1 Timoteo 3:8 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de 1 Timoteo 3:8 | Comentario Bíblico Online

Después de detallar las cualidades que deben hallarse en los ancianos o supervisores, el apóstol pasa ahora a tratar de los requisitos que han de hallarse en los diáconos. Recuérdese lo dicho en el comentario a Hch 6:5, donde ya advertimos que no consta que los diáconos allí mencionados desempeñasen el cargo ministerial que se atribuye a éstos de 1Ti 3:8. (dígase lo mismo de los mencionados en Flp 1:1 que, como los de aquí, desempeñan ministerio de carácter espiritual). Las cualidades que en ellos requiere el apóstol son las siguientes:

1. «Deben ser (v. 1Ti 3:8) personas respetables (gr. semnoús, serios, de porte digno)». Su respetabilidad ha de nacer del interior de un corazón lleno del Espíritu Santo, algo que necesitan tanto y más que los siete elegidos en Hch 6:1-15.

2. «Sin doblez de palabra.» La razón por la cual no se menciona este requisito en las cualificaciones de los ancianos es, a mi juicio, muy sencilla: Son precisamente los diáconos, como ministros subalternos de la congregación, los que están (o deben estar) más en contacto con el grueso de la comunidad eclesial y, por eso, les acecha la tentación de querer complacer a varios creyentes, decir una cosa a uno y otra muy diferente a otro, o una cosa a los miembros de la congregación y otra a los ancianos.

3. «No dados a mucho vino» es una expresión que amplifica algún tanto, especificándola bien, la cualificación requerida en el anciano en el versículo 1Ti 3:3.

4. «No codicioso de ganancias deshonestas» (lit. vergonzosas), es algo que se menciona aquí, no en el versículo 3 (v. el comentario a dicho versículo). Entre los requisitos de los supervisores, Pablo ha mencionado (v. 1Ti 3:3, al final): no avaro (lit. no amigo de la plata). Aquí se refiere a algo peor, en lo que los diáconos, por estar encargados (o deben estarlo) de las finanzas de la congregación, corren mayor peligro. Dice Hendriksen: «El hombre que Pablo tiene aquí en mente es el de espíritu mercenario, que va siempre en busca de riquezas, y ansía aumentar sus posesiones sin atender al método, ya sea correcto o impropio».

5. «Que guarden (v. 1Ti 3:9) el misterio de la fe con limpia conciencia.» El misterio de la fe equivale, sin duda, al misterio de la piedad (v. 1Ti 3:16). Por tanto, lo que el apóstol requiere de los diáconos es que se adhieran a la sustancia de la fe cristiana con una conciencia limpia, que se esmera en poner por obra la doctrina de la salvación.

6. También exige que sean irreprensibles (v. 1Ti 3:10, al final). El vocablo griego (anénkletos) no es el mismo que aparece en el versículo 1Ti 3:2 aplicado a los supervisores, pero sí se aplica a éstos en Tit 1:7. El término griego significa literalmente «no acusado de cargo alguno» (comp. con Rom 8:33: «¿Quién encausará …?»). Es, pues, una persona a quien nadie puede acusar de ningún crimen. Es un requisito para ejercer dignamente el diaconado y, como exige Pablo, deben ser sometidos a prueba primero (v. 1Ti 3:10). Aunque esto no quiere decir que hayan de pasar por un período de tiempo de probación, si que indica el suficiente escrutinio para percatarse de sí el candidato posee o no las cualidades requeridas. Aunque Pablo no menciona aquí lo de «no neófito» (v. 1Ti 3:6), es lo más probable que tal requisito vaya implícito en lo de ser sometido a prueba.

7. Como en el caso de los supervisores o ancianos (v. 1Ti 3:2), también a los diáconos exige Pablo (v. 1Ti 3:12) que sean maridos de una sola mujer. Con respecto a ellos, pues, vale el comentario al versículo 2.

8. Igualmente repite Pablo para los diáconos (v. 1Ti 3:12) lo mismo que requiere en los ancianos (v. 1Ti 3:4): «y que gobiernen bien sus hijos y sus casas». Véase el comentario al versículo 4. Pero el apóstol añade ahora, con un «porque» (v. 1Ti 3:13) algo así como una consecuencia, un hecho experimental: «Porque los que han ejercido (lit. ejercieron, en aoristo) bien el diaconado, obtienen para sí una posición (lit. un escalón) honrosa (gr. kalón, excelente, como en el v. 1Ti 3:1), y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús». Dos detalles requieren análisis especial:

(A) Lo de «posición» (lit. escalón) se interpreta de varias maneras: (a) como una parte del escalafón que puede llevar al oficio de anciano o supervisor; (b) como un puesto en que el diácono se ha ganado el honor y la estima de la congregación; (c) como una posición delante de Dios. Como dice D. Guthrie, la primera interpretación está fuera de contexto. Scott hace notar que «tornaría ridículas las instrucciones anteriores si ése hubiese de ser el principal atractivo del oficio de diácono». La tercera interpretación tiene alguna probabilidad, pero, como apunta D. Guthrie, «la transición del pensamiento desde las cualificaciones morales a la condición espiritual resulta más difícil que la que requiere la segunda interpretación»; por lo que esta segunda, numerada como (b), es la más probable de las tres.

(B) La «mucha confianza (gr. parrhesían, vocablo que ya hemos visto repetidamente) en la fe que es en Cristo Jesús» es algo que sólo puede entenderse correctamente si se toma fe en sentido subjetivo: la fe que el sujeto ejercita. Esa fe que tiene su objeto central en Cristo Jesús es la que se ve animada, envalentonada (por decirlo así), cuando el diácono tiene conciencia de que ha ejercido su oficio bien.

Hemos dejado para el final de esta sección el versículo 1Ti 3:11, por ser como una digresión parentética, dentro de las cualificaciones que se requieren en los diáconos. El hecho mismo de que se halle en medio de dichas cualificaciones es suficiente motivo para ver en estas mujeres, no una especie de diaconisas, sino las mujeres de los propios diáconos. Dos razones principales abonan esta afirmación: 1) el apóstol dedica gran parte del capítulo 1Ti 5:1-25 para hablar de las mujeres que pueden prestar algún servicio en la congregación; 2) si Pablo quisiera referirse a un oficio especial de diaconisas, lo habría puesto aparte y no en medio de los requisitos de los diáconos. La mayoría de los autores, tanto antiguos como modernos, se pronuncian a favor de que sean, efectivamente, diaconisas; pero los mejores, aunque no tan numerosos, comentaristas (entre los que se cuentan Tomás de Aquino, Lutero, Prat, Knabenbauer y J. Jeremías) opinan que se trata de las mujeres de los diáconos, lo cual J. Collantes demuestra con muy buenas razones.

La principal objeción que se ha presentado contra la opinión que defendemos es que, al hablar de los supervisores, Pablo no hace ninguna mención de sus mujeres. Sin embargo, hay, a mi juicio, una razón muy poderosa para que se mencionen las mujeres de los diáconos, y no las de los supervisores, y es que los supervisores ejercen su función en un plano netamente espiritual, elevado sobre las contingencias financieras, de visitación, etc., por lo que sus mujeres hacen bastante con ser buenas amas de casa, aparte del ejemplo especial que han de dar como mujeres de los ancianos; en cambio, las mujeres de los diáconos, por estar éstos más implicados en cosas de orden temporal, han de participar en funciones similares a las de sus maridos y han de comportarse de forma que no perjudiquen a la buena reputación de ellos.

Sea como sea, los requisitos que el apóstol desea en estas mujeres son cuatro: (A) respetables (gr. semnás, el mismo vocablo en femenino del v. 1Ti 3:8); (B) no calumniadoras (lit. no diablos); (C) sobrias (el mismo vocablo del v. 1Ti 3:2) y (D) fieles en todo, es decir, que sean de fiar en todo lo que les pertenece hacer.

1 Timoteo 3:8 explicación
1 Timoteo 3:8 reflexión para meditar
1 Timoteo 3:8 resumen corto para entender
1 Timoteo 3:8 explicación teológica para estudiar
1 Timoteo 3:8 resumen para niños
1 Timoteo 3:8 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí