Significado de MATEO, EVANGELIO DE Según La Biblia | Concepto y Definición

MATEO, EVANGELIO DE Significado Bíblico

¿Qué Es MATEO, EVANGELIO DE En La Biblia?

Libro inicial del NT que acertadamente comienza con la declaración: “Libro de la genealogía de Jesucristo”. No obstante en la actualidad, cuando empezamos a leer este libro debemos tener en mente cómo termina (Mat 28:18-20). El propósito de Mateo fue demostrar que Jesús tenía el poder para ordenarles a Sus discípulos que esparcieran el evangelio por todo el mundo.
Mat 28:16-20 presenta la escena donde el Jesús resucitado se reúne con Sus discípulos en un monte de Galilea. El Señor inmediatamente declaró Su autoridad absoluta: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”. Los discípulos iban a recordar muchas experiencias del ministerio de Jesús que darían prueba de dicha autoridad. En esa ocasión, al tener conocimiento de la resurrección, les resultaba evidente que Él había recibido la autoridad de parte de Dios. Jesús entonces encomendó a Sus discípulos que hicieran “discípulos a todas las naciones”. Un discípulo es:
(1) alguien que voluntariamente se convierte en aprendiz de las enseñanzas del Maestro y procura seguir Su ejemplo al poner en práctica dichas enseñanzas, y
(2) alguien que les transmite a los demás lo que aprendió. Al escuchar el mandato de Jesús, los discípulos recordaron Su enseñanza y comunión. Ahora los invitaba a llevar adelante Su misión. Jesús dijo que harían discípulos una vez que Él se fuera. Las actividades de ellos incluirían bautizar a nuevos discípulos para que se sometieran al señorío de Jesús. Este era el compromiso original. Los discípulos les transmitirían a los demás todo lo que Jesús había enseñado. Cuando Mateo narra esta historia, enfatiza en que Jesús posee plena autoridad, que Sus enseñanzas deben ser transmitidas y que Su mensaje es para toda la humanidad. Si nosotros, los lectores actuales, desde el principio tenemos en mente estos tres aspectos al leer el Evangelio, descubriremos que el autor nos muestra cómo Jesús demostró Su autoridad, cuáles fueron las enseñanzas que empleó y cómo se interesaba en todas las naciones.
El Evangelio se divide fácilmente en siete secciones: un principio y un fin con cinco secciones intermedias. En consecuencia, Mateo ha sido reconocido por el énfasis en las enseñanzas de Jesús.
Mat 1:1-25; Mat 2:1-23; Mat 3:1-17; Mat 4:1-25 inicia el Evangelio con la genealogía real y va desarrollando el tema sobre la base de la declaración de Dios en Mat 3:17 : “Este es mi hijo amado”. La genealogía confirma el linaje real que acredita a Jesús y les recuerda a los lectores la relación de este con todas las naciones al mencionar a Tamar, Rahab, Rut y la esposa de un heteo. Los magos de oriente (gentiles) se acercaron para buscar al rey de los judíos (Mat 2:2). El ángel le confirmó a José la naturaleza divina de Jesús. El niño recibió un nombre mesiánico (Mat 1:18-23). José llevó a toda la familia a territorio gentil (Egipto) para huir de las amenazas de Herodes. Cuando Jesús se acercó a Juan para que lo bautizara, la voz del cielo lo proclamó Hijo de Dios. En Su condición de tal, Jesús tenía autoridad y poder para enfrentarse a Satanás y vencerlo. Luego Jesús se dirigió a Galilea de los gentiles (Mat 4:15) para comenzar Su ministerio público. Esta sección inicial deja en claro que Dios designó a Jesús para que fuera el Mesías poseedor de toda autoridad sobre todas las naciones.
Mat 5:1-48; Mat 6:1-34; Mat 7:1-29 se denomina comúnmente el Sermón del Monte. Debería llamarse la Enseñanza del Monte, dado que el texto así lo denomina (Mat 5:2). Mientras que la enseñanza y la predicación se superponen, las verdades enseñadas enfatizan los principios esenciales que se deben transmitir a fin de mantener la disciplina y la acción. En estas enseñanzas Jesús entregó Su doctrina fundamental. En Mat 5:19, enfatizó la importancia de Sus mandamientos; cuando declaró “pero yo os digo” (Mat 5:22; Mat 5:28; Mat 5:32; Mat 5:39; Mat 5:44), resaltó la naturaleza absoluta de Sus enseñanzas, y en Mat 7:28-29 las multitudes lo reconocieron como maestro que enseñaba con autoridad. Cuando los discípulos salieron a enseñar, sabían lo que estaban enseñando.
