Génesis 22:3 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Génesis 22:3 | Comentario Bíblico Online

Obediencia de Abraham a este severísimo precepto. Cuando fue probado, ofreció a Isaac (Heb 11:17).

I. Las dificultades a que hubo de hacer frente en este acto de obediencia.

1. Parecía directamente contrario a una anterior ley de Dios que prohíbe el homicidio bajo pena muy severa (Gén 9:5-6). 2. ¿Cómo podía eso compaginarse con su afecto natural hacia su propio hijo? 3. Dios no le daba ninguna razón para ello. Cuando tuvo que despedir a Ismael, le fue expuesta una justa causa, pero ahora Isaac tiene que morir, Abraham tiene que matarlo, y ni el uno ni el otro deben saber por qué. Si Isaac hubiese tenido que morir como mártir de la verdad, o su vida hubiese servido para rescatar otra vida de más precio que la suya habría sido otra cuestión. Pero éste no es el caso; es un hijo sumiso, obediente, que tanto promete. «Señor, ¿qué provecho hay en su sangre?» 4. ¿Cómo podía esto compaginarse con la promesa? ¿No se le había dicho: En Isaac te será llamada descendencia? (Gén 12:12). 5. ¿Cómo se atrevería a mirar a Sara en la cara de nuevo? 6. ¿Qué dirían los egipcios, y los cananeos y los ferezeos que vivían entonces en la tierra? Sería un perpetuo baldón para Abraham y para sus altares. «Si esto es gracia, ¡viva la naturaleza!»

II. Los diversos pasos de su obediencia.

1. Se levanta temprano (v. Gén 22:3), porque el mandato era perentorio y no admitía discusión. Nótese que quienes hacen la voluntad de Dios de todo corazón, la hacen con toda diligencia.

2. Prepara todo para el sacrificio.

3. Es muy probable que no le dijese nada de todo esto a Sara.

4. Miró en torno suyo cuidadosamente, para descubrir el lugar fijado para este sacrificio, cuando dijo: «Iremos hasta allí, y oraremos» (v. Gén 22:5).

5. Dejó a sus siervos a cierta distancia (v. Gén 22:5), para que no se interpusiesen en esta extraña oblación. Así también, cuando Cristo entró en agonía en el huerto, tomó consigo sólo a tres de sus discípulos, y dejó al resto a la entrada del huerto.

6. Obligó a Isaac a acarrear la leña, mientras él tomaba en su mano el fatídico cuchillo y el fuego (v. Gén 22:6).

7. Sin irritarse ni descomponerse, va conversando con Isaac acerca del sacrificio, como si fuese a ofrecer un sacrificio corriente (vv. Gén 22:7-8).

A) Fue una pregunta muy emocionante la que le hizo Isaac, cuando iban caminando juntos: Padre mío dijo Isaac ; ¡qué palabra, capaz de derretir el hierro! Podemos pensar que esa frase penetraría en el pecho de Abraham más profundamente que el cuchillo podría hacerlo en el pecho de Isaac. Con todo, conserva su temple y su talante, hasta extremos que asombran, y con toda calma espera la pregunta de su hijo: He aquí el fuego y la leña; más, ¿dónde está el cordero? (a) Pregunta tremenda para Abraham; ¿cómo podía ni soportar el pensamiento de que Isaac mismo era el cordero? Así era, pero de momento, Abraham no se atreve a decírselo. (b) Pregunta instructiva para todos nosotros. Cuando vamos a dar culto a Dios, debemos considerar seriamente: ¿Dónde está mi corazón? ¿Estoy dispuesto a ofrecérselo a Dios, para que suba hasta Él como un holocausto? (c) Pregunta de largo alcance, cuya respuesta conocemos bien: El Cordero está en el trono (Apo 22:1), después de haber sido sacrificado por nosotros (1Pe 1:19-20; Apo 5:6, Apo 13:8).

B) Fue muy prudente la respuesta que Abraham le dio: Dios se proveerá de cordero, hijo mío (v. Gén 22:8). Este fue el lenguaje de la obediencia y de la fe. Otro sacrificio fue provisto en lugar de Isaac. En primer lugar, Cristo, el gran sacrificio de expiación, fue provisto por Dios. En segundo lugar, todos nuestros sacrificios de reconocimiento son provistos también por Dios. Él es quien prepara el corazón (Sal 10:17). Un espíritu quebrantado y un corazón contrito es el sacrificio para Dios (Sal 51:17), y provisto por Él.

8. Abraham sigue adelante con santa obstinación; después de tantos pasos fatigosos, y con un corazón abrumado por la pena, llega por fin al fatídico lugar, edifica el altar, el más triste de los que había construido en su vida, compone la leña que ha de arder en la pira funeraria, y ahora va a decirle a su hijo la asombrosa noticia: «Isaac, tú eres el cordero que Dios se ha provisto». Isaac, en cuanto podemos suponer, está dispuesto a obedecer tanto como su padre, pues no encontramos que intentase escapar ni ofrecer ninguna resistencia. Con todo, es menester que la víctima del sacrificio sea atada. Pero, ¡con qué corazón pudo Abraham tierno padre, atar aquellas manos inocentes, que quizá se habían levantado con frecuencia para pedir su bendición, y se habían extendido para abrazarle, y ahora estaban más estrechamente atadas con las cuerdas del amor y del deber! No obstante, hay que hacerlo. Después de atarlo, lo coloca sobre el altar, y pone su mano sobre la cabeza de su sacrificio; y ahora, como podemos suponer, entre torrentes de lágrimas, da y recibe el final adiós de un beso de despedida. Con un corazón decidido y los ojos levantados al Cielo, toma el cuchillo y extiende el brazo ¡Quedad atónitos, Cielos! ¡Pásmate de asombro, tierra, ante este espectáculo! Es un acto de fe y de obediencia que merece ser contemplado por Dios, por los ángeles y por los hombres. Ahora bien, esta obediencia de Abraham al ofrecer a Isaac es una vívida representación: (A) Del amor de Dios hacia nosotros, al entregar a su Hijo Unigénito para sufrir y morir por nosotros en sacrificio de holocausto y de expiación por nuestros pecados. Jehová quiso quebrantarlo (Isa 53:10; Zac. 13:17). (B) De nuestro deber hacia Dios, en agradecimiento a tal amor. Debemos poner nuestros pies en las huellas de esta fe de Abraham. Dios, por medio de su Palabra, nos invita a dejarlo todo por Cristo.

Génesis 22:3 explicación
Génesis 22:3 reflexión para meditar
Génesis 22:3 resumen corto para entender
Génesis 22:3 explicación teológica para estudiar
Génesis 22:3 resumen para niños
Génesis 22:3 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí