1 Tesalonicenses 3:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1. El «Por eso» (v. 1Ts 3:1) con que comienza el capítulo se refiere a la nostalgia del apóstol (1Ts 2:17, 1Ts 2:18). Tan grande era esta nostalgia que, a pesar del consuelo que para él suponía la compañía de Timoteo, decidió enviarlo a Tesalónica, quedándose solo en Atenas. El griego es muy expresivo en todos los vocablos de este versículo 1Ts 3:1. Además del énfasis en ese «solos», el verbo stégontes da la idea de «no poder aguantar más»; y el quedarnos está expresado en un verbo muy fuerte (kataléipo), que en Mar 12:19 se aplica al hombre que deja a su mujer al morir, y en Efe 5:31, al hombre que deja a sus padres para casarse.

2. El dolor que le produjo el tener que desprenderse de Timoteo se echa de ver (v. 1Ts 3:2) por los epítetos con que lo describe: (A) «Nuestro hermano», como en las demás ocasiones en que se refiere a él. (B) Los MSS más importantes añaden «y colaborador de Dios», que, en mi opinión, como en 1Co 3:9, significa «colaborador mío a las órdenes de Dios». Si el apóstol intentara, en estos lugares, indicar una colaboración directa con Dios, habría usado el dativo (comp. con Rom 6:4-8; Efe 2:5) en lugar del genitivo. (C) Timoteo era colaborador de Pablo, a las órdenes de Dios, «en el Evangelio de Cristo», es decir, en la proclamación del Evangelio de la gracia de Dios en la obra llevada a cabo por Cristo.

3. Y añade que envió (aoristo, pues es un hecho del pasado cuando escribe la epístola) a Timoteo, «para afianzaros, dice (v. 1Ts 3:2), y exhortaros respecto a (gr. hupér) vuestra fe». El verbo sterízo, que traducimos por afianzar, es de la raíz stereós, sólido, duro, firme, que ha pasado a varios vocablos castellanos en que aparece estéreo (solo o en composición). El otro verbo, parakaléo, significa, como ya hemos visto en numerosas ocasiones consolar, exhortar, según sea el contexto. El motivo por el que los tesalonicenses necesitaban ser afianzados y exhortados era la situación difícil en que se hallaban a causa de la oposición de los enemigos del mensaje cristiano. Dice E. A. Núñez: «En el ambiente hostil de Tesalónica había muchos motivos de desaliento para los recién convertidos al Evangelio. Aquellos pocos creyentes se veían rodeados y acosados por los gentiles paganos y por los judíos que de manera violenta se oponían al mensaje cristiano».

4. Pablo les recuerda que ya les había predicho que habían de pasar por tribulaciones (vv. 1Ts 3:3, 1Ts 3:4). Ya el Maestro lo había advertido a sus discípulos (Jua 16:1, Jua 16:2, Jua 16:33). Por eso, dice Pablo: «porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos» (lit.); como si dijese: «ese es nuestro destino» (así traduce J. Leal). Como dice L. Morris, el verbo keímai, que Pablo usa aquí, «es prácticamente el perfecto pasivo de títhemi, usado, por ejemplo, con referencia a una ciudad asentada sobre un monte (Mat 5:14) y a Pablo puesto para la defensa del Evangelio (Flp 1:17). Hay en él cierto sentido de inmovilidad, de designio divino inmutable». Compárese también con 1Pe 4:12, 1Pe 4:13 y nótese el contraste de ese «estar puestos», de forma sólida, fija, inconmovible, con el «que nadie se inquiete» de comienzos del versículo 1Ts 3:3. Puesto que el verbo saino que traducimos por «inquietar» significa, en el griego clásico, «mover la cola el perro» y, de ahí, «adular con zalamería», es probable, según apunta L. Morris, que algunos judíos se aprovechasen de la aflicción por la que pasaban los fieles de Tesalónica y les halagasen el oído con promesas de que, para verse libres de tales aflicciones, no necesitaban sino renegar de su fe cristiana.

5. Todo esto aumentaba la intranquilidad del apóstol; por lo que, una vez más (v. 1Ts 3:5), repite la frase del versículo 1Ts 3:1, pero ahora en singular: «Por eso, también yo, no pudiendo soportar más, envié (se entiende, a Timoteo) para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano». Donde vemos que:

(A) El apóstol estaba ansioso por saber si la fe de los cristianos de Tesalónica se había mantenido incólume en medio de la aflicción. «El tentador» es, sin duda, Satanás, el mismo que había estorbado a Pablo (1Ts 2:18) para que no fuese a visitarles tan pronto como él deseaba. Zahn, citado por Núñez, dice que «el tentador que procuraba destruir del todo la obra del apóstol en Tesalónica (1Ts 3:5) asume no solamente la forma de un león rugiente (1Pe 5:8), sino también la de un perro adulador (Flp 3:2) y la de una serpiente sibilante (2Co 11:3)».

(B) Si el tentador lograba sus siniestros propósitos, el trabajo de Pablo habría resultado en vano (v. 1Ts 3:5, comp. con Flp 2:16). E. A. Núñez hace notar que «esto no quiere decir que Pablo fuese un predicador egoísta, ambicioso de gloria para sí mismo. Su preocupación tenía que ver no tanto con el mensajero como con el mensaje; no tanto con el obrero como con la obra; no tanto con los intereses del siervo como con los intereses mucho más importantes y elevados del Señor».

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