Mat 8:1-34; Mat 9:1-38; Mat 10:1-42 comienza con una serie de diez milagros que demuestran la autoridad de Jesús sobre enfermedades, catástrofes naturales, demonios y sobre la muerte. Mediante manifestaciones de poder Jesús puso en práctica lo demostrado verbalmente en las enseñanzas dadas en el monte. Sus discípulos se maravillaban de que “aun los vientos y el mar le obedecen” (Mat 8:27), y las multitudes se asombraban de que tuviese autoridad para perdonar pecados (Mat 9:8). En esta sección también se encuentra Su ministerio a favor del centurión gentil. Después de demostrar Su poder, Jesús les dio autoridad a Sus discípulos para que salieran, sanaran y enseñaran como lo había hecho Él (Mat 10:1); así los estaba preparando para la comisión final de Mat 28:18-20. Mientras continuaba haciendo énfasis en Su autoridad, Su enseñanza y en los gentiles, Jesús preparaba a Sus discípulos más cercanos para la tarea que iban a realizar después de Su muerte. Mateo continúa enseñándoles a las generaciones posteriores de creyentes acerca del poder de Jesús y Su amor por la humanidad.
Mat 11:1-30; Mat 12:1-50; Mat 13:1-52 presenta la reacción de diversas personas frente a la autoridad de Jesús. En el cap. Mat 11:1-30 se señalan diferentes respuestas, entre lo cual se incluye la gratitud de Jesús porque los “niños” podían entender (vv. Mat 11:25-30). Cuando los líderes rechazaron la autoridad de Jesús en el cap. Mat 12:1-50, Mateo citó al profeta Isaías donde se infiere que Dios se estaba dirigiendo a los gentiles (Mat 12:18-21). Jesús continuó enseñándoles por medio de parábolas a aquellos que estuvieran dispuestos a escuchar (Mat 13:10-13). Por lo tanto, cuando les encomendó a Sus discípulos que fueran por todo el mundo a enseñar, estos eran conscientes de que Él ya había comenzado la tarea mediante el ejemplo que había dado durante Su ministerio terrenal.
Mat 13:53-58; Mat 14:1-36; Mat 15:1-39; Mat 16:1-28; Mat 17:1-27; Mat 18:1-35 comienza con la historia de la enseñanza de Jesús en la sinagoga de Nazaret. La gente reaccionó ante esa enseñanza de la misma manera que lo habían hecho las multitudes al finalizar el Sermón del Monte. Se maravillaron (comp. Mat 13:54; Mat 7:28). Si bien Jesús presentaba Sus enseñanzas con autoridad, la gente de Su propia tierra lo rechazó (Mat 13:57). Sus discípulos lo aceptaron (Mat 14:33), y lo mismo hizo una mujer gentil (Mat 15:22). Una vez más, Jesús enseñó con autoridad y relacionó Su ministerio con los gentiles.
Mat 19:1-30; Mat 20:1-34; Mat 21:1-46; Mat 22:1-46; Mat 23:1-39; Mat 24:1-51; Mat 25:1-46 presenta la transición de Galilea a Jerusalén. Jesús presentó Su autoridad real de manera dramática mediante la entrada triunfal a Jerusalén (Mat 21:1-9) y la purificación del templo (Mat 21:10-17). Más tarde, mientras enseñaba, los principales sacerdotes y los ancianos lo desafiaron diciendo: “¿Con qué autoridad haces estas cosas?” (Mat 21:23). Jesús les respondió con parábolas y otras enseñanzas (Mat 21:28-46; Mat 22:1-46). Además advirtió al pueblo sobre el ejemplo de los fariseos y saduceos (Mat 23:1-38). Luego centró Su enseñanza exclusivamente en los discípulos (Mat 24:1-51; Mat 25:1-46). Cuando los mandó a enseñar lo que Él había enseñado, ellos pudieron recordarla. En la actualidad, el creyente también debe escuchar lo que Jesús enseñó y enseñarles a otros.
Mat 26:1-75; Mat 27:1-66; Mat 28:1-20 no presenta ninguna situación relacionada con la enseñanza sino que relata la conspiración que concluyó con la ejecución de Jesús. En medio de la escena del juicio, le preguntaron si era el Mesías. Jesús respondió confirmando Su autoridad: “Tú lo has dicho” (Mat 26:64). Pilato, un gentil, reconoció la autoridad real de Jesús cuando colocó una inscripción sobre la cruz que decía: “este es Jesús, el Rey de los judíos” (Mat 27:37). El centurión romano proclamó “verdaderamente este era Hijo de Dios” (Mat 27:54).
