¿Cuál Es Nuestra Doble Identidad Como Cristianos?

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¿Cuál Es Nuestra Doble Identidad Como Cristianos?

La Identidad Binaria En La Vida Cristiana Según La Biblia

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Timoteo, nuestro hermano, a los santos y fieles hermanos en Cristo de Colosas: Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre. Colosenses 1:2a

El lenguaje de las computadoras es llamado de binario. El «bi» significa dos, así que de esta manera la máquina solo sabe leer o interpretar 2 números: El cero (0) y el uno (1). De la misma forma nosotros como cristianos tenemos una doble identidad, o una identidad binaria. Somos ciudadanos de nuestros propios países y ciudadanos de los cielos en Cristo Jesús.

El apóstol Pablo dirige su carta a «los santos» en Cristo de Colosas. Como sabemos, «santos» es una palabra maravillosa que se ha pervertido a lo largo del tiempo. Para muchas personas recuerda la imagen de un alma de un convento antiguo terriblemente delgada, y con cara de tristeza profunda que parece haber estado chupando un limón.

Espero que la mayoría de ustedes sepan que la palabra traducida como «santos» se utilizaba principalmente para describir a personas apartadas o separadas de Dios, consagradas por su gracia para ser una posesión única y valiosa. El trasfondo del Antiguo Testamento para esta terminología se encuentra en Éxodo 19:6. Se centra más en la separación que en la santidad (aunque la primera no está desconectada de la segunda). Tiene en cuenta más la posición de uno que la pureza.

Es importante saber que la palabra santo (al igual que la palabra sacerdote) se encuentra siempre en plural en el Nuevo Testamento, con una sola excepción (Filipenses 4:21); pero incluso allí, Pablo se refiere a «cada» santo. Esto no dice nada bueno para el «santo solitario», el «cristiano solitario» que se ve tan a menudo en nuestra forma latina individualista de ver la fe. Esto lo veremos más adelante al detalle en un nuevo escrito.

Lo que más me llama la atención es como Pablo describe a estos creyentes, y dice que están tanto «en Cristo» como en «en Colosas». Esto no dice que son al mismo tiempo ciudadanos de dos reinos. Ellos viven paralelamente en Cristo y en esta ciudad romana antigua.

Necesitamos ver bien el hincapié en la ubicación terrenal y espiritual: Ellos viven de la misma forma en Colosas como en Cristo. El famoso teolog y autor Klyne Snodgrass habla de este fenómeno en su comentario sobre Efesios. Aquí lo vamos a cambiar «Éfeso» por «Colosas»:

Hablar del sentido de la «geografía» de Pablo es un intento de describir el «lugar» donde pensaba que vivían los cristianos. En la mente de Pablo, así como estos cristianos viven literalmente en la región cercana a [Colosas], también viven en Cristo. El terreno, el clima, los valores y la historia en la que las personas crecen y viven ayudan a definir quiénes son. Así como esta región cercana a [Colosas] define quiénes son, Cristo define quiénes son realmente los creyentes.

Él es la «esfera de influencia» o el «campo de poder» en el que viven y del que se benefician y son transformados. Es decir, su Espíritu, sus valores, su carácter, su historia y sus propósitos conforman sus vidas. Las personas pueden vivir en otras esferas, pero los cristianos viven en Cristo. Jesucristo nunca debe ser despersonalizado por ese lenguaje, pero no entenderemos a Pablo a menos que aprendamos a pensar en la vida como vivida en Cristo.

Así pues, hay dos niveles de experiencia para los creyentes, dos reinos de los que son ciudadanos, dos perspectivas desde las que podemos ver la vida. Para mí, hoy estoy en América del sur. En un sentido real, allí es donde estoy. Pero no puede ni debe agotar lo que soy. Somos más que ciudadanos de una ciudad terrenal o de un estado o país.

El obispo y teólogo anglicano Handley Moule lo escribió así: Se movían por Colosas «en Cristo». Trabajaban, servían, mantenían la casa, seguían los negocios, se reunían con los vecinos, compartían sus penas y alegrías. Sufrían abusos e insultos cuando tales cosas llegaban – todo «en Cristo». Llevaban consigo una atmósfera privada, que no era de Asia sino del cielo. Para ellos, Cristo era el hogar interior, el querido lugar de descanso invisible pero real. Y qué rica ganancia para la pobre Colosas, que ellos, estando en Él, estaban en ella.

No importa tu ubicación geográfica o donde estés físicamente, lo que eres espiritualmente nunca va a cambiar. Puedes estar en tu casa, en el trabajo, en otro país, con mal tiempo, sin dinero, pero siempre y de una manera inamovible estás en Cristo.

Puede ser que hoy estés angustiado o deprimido, en la montaña, o fuera de sí, pero estás siempre e inamovible en Cristo. Puedes estar en un paraíso o preso en la cárcel, en el cine, pero siempre, siempre estás en Cristo. El donde estás en este momento, en la terrenal y físico no tiene ningún poder sobre tu identidad espiritual.

Pero no debes olvidar que lo contrario es diferente. Únicamente porque estas en Cristo, donde sea que vivas, trabajes, o te muevas, tendrás un impacto, una influencia, marcarás la diferencia. Tu identidad en Cristo Jesús debe manejar y determinar tu forma de vivir, dondequiera que estés.

No olvides, sea que estés en Venezuela, Cuba, Colombia, Brasil, México, Perú, Chile, Argentina, Centro América, o en cualquier lugar que llames hogar, siempre estás en Cristo.

Recuerda que no vives en Cristo solo cuando estas en la iglesia, o de rodillas, o en una célula o grupo familiar, y después regresar a estar en tu ciudad cuando dejas esa atmosfera más santa. Ese «estar en Cristo» no es solo una realidad espiritual que se recibe solo en algún lugar allá arriba. Estas en Cristo incluso cuando pecas, aunque la verdad de lo primero debe menguar cada día tu experiencia de lo segundo.

¡Qué honor y gozo inefables: ser un santo, en Cristo, donde sea que te encuentres!

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