1 Tesalonicenses 2:13 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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En esta porción, Pablo describe la forma en que los tesalonicenses habían correspondido al ministerio que los predicadores del Evangelio habían desempeñado entre ellos.

1. «Y por esto, dice Pablo (v. 1Ts 2:13), también nosotros damos gracias (presente) a Dios sin interrupción de que, cuando recibisteis la palabra de audición (es decir, al oírla; comp. con Rom 10:17) de parte de nosotros (que es palabra), de Dios, acogisteis, no palabra de hombres, sino como verdaderamente (lo) es, palabra de Dios, la cual actúa (presente) en vosotros los que creéis (participio de presente, como en el v. 1Ts 2:10)». Es traducción totalmente literal, pero perfectamente inteligible con las aclaraciones que hacemos en paréntesis. Dos breves observaciones: (A) El verbo que significa acogisteis indica una bienvenida gozosa, espontánea; algo más fuerte que el mero recibir, aunque este último verbo basta para indicar una recepción salvífica (comp., por ej., con Jua 1:11; Col 2:6). (B) El verbo que traducimos por actúa es el mismo de Gál 5:6 y está en el mismo tiempo y en la misma voz, aunque en Gálatas está en participio, y aquí está en indicativo. A. Robinson opina que habría de traducirse en voz pasiva: «es hecha activa» (por Dios).

2. Si en el «Y por esto» con que comienza el versículo 1Ts 2:13, Pablo da a entender que daba gracias a Dios por no haber trabajado en vano, en los versículos 1Ts 2:14-16 describe el fruto que la recepción de la Palabra de Dios produjo en los fieles de Tesalónica. El fruto era genuino y bien probado, pues habían imitado (v. 1Ts 2:14) a las iglesias de Judea y padecido de parte de sus compatriotas inconversos las mismas cosas que los judíos convertidos habían padecido de parte de los judíos rebeldes. No es difícil imitar a los que van por la vida viento en popa, pero imitar a los que sufren por Cristo y por la causa del Evangelio es señal segura de que la fe cristiana ha echado buenas raíces. Al mencionar lo que las iglesias de Judea han padecido a manos de sus compatriotas, el apóstol no puede contener su santa indignación, nacida (no se olvide) del amor que les tenía (v. Rom 9:1-3; Rom 10:1, Rom 10:2). De ellos dice:

(A) «Mataron al Señor Jesús (v. 1Ts 2:15, comp. con Hch 3:15) y a los profetas». Bastantes MSS, aunque no los más importantes dicen «y a sus propios profetas» (comp. con Mat 23:31, Mat 23:32). Es probable que se incluyan aquí los profetas del Antiguo Testamento, pero podría referirse a los más recientes: Juan el Bautista, Esteban, Santiago el Mayor.

(B) «A nosotros nos expulsaron» (comp. con Hch 17:1-15). El verbo griego significa «perseguir severamente» o, mejor, «perseguir hasta lograr que alguien se marche de aquel lugar». En los dos sentidos, se puede aplicar el verbo a la historia que leemos en Hch 17:1-15.

(C) «No agradan a Dios.» Compárese esta frase con 1Ts 4:1, donde Pablo exhorta a los tesalonicenses a continuar agradando a Dios, como habían aprendido de Pablo (v. Gál 1:10) y de sus colaboradores. La razón por la que no agradaban a Dios, aun tratándose de judíos que tenían de veras celo de Dios, es que no se sometían al método divino de justificación (v. Hch 26:9; Rom 10:1-3).

(D) «Se oponen a todos los hombres.» Dice E. A. Núñez: «Oponerse a la predicación del Evangelio es declararse enemigo de la humanidad, puesto que todos los hombres necesitan en verdad la salvación que es posible alcanzar solamente en Jesucristo». Resulta tristemente irónico que lo que comenzó, tras de la cautividad de Babilonia, con buen viento, al rehusar mezclarse con otros pueblos («como el aceite en medio de otros líquidos», dicen con orgullo los rabinos), resultó en oposición cerrada contra cualquier medida que tendiese a rebajar o retirar la barrera que los separaba de los gentiles (v. 1Ts 2:16). Precisamente lo que más les dolía era que el Evangelio de salvación se predicase y ofreciese a los gentiles (v. Hch 22:21, Hch 22:22).

(E) «Así colman, dice Pablo (v. 1Ts 2:16), ellos siempre la medida de sus pecados» (comp. con Mat 23:31, Mat 23:32). Dice J. Leal: «Entre los judíos corría la idea de que Dios permite en cada hombre determinado número de pecados, después de los cuales envía el castigo y no antes. La paciencia de Dios tiene un límite. El resultado de toda la hostilidad al Evangelio es que llegue a su colmo la paciencia de Dios». La frase posterior ha de leerse del modo siguiente: «Mas vino sobre ellos la ira (de Dios) hasta el extremo» (lit.). El verbo phtháno, que usa aquí el apóstol, significa dar alcance a una persona, y está en aoristo profético, como si la ira de Dios hubiese descargado ya sobre los judíos rebeldes. Hay quienes opinan que la expresión griega eis télos habría de traducirse «hasta el fin», pero es más probable el sentido intensivo, como en Jua 13:1 «los amó hasta el extremo».

3. Pablo ha mostrado su ternura hacia los fieles de Tesalónica bajo la metáfora de una madre («nodriza») que abriga y calienta a sus hijos (v. 1Ts 2:7); también (con la mayor probabilidad), bajo la metáfora de quien se hace como «niño pequeño» (v. 1Ts 2:7) entre otros niños. Toma luego la metáfora de «padre» (v. 1Ts 2:11) en su labor de exhortar y animar a los hijos. Ahora toma la del niño huérfano, no precisamente por muerte de los progenitores, sino por separación dolorosa de los seres queridos. En efecto, el verbo que usa Pablo en el versículo 1Ts 2:17 significa «quedar huérfano lejos de». De este modo expresa la tristeza que le causa estar ausente de Tesalónica. Todo lo que sigue (vv. 1Ts 2:17-20) es una descripción de la añoranza que sentía de volver a verlos:

(A) Se echa ya de ver en ese «por un poco de tiempo» (lit. por el tiempo de una hora). Con esta expresión, el apóstol da a entender que hacía poco que se había separado de ellos. Pero aun esta breve ausencia se le hacía demasiado larga: «Tanto más, dice (v. 1Ts 2:17), procuramos con mucho deseo (gr. epithumía, deseo ardiente) ver vuestro rostro, esto es, vuestras personas, según el significado de dicho modismo hebreo. Vemos, pues, que el griego epithumía, aunque suele traducirse (de acuerdo con el contexto; véase, por ej., Stg 1:14, Stg 1:15) por «concupiscencia», de suyo es una pasión neutral, buena o mala según el objeto y el modo.

(B) Como en 1Co 5:3; Col 2:5Col 2:5, también aquí (v. 1Ts 2:17), Pablo hace notar que se halla ausente de los tesalonicenses «de rostro» (lit.), es decir, «en persona» o «de vista», no de corazón. De corazón, y con el espíritu, se halla entre ellos. Sin embargo, su deseo de estar con ellos es intenso. De ahí el verbo que usa donde traducimos «procurarnos» (en aoristo) y que propiamente significa «hicimos todo lo posible por» o «pusimos todo nuestro esfuerzo en».

(C) El versículo 1Ts 2:18 expresa bien esa idea de hacer todo lo posible por ver a sus amados tesalonicenses: «Por lo cual quisimos llegar hasta vosotros, yo ciertamente, Pablo, una y otra vez, y nos estorbó Satanás» (lit.). En qué consistió este estorbo que repetidamente puso Satanás en el camino a fin de que Pablo no pudiese cumplir su deseo de estar con sus amados tesalonicenses, no lo sabemos. Una cosa es cierta, como dice E. A. Núñez: «Había impedido que Pablo regresara a Tesalónica porque sabía muy bien que de no hacerlo daría lugar a otros triunfos para Cristo en aquella ciudad donde el impacto del Evangelio había sido tremendo». Todos los autores señalan aquí que resulta evidente por esta porción que Pablo pensaba en el diablo como en algo realmente existente. Lo mismo pensaba el Señor Jesucristo.

(D) En los versículos 1Ts 2:19 y 1Ts 2:20, el apóstol explica cuál era el motivo de su intenso deseo de estar con los fieles de Tesalónica: «Porque, ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo o corona de jactancia (esto es, corona en que podamos gloriarnos) o no (lo sois) ciertamente vosotros delante del Señor Jesucristo en Su Venida? (gr. parousía). Porque vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo» (lit.). Dos detalles merecen especial atención:

(a) La corona (gr. stéphanos) es una metáfora para indicar el premio, que se da al vencedor de una carrera o de una lucha (comp. con 2Co 1:14; Flp 4:1; 2Ti 4:8; 1Pe 5:4).

(b) Ésta es la primera de las siete veces en que aparece el término parousía en 1 y 2 Tesalonicenses, en sentido de la Segunda Venida del Señor. El griego significa «presencia» y solía entenderse de la visita de un soberano a una ciudad. La frase «delante del Señor Jesucristo» nos invita a ver aquí la presentación de los creyentes en el tribunal de Cristo (Rom 14:10; 2Co 5:10), donde cada uno recibirá su recompensa (comp. con 2Ti 4:8). Dice E. A. Núñez: «La idea de la Segunda Venida de Cristo saturaba la mente y el corazón del apóstol, era uno de los incentivos más grandes para su vida cristiana y uno de los temas cardinales de su predicación».

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