Tal como había sucedido con la historia del nacimiento, así sucedió con la del final; el autor enfatizó la autoridad divina y real de Jesús y destacó la incorporación de los gentiles.
En Mat 28:18, cuando el Señor resucitado les declaró Su autoridad a los discípulos, estos entendieron porque la habían visto desplegada mientras vivieron con Él. En la actualidad, cuando los lectores arriban a Mat 28:18, entienden por qué Mateo nos mostró desde el comienzo la autoridad de Jesús.
El evangelista presentó a Jesús como el “Hijo de Dios”, expresión que aparece 23 veces en este Evangelio. En tanto que la historia del nacimiento virginal afirma la condición de Jesús como Hijo, la cita de Ose 11:1 (Mat 2:15) la confirma. Dios proclamó a Jesús como Hijo en dos ocasiones: en el bautismo (Mat 3:17) y en la transfiguración (Mat 17:5). Pedro lo confesó (Mat 16:16). Jesús dio testimonio de esa condición en la oración intercesora (Mat 6:9), en Su gratitud a Dios (Mat 11:25-26) y en el huerto de Getsemaní (Mat 26:39). El autor quería que el lector fuera consciente de que Jesús, el Hijo de Dios, es aquel que fue crucificado. Por esta razón, Jesús clamó desde la cruz diciendo, “Dios mío” (Mat 27:46), y un centurión gentil confesó que el que estaba muriendo “verdaderamente […] era Hijo de Dios” (Mat 27:54).
Mateo deseaba que el lector supiera que el perdón de pecados se produce por medio de la muerte del Hijo de Dios. El ángel le había dicho a José que Jesús “salvará a su pueblo de sus pecados” (Mat 1:21). Jesús mismo les había asegurado a Sus discípulos que Su propósito era “dar su vida en rescate por muchos” (Mat 20:28). Cuando instituyó la Cena del Señor, Jesús dejó un recordatorio continuo de Su función en relación al perdón de los pecados: “porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mat 26:28).
Es imposible saber la fecha exacta en que se escribió el Evangelio de Mateo. Algunos escritores contemporáneos lo ubican ya en el 60 d.C., otros argumentan una fecha de aprox. el 95 d.C. El lugar probablemente haya sido algún sitio sobre la costa fenicia o siria, como podría ser Antioquía. Esto se debe a las numerosas referencias que Mateo hizo a los gentiles, una a Fenicia y Siria, y los términos (en el texto griego) empleados para las monedas (Mat 17:24; Mat 17:27). Aun cuando el Evangelio no identifica al autor y muchos estudiosos bíblicos contemporáneos indican una compleja historia de edición y recolección de fuentes de información, Mateo, el recaudador de impuestos, hijo de Alfeo, ha sido identificado como autor desde el siglo II. Ver Mateo.
Bosquejo
I. El nacimiento de Jesús cumplió la profecía (Mat 1:1-25; Mat 2:1-23)
II. El Jesús obediente invita a la gente al servicio del reino (Mat 3:1-17; Mat 4:1-25)
III. Jesús enseña cómo desea Dios que vivamos (Mat 5:1-48; Mat 6:1-34; Mat 7:1-29)
IV. El poder y el llamado de Jesús revelan Su autoridad (Mat 8:1-34; Mat 9:1-38; Mat 10:1-42)
V. La obra de Jesús produce controversia (Mat 11:1-30; Mat 12:1-50)
VI. Jesús enseña sobre el reino (Mat 13:1-52)
VII. Jesús enfrenta acontecimientos conflictivos y críticas (Mat 13:53-58; Mat 14:1-36; Mat 15:1-39; Mat 16:1-28; Mat 17:1-27)
VIII. Jesús enseña aspectos de la vida en Su reino (Mat 18:1-35; Mat 19:1-30; Mat 20:1-34)
IX. Las autoridades religiosas rechazan a Jesús como Mesías (Mat 21:1-46; Mat 22:1-46; Mat 23:1-36)
X. Jesús tiene la palabra autorizada acerca del futuro (Mat 23:37-39; Mat 24:1-51; Mat 25:1-46)
XI. Jesús se prepara para la muerte, la obediencia a Dios y el cumplimiento de las Escrituras (Mat 26:1-56)
XII. Jesús conquista la muerte (Mat 26:57-75; Mat 27:1-66; Mat 28:1-20)

Oscar Brooks

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