Estudio Bíblico | Explicación de Cantares 3:1 | Comentario Bíblico Online
1. Desanimada por no haber aparecido su amado, la sulamita no puede conciliar el sueño (v. Cnt 3:1). Cuatro veces, una por cada versículo (vv. Cnt 3:1-4), repite la frase «al que ama mi alma», que ya vimos en Cnt 1:7. Nótese el gozo que se muestra en ese «Hallé … lo agarré y no lo solté» (v. Cnt 3:4. Comp. con Sal 119:2, Sal 119:10; Jer 29:13; Luc 15:4). ¿Es así de ferviente nuestro amor a Cristo? Por largo tiempo, la consolación de Israel se dejó esperar, mas el buen Simeón tuvo, por fin, en sus brazos al Mesías que esperaba y amaba. Locamente enamorada, la sulamita se levanta del lecho y comienza a dar vueltas por la ciudad (probablemente, Sulam, más bien que Jerusalén). Su resolución: «Me levantaré, etc.» (v. Cnt 3:2) no puede menos de recordarnos la misma frase del Hijo Pródigo en Luc 15:18; y la pregunta a los guardas: «¿Habéis visto al que ama mi alma?» (v. Cnt 3:3) nos recuerda igualmente la santa locura que mostró la Magdalena en su conversación con quien ella creía que era el hortelano (Jua 20:15). Los guardas fueron incapaces de decirle a la sulamita dónde se hallaba su amado. Sólo los que tienen íntima comunión con Cristo pueden mostrar a otros el camino para hallarlo. La meditación de las Escrituras y la oración nos facilitarán esa comunión.
2. «Apenas había pasado de ellos (de los guardas) un poco, etc.» (v. Cnt 3:4). Pasó de los guardas tan pronto como se percató de que no podían darle noticias de su amado. Pero, en seguida que hubo pasado de los guardas, halló a su amado. Cuán dulce hubo de ser el hallazgo, después de esta persistente búsqueda, es difícil de expresar, pero fácil de imaginar. «Buscad (lit. continuad buscando) y hallaréis», dijo el Señor y nos aseguró que «el que continúa buscando, halla» (Mat 7:7, Mat 7:8. Los verbos están en presente continuativo). ¡Nadie se desanime! El Señor alarga muchas veces la pregunta para que mejor satisfaga la respuesta.
3. El versículo Cnt 3:4, mediante un paralelismo de sinonimia, parece mostrar que la madre de la sulamita aprobaba las relaciones que ella mantenía con el pastorcillo. El versículo Cnt 3:5 cierra la sección, como en 2:7, donde se puede ver el comentario.
