¿Qué Decir o que predicar en el funeral o velorio de un Incrédulo?

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¿Qué Decir o que predicar en el funeral o velorio de un Incrédulo?

Reflexiones sobre qué decir en el funeral de un incrédulo: Ofreciendo compasión, predicando el evangelio y presentando la esperanza en Cristo

El tema de qué decir en el funeral de un incrédulo es un asunto delicado y lleno de consideraciones sensibles. Como creyentes, debemos tomar este momento con compasión, veracidad y un enfoque centrado en el Evangelio. En esta reflexión, compartiré cómo podemos enfrentar este desafío, brindando empatía y compasión, diciendo la verdad con amor, evitando especulaciones y predicando el Evangelio de salvación. Además, examinaremos la diferencia entre un «adiós» y un «hasta luego» en el contexto de la esperanza que tenemos en Cristo.

Empatía y compasión:

Cuando nos encontramos en el funeral de un incrédulo, es esencial recordar la importancia de la empatía y la compasión. La Biblia nos exhorta a llorar con aquellos que lloran (Romanos 12:15), lo cual incluye a aquellos que están de luto por un ser querido incrédulo. Incluso Jesús, al encontrarse con la muerte de Lázaro, lloró (Juan 11:35). Por lo tanto, debemos permitir que la parte normal del duelo humano se desarrolle y acompañar a los miembros de la familia en duelo, ofreciéndoles nuestro apoyo y consuelo. En lugar de hacer especulaciones sobre el destino eterno del difunto, debemos mostrar amor y compasión hacia aquellos que han quedado atrás, reconociendo que todos somos seres humanos necesitados de consuelo en tiempos de pérdida.

Decir siempre la verdad:

En todo momento, debemos ser portadores de la verdad, incluso en los velorios y funerales de aquellos que no eran creyentes. No podemos dejar de compartir el mensaje del evangelio de Jesucristo. Si no compartimos el mensaje de salvación, les estamos diciendo «adiós» en lugar de «hasta luego». Al igual que advertiríamos audazmente a otros conductores si hubiera un puente caído en una carretera, debemos advertir a los vivos en el funeral de la importancia de asegurar su salvación en Cristo. Debemos recordarles que hoy es el día de la salvación (2 Corintios 6:2) y que el juicio viene después de la muerte (Hebreos 9:27). Nuestro deber es orar para que se reconcilien con Dios a través de Jesucristo (Romanos 10:9-12).

Evitar especulaciones:

Aunque podamos estar seguros de que la persona fallecida no era creyente, debemos resistir la tentación de hacer especulaciones sobre su destino eterno. En lugar de endulzar la situación con afirmaciones como «ahora están en un lugar mucho mejor» o «se han reunido con sus seres queridos», debemos permanecer fieles al Evangelio. No podemos afirmar algo que no es cierto o que puede no serlo. Debemos recordar que la única forma de salvación es a través de una relación personal y salvadora con Jesucristo (Juan 3:16-17). A menos que compartamos esta verdad con los vivos, nunca comprenderán su necesidad de confiar en el Salvador.

Predicar el Evangelio:

En el funeral de un incrédulo o no creyente, debemos presentar el evangelio y ofrecer esperanza a los vivos que aún tienen la oportunidad de confiar en Cristo. Jesús dijo que él es la resurrección y la vida, y aquel que cree en él vivirá aunque muera (Juan 11:25). Es importante recordarles que solo a través de una relación con Jesucristo pueden tener esperanza más allá de la muerte. Nuestro deber es presentarles el Evangelio y animarles a confiar en Cristo para su salvación. Debemos predicarles que aquellos que confían en Cristo experimentarán la vida eterna y estarán en la presencia de Dios (2 Corintios 5:8).

¿Adiós o hasta luego?

Para aquellos que han perdido a un ser querido creyente, la esperanza es que los volveremos a ver en el Reino de nuestro Dios. Por lo tanto, en el contexto de un funeral creyente, no es un «adiós» definitivo, sino un «hasta luego» en la esperanza de un reencuentro en la presencia del Señor. Sin embargo, para aquellos que no han confiado en Cristo, es un «adiós» final y eterno. No podemos suavizar el mensaje ni evitar hablar de las realidades de la vida sin Cristo. Debemos recordarles que la salvación solo se encuentra a través de una relación personal con Jesucristo (Hechos 4:12). Si no advertimos a los pecadores sobre la ira venidera de Dios, nunca entenderán su necesidad de buscar la gracia de Dios.

En este mundo, todos enfrentaremos la realidad de la muerte algún día. Por eso es crucial que hayamos confiado en Jesucristo y hayamos recibido el perdón de nuestros pecados para tener la seguridad de la vida eterna en su presencia (Daniel 12:2-3; Juan 11:25-26; Apocalipsis 21:1-5). Para aquellos que aún no han confiado en Cristo, les insto a que se arrepientan y confíen en él hoy mismo. No podemos subestimar la importancia de advertirles sobre el juicio de Dios y su ira después de la muerte (Hebreos 9:27; Apocalipsis 20:12-15). Aunque puede parecer que el tiempo aún esté a su favor, deben acudir al Salvador para recibir la vida eterna y el perdón de sus pecados. Solo a través de Cristo podemos tener la seguridad de que nada ni nadie nos separará de la prometida presencia de Dios (Juan 10:28-29; Romanos 8:35-39).

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