo, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? ¹¹ Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

Vemos aquí la inmensa misericordia de nuestro Señor Jesucristo y yo doy Gloria a Dios por eso, por que tuvo compasión de esa mujer, por que el Señor aun sabiendo lo que hay en nuestro corazón, aun sabiendo que muchas veces le alabamos con la boca y nuestro corazón esta muy lejos de Él, nos sigue bendiciendo y no nos abandona.

Cada día ponemos más excusas para ir a donde Él, no le dedicamos tan solo una hora, una hora eso es mucho pedir, ni tan siquiera al levantarnos le damos gracias, no levantamos y decimos, 1,2,3 hay va esta res y nos acostamos y decimos 1,2,3 se acostó la res.

Si así mismo pasa, pero eso si, cuando tenemos un problema nos gustaría tener un celular celestial y que Jesús este hay para resolvernos el problema, pero no somos quienes de tan siquiera hablarle al Señor o dedicarle una pequeña oración.

Por eso, tenemos que aprender queridos, que no somos capaces de juzgar a nadie, por que tomos somos pecadores, más bien, ora por tu hermano para que según sé cayo, se levante, y sobre todo, tenemos que examinarnos bien a nosotros mismos pues el Señor nos dice que nosotros somos luz para el mundo con el propósito de que se vea la buena obra y e glorifique a Dios, pero antes de ser luz para el mundo, antes de que tu luz pueda alumbrar a otros, tienes que encenderla, y solo Cristo te la puede encender.

En este momento quizás en tu vida hay un gran vacío, un vació que las drogas, el alcohol, los placeres de la vida, los vicios no han podido llenarlo, pero en esta hora yo te digo, que no importa tus cargas, que no importa que tan bajo hayas caído, no importa lo que hayas hecho, el Señor hoy no te condena.

El Señor nunca te ha dejado solo, ha estado caminando a tu lado y te preguntarás entonces, por que me ha pasado o esto otro, por que tú lo has decidido, el Señor te ha dado libre albedrío, pero hoy es un nuevo día, hoy el Señor quiere rescatarte, Hoy el Señor quiere hacerte una criatura nueva pero no para el mundo, sino para Cristo.

Queridos en este día el Señor solo te hace una pregunta, ¿quién te condena? Que Dios Te Bendiga Michael cartuchopr@hotmail.com

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