Ester 9:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Ester 9:1 | Comentario Bíblico Online

I. Tenemos ahora dos edictos vigentes, ambos dados en Susa: uno que lleva la fecha de trece del primer mes, que ordena que el trece del mes duodécimo del mismo año sean matados todos los judíos; el otro con fecha de veintitrés del tercer mes del mismo año, que autoriza a los judíos a defenderse contra los atacantes. La causa de los judíos se había de poner a prueba por la fuerza de las armas y en fecha fijada por la autoridad del rey. Ninguno de los dos bandos podía ser tildado de rebelde, pues ambos gozaban de la autorización del rey. Los enemigos decidieron no perder las ventajas que les concedía el primer edicto, con la esperanza puesta en los números. Los judíos estaban preparados para actuar conforme a la autorización del segundo edicto, pero con la esperanza puesta únicamente en la bondad de su Dios y en la justicia de su causa.

II. Los enemigos fueron los agresores, pero los judíos fueron los vencedores.

1. El mismo día en que el decreto del rey para destrucción de los judíos se había de llevar a cabo, y que los enemigos pensaban que iba a ser el día de ellos, demostró ser el día de Dios (Sal 37:13). Los judíos se reunieron en sus ciudades (v. Est 9:2), dispuestos a defenderse contra todos, sin adelantarse a ofender a ninguno. Si no hubiesen tenido un edicto a su favor, habrían tenido que morir a manos de sus enemigos, pero, autorizados por el edicto del rey, se defendieron legalmente. Si hubiesen actuado por separado, cada familia por su lado, habrían sido fácil presa de sus enemigos, pero al actuar unidos y de acuerdo, se fortalecieron mutuamente las manos y se atrevieron a plantar cara a sus enemigos.

2. Todos los oficiales y funcionarios del rey que, en virtud del primer edicto, debían procurar la destrucción de los judíos (Est 3:12, Est 3:13), apoyaban a los judíos, conforme al segundo edicto (v. Est 9:3), lo que inclinó la balanza del lado de ellos. Las provincias, como suele ocurrir, actuaron según la inclinación de sus gobernadores, y, por ello al ver que las autoridades estaban a favor de los judíos, siguieron su ejemplo. Pero, ¿por qué apoyaban a los judíos? Porque el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos (v. Est 9:3). Con Mardoqueo como primer ministro de la nación, los gobernadores de las provincias no tenían otra alternativa que apoyar a los judíos si no querían ser castigados severamente.

3. Tan animados estaban los judíos y tan acobardados estaban sus enemigos, que no escapó ninguno de los que estaban señalados para ser ejecutados. El 13 del mes Adar mataron en la capital a 500 hombres (v. Est 9:6), así como a los diez hijos de Amán (vv. Est 9:7-10), cuyos nombres figuran en la Biblia Hebrea en una columna vertical que expresa gráficamente la forma en que fueron colgados. Dice el rabino Goldman que «es costumbre en la fiesta de los Purim, al leer estos diez nombres, hacerlo de un solo aliento (esto es, en una sola respiración), porque, según el Talmud, los diez murieron a la vez». El día 14 mataron en Susa a otros 300 más (v. Est 9:15), que habían escapado de la ejecución del día anterior. Esto se hizo a petición de Ester, a fin de evitar un importante foco de enemigos.

4. Lo que les justificaba para matar a tantas personas es que lo hicieron en legítima defensa: se pusieron en defensa de su vida (v. Est 9:16), pues gozaban, además, de la autorización del rey. De que no se excedieron en el poder que el edicto les concedía, da fe el que no tocaron sus bienes (frase que ocurre tres veces: vv. Est 9:10, Est 9:15, Est 9:16), aun cuando el edicto real les autorizaba para ello (Est 8:11: «y apoderarse de sus bienes»). No lo hicieron: (A) Para honrar su religión al dar evidencia de menosprecio de los bienes terrenales, e imitar así a su patriarca Abraham, quien se negó a enriquecerse con los despojos de Sodoma (Gén 14:22, Gén 14:23). (B) Especialmente, mostraban así que sólo habían luchado para defenderse, aprovechándose de la influencia que tenían en la corte, no para aumentar sus haciendas, sino para preservar sus vidas.

5. La comisión que les confiaba el edicto les autorizaba también a matar aun a los niños y las mujeres (Est 8:11) pero su humanidad les impidió hacerlo. Sólo mataron a los que hallaron con las armas en la mano; ésta fue otra razón para que no tomaran los despojos, pues así quedaban bienes para las mujeres y los niños. Actuaron con una consideración digna de imitar.

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