Estudios Bíblicos: La vida según la ley de Dios

Estudios BiblicosEstudios Bíblicos: La vida según la ley de Dios

Fondo bíblico: Deuteronomio 5:16-21; Mateo I 5:21-28; Lucas 12:13-21; Efesios 4:25-29; 6:1-4; 1 Juan 3:10-15

Verdad central: La Ley de Dios nos enseña cómo vivir en relación con otras personas.

Texto áureo: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré. Hebreos 8:10

Objetivo

Entender las relaciones humanas según los mandamientos de Dios y resolvemos a vivir por ellos.

Bosquejo general

I. Honre a sus padres

   A. El fundamento de la vida

   B. La recompensa de la obediencia

II. La vida es sagrada

   A. Lo sagrado de la vida

   B. La actitud homicida

III. La vida pura

   A. Un pacto sagrado

   B. El espíritu del mandamiento

IV. Practicando la honradez

   A. Una señal de incredulidad

   B. El motivo de la compasión

V. Digan la verdad

   A. El asunto de la integridad

   B. El asunto de la unidad

VI. Evitando la codicia

   A. Un asunto del corazón

   B. Un nivel nuevo de vida

Introducción

En los últimos años se ha visto una preocupación por la degeneración de la moralidad y ética personal en el mundo. Cada área de la sociedad se ha visto afectada por los escándalos de individuos que en su egoísmo no han respetado las leyes civiles o morales. Pregunte a los alumnos si les parece un caso de ingenuidad que los cristianos crean que hay leyes éticas y morales que son eternas y que se aplican a cualquier cultura en el mundo en cualquier momento.

En realidad, tal creencia no refleja ninguna especie de ingenuidad. Las leyes de Dios son constantes. El cristiano que obedece a Dios permanecerá firme a pesar de los cambios de verdades en nuestra sociedad que en un tiempo se consideraban ser constantes. Anime a los alumnos a permanecer fieles a las verdades estudiadas esta semana.

Comentario Bíblico

I. Honre a sus padres (Deuteronomio 5:16; Efesios 6:2,3 71).

A. El fundamento de la vida

Como estudiamos la semana pasada, los Diez Mandamientos pueden dividirse entre los que tratan de nuestra relación con Dios, y los que tratan de nuestra relación con otras personas. Es importante notar que el mandamiento de honrar a nuestros padres viene en esta segunda parte. Cuando un niño aprende a honrar a sus padres se está preparando para tratar con otras relaciones y formas de autoridad en la vida.

Cada uno de nosotros debe evaluar qué tan bien hemos honrado a nuestros padres. El concepto de «honrar» es permanente, dura toda la vida. No sólo honramos a los padres al ser niños obedientes, sino también como adultos, respetamos y seguimos aplicando su sabiduría donde sea posible.

Pregunta: ¿Qué conexión podrá existir entre las acciones criminales y la tensión en el hogar? Explique esta conexión en vista de este mandamiento.

El mandamiento de honrar a los padres tiene implicaciones para los mismos padres también. Los padres deben vivir piadosamente para que sus hijos puedan beneficiarse de honrarlos como Dios ha ordenado. El padre que cría a su hijo descuidadamente cosechará una vida de angustia. Los hijos que crecen sin dirección adecuada llegarán a ser adultos que son una amenaza a la sociedad.

B. La recompensa de la obediencia

Cuando los hijos honran a sus padres. Dios les promete darles una recompensa. Mientras que algunos tratan de conectar la obediencia de un hijo a la larga vida, no se especifica qué tan larga será esa vida. Sin embargo, podemos pensar cómo la desobediencia de un hijo o una hija podrá acortar su vida o darle hábitos malos que lo pondrán en peligro cuando sea adulto. Así que, es de gran ayuda a los hijos cuando honran a sus padres y aprenden las reglas de la vida que les darán la seguridad de una vida larga y próspera.

Pablo recalcó bien este mandato. Mientras que asoció una larga vida a esta promesa, es importante notar la frase «para que te vaya bien», Una vez más, la idea básica es el bienestar completo de todo individuo al honrar a sus padres.

II. La vida es sagrada (Deuteronomio 5:17; 1 Juan 3:15)

A. Lo sagrado de la vida

El mandamiento de no matar especifica sólo el homicidio. No incluye todas las maneras que se puede tomar una vida. Por tal razón este mandamiento no se aplica a los asuntos de justicia (Deuteronomio 17:2-7; 19:11) o guerras (Deuteronomio, capítulos 20 y 21). La palabra matar en este mandamiento se refiere en el Antiguo Testamento al matar en forma premeditada o accidentalmente.

