Jeremías 29:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Jeremías 29:1 | Comentario Bíblico Online

1. Jeremías escribió, en nombre de Dios, una carta a los que estaban cautivos en Babilonia. Jeconías se había rendido como prisionero (v. Jer 29:2), junto con la reina madre, los dignatarios de su corte, llamados aquí eunucos (lit), y muchos de los príncipes de Judá y de Jerusalén. Los artesanos y los herreros (son los mismos vocablos hebreos de Jer 24:1) son también forzados a rendirse, a fin de que los que se queden en Jerusalén no dispongan de manos adecuadas para fortificar la ciudad. Con esta mansa sumisión podía esperarse que Nabucodonosor se aplacase, pero el tirano conquistador se crece con las concesiones que ellos le hacen. Así que, no contento con eso, después que todos aquellos (v. Jer 29:2) habían salido de Jerusalén, vuelve otra vez y se lleva muchos más (v. Jer 29:1) de los ancianos, de los sacerdotes, de los profetas y del pueblo. El caso de estos cautivos era especialmente triste, pues parecía como si fueran mayores pecadores que todos los demás hombres que vivían en Jerusalén. Por eso Jeremías les escribe una carta a fin de consolarles. Esta carta de Jeremías fue enviada a los cautivos de Babilonia por manos de los embajadores que el rey Sedequías envió a Nabucodonosor con el fin (es probable) de pagarle su tributo y renovarle su sumisión. Por medio de tales mensajeros quiso Jeremías enviar su carta, porque era un mensaje de parte de Dios.

2. Viene ahora una copia de la carta que Jeremías envió a los deportados. En ella:

(A) Les asegura (v. Jer 29:4) que les escribe en nombre de Jehová de las huestes, Dios de Israel, del que Jeremías es sólo como el amanuense. Les había de servir de consuelo en su cautiverio oír que Dios es Jehová de las huestes, capaz de darles ayuda y liberación, y de que es el Dios de Israel que guarda todavía el pacto con Su pueblo. Esto sería, de por sí, una advertencia para que estuviesen en guardia contra toda tentación de idolatría allí en Babilonia. El que Dios les enviase esta carta había de animarles, pues era una prueba evidente de que no los había abandonado ni desheredado, aunque estaba disgustado con ellos y los estaba disciplinando.

(B) En efecto, Dios reconoce en esta carta que es Su mano la que les ha llevado a Babilonia: «a todos los que hice deportar» (v. Jer 29:4 y, de nuevo, en el v. Jer 29:7). Si era Dios quien los había llevado allá, podían estar seguros de que lo había hecho para bien de ellos, no para su daño.

(C) Les pide que no piensen en otra cosa, sino en establecerse allí y sacar de la situación el mejor partido posible (vv. Jer 29:5, Jer 29:6): «Edificad casas y habitadlas, etc.». No deben abrigar esperanzas de un pronto regreso a su país, sino acomodarse allí lo mejor que puedan; han de plantar, casarse, casar a sus hijos e hijas, y multiplicarse allí. Si viven con temor de Dios, ¿qué les puede impedir una vida confortable en Babilonia? Es cierto que, a veces no podrán menos de llorar cuando se acuerden de Sion, pero el llorar no les ha de impedir el sembrar. En todas las condiciones de la vida presente es muestra de sabiduría y de amor al deber sacar el mejor partido posible de la situación y no echar por la borda las ventajas de que podamos disfrutar, so pretexto de que no tenemos cuanto desearíamos tener. Es comprensible que tengamos afecto especial a nuestro país nativo, pero si la Providencia dispone que nos traslademos a otro lugar, hemos de resolver vivir allí lo mejor que podamos. Si la tierra es del Señor, adondequiera que un hijo de Dios vaya, nunca sale del territorio de Su padre. No deben inquietarse con temores infundados de dificultades intolerables en su cautiverio.

(D) Les exhorta a que busquen el bien del país donde se hallan como cautivos (v. Jer 29:7), que oren por él y se esfuercen en promover el bienestar general de ese país. Esto significa una prohibición de intentar cualquier cosa contra la paz pública mientras sean súbditos del rey de Babilonia. Han de vivir pacíficamente bajo su mando, con toda piedad y honestidad, y no tramar el sacudirse el yugo, sino dejar pacientemente a Dios el actuar, a su debido tiempo, para traerles la liberación; porque en su paz dice tendréis vosotros paz (v. Jer 29:7, al final). Así también los primeros cristianos, conforme al tenor de su santa religión, oraban por las autoridades constituidas, aun cuando fuesen perseguidores. Todo pasajero de un barco debe estar interesado en la seguridad de la nave.

Jeremías 29:1 explicación
Jeremías 29:1 reflexión para meditar
Jeremías 29:1 resumen corto para entender
Jeremías 29:1 explicación teológica para estudiar
Jeremías 29:1 resumen para niños
Jeremías 29:1 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí