Cantares 4:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Lehrman tiene como más probable que todo el capítulo refiere los requiebros del pastorcillo, quien habla (real o imaginariamente) a su amada a la llegada del regio cortejo. En favor de esta opinión (aunque Lehrman no menciona ninguna razón) está la dificultad de hacer un corte abrupto en el versículo Cnt 4:8, así como el lenguaje pastoril y campestre de los versículos Cnt 4:1-7, tan distinto del de Salomón en Cnt 1:9-11. Sin embargo, otros autores de indiscutible prestigio opinan que los primeros siete versículos refieren requiebros de Salomón.

1. Comienza el capítulo con requiebros parecidos a los de Cnt 1:15 (un tanto más a favor de la opinión de Lehrman), donde ya vimos lo de «Tus ojos (como) palomas» (v. Cnt 4:1. lit.). Aquí se añade «detrás del velo», que cubría todo el rostro, excepto los ojos. Las líneas tercera y cuarta del versículo Cnt 4:1 han de traducirse: «Tu cabellera como rebaño de cabras que descienden del monte Galaad». Para entender este símil es preciso saber que la sulamita llevaba una cabellera negra, distribuida en trenzas, entre las cuales quedaban al descubierto como una líneas blancas en el fino cutis cabelludo. Así pues, el interlocutor (ya sea Salomón o el pastorcillo) se imagina un rebaño de cabras negras que bajan en hileras, justamente antes del alba, y que forman líneas blancas (entre las hileras) frente al oscuro trasfondo de la luz pálida (Lehrman). La siguiente comparación (v. Cnt 4:2) es acerca de los dientes blancos, sin que falte ninguno y correspondiéndose exactamente los de arriba con los de abajo («todas con crías gemelas»). Con su lana blanca, comparada a la nieve (v. Isa 1:18) y, para mayor blancura, que suben del baño, las ovejas son un buen símil de los dientes de la sulamita. Los ministros, dice M. Henry, son los dientes de la Iglesia; como las nodrizas, ellos mastican la carne para los bebés de Cristo. Nota del traductor: Recuérdese lo que dijimos al comienzo del comentario al Cantar. Este difícil Libro Sagrado, pero, al fin y al cabo, inspirado por Dios, necesita una exposición concienzuda del sentido literal en el plano exegético. Las aplicaciones espirituales pueden ser útiles, con tal de que se tenga en cuenta que son acomodaciones devocionales. En este plano, ahora que ya estamos familiarizados con los personajes del drama lírico, podemos ver en la sulamita a la Iglesia (también, al creyente individual); en el pastorcillo, a Cristo, el Buen Pastor de Jua 10:1-42; y en el rey Salomón, al mundo con sus muchos y variados atractivos. Además del comentario devocional de M. Henry, cuya sustancia hemos traducido en todo lo que no va directamente contra el sentido literal del texto, pueden verse, entre otros, los comentarios de Watchman Nee y de Samuel Vila.

2. Continúan los símiles: «Tus labios como hilo de escarlata» (v. Cnt 4:3), por su rojo vivo, índice de belleza y salud, así como los labios pálidos son signo de debilidad física. Los llama «como hilo …» por ser finos, sin la sensualidad de los labios gruesos. Aunque el hebreo midbar significa el hablar, es más probable que aquí signifique la boca, como traducen la New International Version y la New American Standard Translation. Cuando alabamos a Dios con nuestros labios, y con la boca le confesamos para salvación (Rom 10:9, Rom 10:10), entonces nuestros labios son como hilo de escarlata. Todas nuestras buenas palabras, como todas nuestras demás obras, tienen que ser lavadas en la sangre de Cristo, teñidas como en un baño de escarlata, y entonces se vuelven blancas (comp. con Apo 7:14), completamente aceptables para Dios.

3. Las mejillas, por ser sonrosadas, son comparadas a dos mitades de granada (expresión favorita de la poesía oriental, dice Lehrman). Su cuello (v. Cnt 4:4), derecho, sin arrugas prematuras y adornado con collares, es comparado a la torre de David, adornada con escudos (comp. con Eze 27:11). Nuestra fe es comparada a un escudo (Efe 6:16). Mil es un número redondo para expresar abundancia, pues es el cubo del número básico diez (v. Gén 18:32; Rut 4:2). Los dos pechos, bien desarrollados, son comparados (v. Cnt 4:5) a dos cervatillos saltarines que pacen entre los lirios del campo. (¡Cuán lejos estamos aquí de la imaginación occidental!)

4. El versículo Cnt 4:6 parece ser una interrupción de la sulamita a los requiebros anteriores (sean de quien sean. La semejanza de Cnt 4:6 con Cnt 2:17 confirma la opinión de que el interlocutor es el pastor). Hasta que sople la brisa del atardecer y huyan las sombras a la puesta del sol, ella, enamorada y enaltecida por los requiebros, desea retirarse por unas horas para aspirar los perfumes campestres de la montaña. El monte de la mirra es símbolo del monte Moria, sobre el que fue edificado el templo, en el que cada día se quemaba incienso en honor de Dios. Hay quienes observan que dicho santo monte es llamado en el mismo versículo Cnt 4:6 «monte de la mirra», la cual es amarga, y «collado del incienso», el cual es suave, con lo que allí tenemos oportunidad tanto para hacer duelo como para regocijarnos; el arrepentimiento mismo es una mezcla de amargura y dulzura. Pero en el Cielo, todo será incienso, sin mirra.

5. Tras un requiebro que compendia a todos los demás (v. Cnt 4:7; comp. con Gén 1:31; Efe 5:27), el pastorcillo (con la mayor probabilidad) pronuncia las frases del versículo Cnt 4:8, que veremos a continuación.

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