ME ES NECESARIO HACER LAS OBRAS DEL QUE ME ENVIÓ (Juan 9:4)
¿Qué Dice La Biblia Del Celo?
La palabra bíblica para pasión es celo. Sin él, la vida es una auténtica monotonía. Todo se convierte en una lista de obligaciones y nada se hace con agrado y entusiasmo.
El celo es lo que hace que prosigas cuando otros abandonan. Te hace perseverar en los momentos duros y te da una energía interna que desconocías. No hay nada que pueda sustituir al celo. Tomemos las oportunidades, por ejemplo. Podría presentarse una oportunidad, pero si no tienes celo, no la aprovecharás y no llegarás a tu destino.
Howard Hendricks comenta: «No se ponen huevos empollados debajo de gallinas muertas». Así son las oportunidades para la gente que no tiene celo.
El conocimiento tampoco puede sustituir al celo. Algunos de los peores presidentes de los Estados Unidos se supone que eran los más inteligentes. Y los más notorios, como Abraham Lincoln, tenían pocos títulos académicos. Un buen currículum vitae puede abrirte la puerta de algo, pero no te llevará más allá.
Tampoco el talento puede remplazar el celo. El mundo está lleno de personas con grandes talentos naturales que nunca triunfan, ni en el ámbito personal ni profesional. El talento es como el dinero: sólo aumenta si lo inviertes.
Por último, las personas tampoco pueden sustituirlo. Es verdad que nunca tendrás éxito sin la ayuda de otros, pero el mero hecho de estar rodeado de la gente apropiada no es ninguna garantía de éxito.
Un equipo sin pasión no podrá triunfar. El celo es lo que marca la diferencia. Y uno de los secretos para tener celo es saber que Dios te ha llamado y te ha equipado para una tarea específica. Jesús dijo: «Me es necesario hacer las obras del que me envió» (Juan 9:4). Este celo no se aprende sino que «se contagia», así que si careces de ello, pasa más tiempo con Jesús.
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