Reflexiones Cristianas – HISTORIA DE UN SAMURAI

Hola mis amados:
 
Este mensaje nos da una enseñanza maravillosa, después de que lo leas apliquemoslo a nuestras vidas, porque en realidad no debemos llevar nada que no hemos tomado, solo lo que recibimos podemos decir que es nuestro, por tanto que abunde en nuestro corazón lo bueno, lo que es digno de alabar, lo que edifica y produce un buen fruto, por eso el Señor Jesús nos dice en Su Palabra que de la abundancia del corazón habla la boca, porque lo malo esta es dentro y  no fuera.
 
HISTORIA DE UN SAMURAI.

 
Cerca de Tokio vivía un gran samurai ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes.  A pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.
 
Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allí.  Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: Esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante.
 
El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha.  Con la reputación del samurai, se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama.  Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo acepto el desafío.
 
Juntos, todos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzaba a insultar al anciano maestro.  Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos ofendiendo incluso a  sus ancestros-.
 
Durante horas hizo todo por provocarlo, pero el viejo permaneció impasible.  Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.
 
Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:  – Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad?  Por qué no usaste tu espada, aún sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotrosí
 
El maestro les preguntó:  -Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, a quién pertenece el obsequio?
 
-A quien intentó entregarlo- respondió uno de los alumnos.
 
– Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos -dijo el maestro. Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo.
 
"He aquí, yo os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas" Mat 10:16
 
"Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad" Mat 5:5


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