Este mandamiento denuncia que un miembro de la comunidad de los fieles mate por razones personales o inaceptables. En otras palabras,

«No matarás» significa «No cometerás homicidio.» Israel debía ser una comunidad en que todos — jóvenes, ancianos, fuertes, débiles, ricos, pobres — podrían vivir en paz sin temerse unos a otros.

B. La actitud de homicida

Pregunta: ¿De qué maneras violan los cristianos este mandamiento hoy en día?

Las palabras del apóstol reflejan las enseñanzas de Cristo en el Sermón del monte cuando Él habló acerca de la Ley (Mateo 5:21-26). Como vemos en la vida de Caín, el odio que no se controla viene a ser la raíz del homicidio. Jesús no se contentó con discutir lo que constituía el homicidio físico y lo que no constituía el homicidio físico. El se dirigió al fondo del problema para confrontar la actitud.

1 Juan 3:15 clarifica el concepto aun más. Los miembros de la comunidad de los fieles que acepten esta advertencia siempre mostrarán su alta estima por la vida. Asegurarán que las contenciones y las diferencias que conducen al odio (y por último al homicidio) tengan una solución antes que se salgan de control. Los que cometen homicidios muestran gráficamente que la vida de Cristo no mora en ellos. De la misma manera, los que odian, la raíz del homicidio, manifiestan la misma falta de espiritualidad. Los cristianos deben guardarse contra estas actitudes al mantener en todo momento una relación correcta con los demás. Efesios 4:32 lo dice bien: «Perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.»

III. La vida pura (Deuteronomio 5:18; Mateo 5:27,28).

A. Un pacto sagrado

Tal como se muestra en el quinto mandamiento, la unidad familiar era y es aún uno de los fundamentos principales para la vida de fe. El adulterio es señalado de entre todas las otras formas de inmoralidad sexual porque es una violación de un pacto sagrado. El pacto hecho en el matrimonio es tan sagrado que vino a realizarse como el modelo escogido por Dios de una relación entre El e Israel. Consecuentemente, la infidelidad al cónyuge representaba infidelidad hacia Dios.

B. El espíritu del mandamiento

Así como en el mandamiento que prohíbe el homicidio. Jesús se dirigió a las actitudes que preceden al hecho de adulterio. Mirar a la mujer como sólo un objeto de gratificación sexual viola no sólo el espíritu del pacto matrimonial, sino el pacto espiritual también. En la comunidad de los fieles, hay que tratar a todos con respeto y pureza.

Es evidente que el mandamiento de Jesús carga con más restricciones que el mandamiento original. Sería inútil tratar de obedecer sus mandamientos por nuestro propio poder humano. Romanos 8:1-10 delínea la transformación que Cristo trae a nuestra vida. La ayuda constante del Espíritu Santo es lo que nos ayuda a vivir para Dios. La pureza sexual de nuestra mente y nuestras acciones será una característica nuestra mientras permitamos que el Espíritu de Dios nos transforme.

IV. Practicando la honradez (Deuteronomio 5:19; Efesios 4:28).

A. Una señal de incredulidad

El asunto en cuestión no trata simplemente de tomar la propiedad de otra persona ilegalmente. El mandamiento protege a las personas indefensas de la sociedad. Es una acción opresora cuando a una persona se le niegan los derechos y beneficios de la comunidad de la cual es miembro, ya sea por robo o por leyes o estructuras sociales injustas.

Además, el robo viola otros dos aspectos esenciales del pacto. Por razón de la unidad de todos los miembros de la comunidad con Dios a través del pacto, tratar de robar al prójimo es como robar a Dios. Robar al prójimo también demuestra que uno no confía que Dios puede suplir sus necesidades.

B. El motivo de la compasión

Para el miembro de la comunidad de los fieles, el deseo de robar debe reemplazarse con el deseo de dar. El bienestar de la comunidad cristiana depende de su dedicación a demostrar la compasión de Cristo en formas tangibles.

Pablo exhortó a los efesios a desafiar a los que antes eran ladrones a que hicieran esto mismo. Esto no es idealismo, es sentido común. El que desea dejar su pasado en el olvido, debe ocuparse de buscar alternativas positivas y constructivas. Al trabajar no sólo para proveer sus propias necesidades, sino para proveer por otros también, todas las necesidades del cuerpo de Cristo serán suplidas.

V. Digan la verdad (Deuteronomio 5:20; Efesios 4:25).

A. El asunto de la integridad

Originalmente este mandamiento tenía que ver específicamente con el asunto de un testigo legal. Según la ley civil judía, un caso podría ser traído contra alguien si había dos o tres testigos (Deuteronomio 19:15). Porque el futuro del acusado dependía del testimonio de los testigos, era imperativo que el testimonio fuera cierto.

Una vez más, el principio tras este mandamiento era uno de los fundamentos del pacto: la fidelidad. El interés egoísta está en el fondo de las acusaciones falsas. Aun si el testimonio falso no tenía éxito en traer el castigo contra tal persona, dichas acusaciones producirían sospechas y dudas sobre el carácter de un hermano de la comunidad de los fíeles. Si el pueblo de Dios va a vivir unido, debe existir la integridad y la honradez en todas las relaciones personales.

B. El asunto de la unidad

Uno de los mensajes principales de Efesios 4 es que los creyentes deben despojarse de la vida antigua. En cristo nuestra manera de vivir debe cambiar. Esta nueva vida viene como resultado de la obra sobrenatural de Dios en nosotros. Se puede definir en términos de salvación y santificación. Una vez más somos creados a la imagen de Dios, esta vez en justicia y santidad. Y somos renovados constantemente a la imagen de Aquel que nos salvó.

Un resultado práctico de esta creación nueva es que nuestra conversación ahora edifica el Cuerpo de Cristo como parte de nuestro estilo de vida (v. 25). La amargura, las mentiras y los chismes dañan el Cuerpo de Cristo por la razón de que el cuerpo está completamente unido. Un miembro no puede obrar sin afectar a otro. Así que, cada miembro desecha todas estas cosas para traer armonía y amor a los demás (v. 32).

VI. Evitando la codicia Deuteronomio 5:21; Lucas 12:15

A. Un asunto del corazón

El último mandamiento es diferente de los primeros en que no trata de ninguna acción directa contra el prójimo para causarle daño. Algunos le han dado la interpretación de que esto es un deseo que resulta en cierta acción. Pero esto no debe limitar nuestra vista de las implicaciones que trae este mandamiento a largo plazo. Sin embargo, el contexto inmediato del versículo y el tono general de Deuteronomio sugieren que esto es un resumen adecuado para los mandamientos.

Pregunta: ¿Cómo resume este último mandamiento los seis mandamientos estudiados en esta lección?

El énfasis de este mandato está en una actitud correcta hacia los demás. La raíz de todo mal — el amor al dinero o a la codicia — es una acción contra el prójimo y se caracteriza por el interés egoísta. La naturaleza del pacto era que el individuo debía concentrarse en dos direcciónes: verticalmente hacia Dios y horizontalmente hacia la comunidad. Los seis mandamientos en esta lección consideran la forma en que tratamos a los demás. Este mandamiento considera la actitud que debemos tener hacia los demás: honra y respeto.

B. Un nivel nuevo de vida

Este aspecto del motivo constituyó el énfasis de la enseñanza de Jesús sobre la ley y la ética personal. Jesús dijo en Lucas 12:15 que el mandamiento contra codiciar las posesiones de otro individuo se basa en una pregunta fundamental de la vida:

«¿Cuál es el propósito y la esencia de mi vida?»

El asunto aquí no son las riquezas, sino el propósito y motivo tras lo que buscamos y hacemos. Los ricos como los pobres pueden caer víctimas de la búsqueda de acumular ganancias personales. Sólo en Cristo encontraremos la satisfacción que siempre huye de nosotros cuando tratamos de buscarla en el materialismo.

Nuestras prioridades deben siempre enfocarse en Dios. Al reconocer nuestra completa dependencia de El y nuestra meta principal de disfrutar de una comunión eterna con Él, las metas de esta vida ya no requerirán toda nuestra atención. Más bien, la amonestación de Cristo de ser un siervo a los demás será el énfasis de nuestra vida.

Aplicación

El distintivo de la moralidad bíblica está en fijar el origen del bien y el mal en el corazón humano. No es simplemente cuestión de un sistema legalista de justicia. Al mismo tiempo, la naturaleza única de los Diez Mandamientos indica cómo incorporaron el concepto especial que Dios tiene de la comunidad de los fíeles a través del pueblo de Israel y la Iglesia.

Así como con el pueblo de Israel, debemos permitir que nuestro «éxodo» — nuestra salvación — nos recuerde constantemente nuestra situación común. Todos necesitamos un Salvador compasivo. El resultado práctico de la obra redentora de Dios no es crear un sistema legalista. Dios nos dio estos mandamientos con la intención de proteger a la comunidad de los fieles que fueron librados de la esclavitud del pecado, y para crear un lugar dentro del cual todos pueden vivir en paz y justicia.

Nuestra obediencia a los mandamientos de Dios que nos dicen cómo debemos tratar a las demás personas, refleja directamente nuestra relación con Dios. En las palabras del apóstol Juan: «El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas» (1 Juan 2:9). Un escritor lo resumió así: «Como miembros del Cuerpo de Cristo hemos sido librados del mundo y llamados a separamos de sus lazos. Debemos entregarle al mundo una prueba visible de nuestro llamado, no sólo en nuestra participación en la adoración en la iglesia y en su disciplina, sino también a través de una comunión nueva de vida fraternal.»


DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí