Mantenga Joven Toda La Vida

MANTENGASE JOVEN TODA LA VIDA

Por: Charles Stanley

¿Ha notado alguna vez que, mientras algunas personas a los ochenta todavía lucen jóvenes, otras parecen viejas a los cuarenta? Es natural y normal que el cuerpo envejezca, pero es una historia completamente diferente el que una persona «se ponga vieja». La diferencia es de actitud, como nos dice la Biblia: «Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él (Proverbios 23:7). La persona no tiene que ponerse vieja, a menos que quiera. Dios desea que no nos pongamos viejos, porque quiere usarnos todos los días de nuestra vida. Como embajadores del Señor Jesucristo, tenemos la responsabilidad de ser lo mejor, hacer lo mejor, y lucir lo mejor.

Hay siete cosas que podemos hacer para mantenernos jóvenes toda la vida:

1. SIGA APRENDIENDO. No se conforme con lo que ya sabe, pues tan pronto como acepta las cosas como son, deja de seguir siendo joven. Manténgase acumulando conocimientos acerca de cosas valiosas, comenzando con la Biblia. Proverbios 4:22 dice: «Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo». Cuando leemos las Escrituras, ponemos la Palabra de Dios en nuestra mente y corazón, y comenzamos a pensar de la manera en que Dios piensa. A medida que comenzamos a ver las cosas desde la perspectiva de Dios, dejamos de inquietarnos y de preocuparnos, y adquirimos energías y una sensación de optimismo. Nuestro cuerpo y nuestra mente funcionan mejor cuando no estamos llenos de temores, ansiedad y frustraciones. Aun desde el punto de vista del envejecimiento físico, es muy sabio aprender de la Palabra de Dios.

Además, la Biblia es una ca! rta de amor que expresa la aceptación incondicional de Dios de todos los que vienen a Él. Si capta la verdad de su amor y la incorpora a su pensamiento diario y a su vida, le garantizo que se mantendrá joven. Todo en nuestro cuerpo fluye de manera diferente cuando tenemos una sensación de seguridad, contentamiento y sosiego en nuestro ser interior.

Debemos aprender continuamente algo nuevo sobre nuestra salud. A todos se nos ha dado solo un cuerpo físico y somos responsables de ser buenos mayordomos de él. Si queremos mantenernos saludables, debemos aprender a disciplinarnos. Recuerde que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y somos responsables, no sólo de comer, dormir y ejercitarnos correctamente, sino también de protegerlo de sustancias y prácticas dañinas.

Si dejamos de aprender, caemos en una «vida rutinaria», que nos lleva al envejecimiento. Enc! uentre algo para hacer ¿qué tal un programa de computadora u otro idioma? Rétese a hacerlo. El aprendizaje continuo mantendrá su mente fértil y joven.

2. SIGA AMANDO. El Señor no quiere que sus hijos vivan con amargura, ansiedad, resentimiento u hostilidad, esas cosas afectan negativamente todos los aspectos de nuestra vida. Es posible que patrones de conducta destructivos, como el egocentrismo, los celos, o la ira, hayan echado raíces en vez del amor. Pero a menos que tengamos la capacidad de amar a alguien, no podremos ser la persona que Dios quiere que seamos. Ni tampoco podremos alcanzar o lograr las cosas que Él ha dispuesto para nuestra vida.

Dios desea que amemos. Él nos creó no sólo para poder amarnos, sino también para que pudiéramos amarlo a Él y amarnos los unos a los otros. El amor hace que fluya energía en nuestra vida las personas que aman siguen siendo jóvenes de espíritu por la sencilla razón de que tienen ilusiones y entusiasmo. Por tanto, para seguir siendo joven, enamórese de Dios, y aprenda a dejar que alguien le ame.

3 SIGA RIENDO. ¿Sabía usted que la risa afecta cada célula de nuestro cuerpo? Cuando reímos, nuestro sistema inmunológico es estimulado, y también nuestra creatividad. Además, tendemos a bajar la guardia y a ser más abiertos y transparentes. Por supuesto, si usted está viviendo una vida de pecado y de rebeldía hacia Dios, tiene razón para tener la frente arrugada, porque está marchando en la dirección equivocada.

Pero el reír, es decir, tener gozo en el corazón, es de Dios. El Gran Médico nos dice que «el corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos». (Proverbios 17:22). Tal vez esté pensando: Yo no puedo reír, po! r las circunstancias en que me encuentro. Es verdad que hay cosas serias que no nos permiten reír. Sin embargo, el gozo de que habla la Biblia no es una jovialidad exterior sino una virtud interior que no depende de nuestra situación. El gozo verdadero es el resultado de reconocer que un Dios soberano y omnipotente vive dentro de nosotros, y que puede ayudarnos a sonreír, pase lo que pase.

Algunas veces, la capacidad de sonreír es asunto de hacer un cambio de enfoque, de nuestras circunstancias a nuestras bendiciones. La mayoría de nosotros tenemos buena salud, un lugar donde vivir, y alguien que nos ama. ¿Y qué de unos hijos, nietos, hermanas, hermanos, un esposo o una esposa maravillososí O piense en las cosas que agradece no tener, tales como una discapacidad física, dolor, peligro o temor. Todos nosotros debemos tener un corazón agradecido, y nuestra gratitud producirá jovialidad.

Lo que más nos hace parecer niños es la risa. Recuerde que la risa no es algo que está restringido a los jóvenes; nunca debemos ser tan viejos como para no poder reír. Dentro de cada mujer sigue habiendo una niñita, y dentro de cada hombre sigue existiendo un niñito. Viviremos más años si dejamos que esa niñita y ese niñito salgan, expresen lo que sentimos, y disfruten de la vida. Así que, baje la guardia y vuélvase transparente. Tómese menos en serio. Si no tiene amigos que lo hagan reír, consiga algunos. Y recuerde: los hijos de Dios deben ser ejemplos vivientes de que, cuando Cristo entra en nuestra vida, hay una razón para regocijarse.

4. SIGA TRABAJANDO DURO. El Salmo 92:14 nos compara con árboles vigorosos que «aun en la vejez fructificarán». Esto significa que debemos ser fructíferos y productivos, a pesar de nuestra edad. No hay nada malo en jubilarse de una carrera secular de toda la vida, pero dejar de trabajar para no hacer nada es un pecado. Con una jubilación así, el cerebro le envía un mensaje al cuerpo: ¡Ya se acabó todo! Comenzamos a ponernos viejos cuando ya no somos retados ni motivados.

Si usted ha sido bendecido con dinero o experiencia, pregúntele al Señor que quiere Él que usted haga con ellos después de haberse jubilado de su trabajo secular. Hay innumerables ministerios y maneras de servir al Señor; por tanto, pídale que le dé un plan. ¿Quiere seguir siendo joven? ¿Quiere que Dios le bendiga? Entonces, sea útil.

5. SIGA DEJANDO ATRÁS….su carga emocional. Demasiadas personas viven en el pasado, aferradas a viejas heridas. Atormentadas por las críticas, el rechazo y los celos, viven llenas de amargura y perseguidas por resentimientos y conflictos antiguos. Esos recuerdos despiadados doblegan el espíritu, las emociones y el cuerpo. Sin embargo, Dios nunca tuvo el propósito de que sus hijos vivieran con esas cargas.

Nos pondremos viejos rápidamente si no aprendemos a dejar atrás el pasado con todos sus sentimientos de pesar, frustraciones y sufrimiento. Ese carga emocional no va con quienes somos ahora. Dios quiere que concentremos nuestra mente en el presente y en el futuro, y Él está dispuesto a quitarnos esas cargas si sólo se lo permitimos. Pero primero debemos aprender a perdonar a los demás, ¡y a perdonarnos a nosotros mismos! y a estar dispuestos a dejar de vivir en el pasado.

6. SIGA ANHELANDO…cosas mejores. No renuncie a sus sueños, o comenzará a envejecer. Yo aprendí hace mucho tiempo que rindo más y que me siento más motivado y más feliz cuando estoy trabajando tras un objetivo o esperando con interés el disfrute de un deseo. La ilusión nos mantiene jóvenes.

Nunca se conforme con metas que sean demasiado pequeñas o demasiado fáciles. Así como no debemos ser imprudentes, tampoco debemos evitar arriesgarnos, perdiendo así la oportunidad de ver lo que Dios puede hacer. Sueñe y haga planes en grande, tan grandes que sean imposibles de cumplirse sin la ayuda de Dios. Recuerde que Dios tiene planes maravillosos para cada uno de sus hijos. Dígale: «¿Qué planes tienes para mi vida?» ¡Luego, deléitese en el Señor y espere que Él intervenga! (Salmo 37:4).

7. SIGA APOYÁNDOSE… en Dios. Si yo tuviera que elegir solo un versículo que ha sido el ancla de mi vida, ése probablemente sería Proverbios 3:5, 6: «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas».

Nunca deje de hablar con Dios ni de escuchar Su voz. Siga creyendo que Él lo puede todo, y que lo hará. Si aprendemos a apoyarnos en el Señor para todas nuestras necesidades, tanto en los tiempos difíciles como en los buenos, experimentaremos una sensación de felicidad y de gozo. Por tanto, no tenemos que ponernos viejos por causa de las dificultades, las pruebas o el sufrimiento.

¿Envejecerá su cuerpo? Sí, seguro. Pero eso no significa de ninguna manera que también tendrá que envejecer de mente, de espíritu o de corazón. Le presento este reto: Elija lo mejor de Dios. Comience a vivir hoy con la confianza y seguridad de que Dios obrará en su vida para renovar sus fuerzas (Isaías 40:31).

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