Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 24:7 | Comentario Bíblico Online
Hallamos ahora ciertas repeticiones, que son usuales en los cánticos. Se demanda una y otra vez la entrada del Rey de la gloria, las puertas deben ser abiertas de par en par. «¿Quién es ese Rey de la gloria? ¡Jehová el fuerte y valiente! ¡Jehová el poderoso en batalla!» (vv. Sal 24:8, Sal 24:10).
1. Esta espléndida entrada que aquí se nos describe, se refiere con toda probabilidad al solemne traslado del Arca desde casa de Obed-edom al tabernáculo que le había preparado David en Jerusalén (2Sa 6:1-23). Mejor que «puertas eternas», habría de traducirse «portones seculares», esto es, antiguos, al aludir quizás a la resistencia ofrecida por los yebuseos (v. 2Sa 5:6-12).
2. Puede aplicarse a Cristo, de quien el Arca, con su propiciatorio, era tipo. Nótese, sin embargo nota del traductor , que se trata de una acomodación. Así ha de entenderse todo lo que M. Henry dice a continuación. Las puertas del Cielo le debían ser abiertas a Cristo, esas puertas que bien pueden llamarse eternas. Nuestro Redentor las halló cerradas, pero, al haber hecho, mediante su sangre, expiación por el pecado y obtenido así el título que le daba derecho a entrar en el santuario (Heb 9:12), como quien tiene autoridad, demandó la entrada, no sólo para sí mismo, sino también para nosotros, porque, en calidad de pionero, ha entrado allá por nosotros, y a abierto el reino de los cielos a todos los creyentes. Podemos aplicarlo también a la entrada de Cristo en el alma por medio de la Palabra y del Espíritu, para poner allí su santuario, pues somos su templo. La presencia de Cristo en las almas es como la del Arca en el templo, pues las santifica.