Confiado para el día del juicio

«…TENGAMOS CONFIANZA EN EL DÍA DEL JUICIO…» (1 Juan 4:17b)

En el día del juicio, la riqueza terrenal no importará. La belleza física no se tendrá en cuenta. La fama será olvidada. Puede que estés al lado de Napoleón o de Julio César, pero no les preguntarás ni acerca de la batalla de Waterloo ni sobre Bruto. Todos los ojos estarán fijados en Cristo. Los que no le hicieron caso, oirán las palabras: «Apartaos de Mí…» (Mateo 25:41b). Pero los que lo aceptaron como Señor y Salvador no necesitan tener miedo: «…tengamos confianza en el día del juicio, pues como Él es, así somos nosotros en este mundo (1 Juan 4:17b). ¡Piensa en ello!

Dios te ve tal y como ve a su Hijo: ¡digno y aceptado! Ya que estás «…en Cristo…» (1 Corintios 5:17b), puedes afrontar el día del juicio como Él lo hace: con confianza. ¿Tiene Cristo miedo de ser juzgado? No; alguien libre de pecado no necesita temerlo. ¿Teme Él a la muerte? ¡Eso no corresponde al Dador de la vida! Entonces, ¿deberíamos nosotros, que estamos «en Cristo», temer al juicio o a la muerte? De ninguna manera: «…como Él es, así somos nosotros en este mundo» (1 Juan 4:17b).

¿Vas a ir al Cielo porque lo merecesí No; irás allí porque ¡Aquél en quien confiaste es digno! Escucha: «En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como Él es, así somos nosotros en este mundo.En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor» (1 Juan 4:17-18).