[Devocional_Diario] A la Imagen de Dios

PRÓLOGO AL LIBRO: «A LA IMAGEN DE DIOS» DE: MARTHA BARDALES

Si Martha Bardales nos bendijo con su primer libro de devocionales, aportando una cuota de paz y espiritualidad en medio de un mundo apresurado, en este su segundo libro nos permite ver a una escritora más cuajada, no por la fluidez y seguridad que da la práctica literaria continua, sino por la percepción más profunda de las verdades espirituales que da la meditación continua en la Palabra de Dios, pero verdades que no quedan en el campo teórico de la reflexión teológica o en el mundo gaseoso de la especulación filosófica, sino que se arraigan en la experiencia cotidiana del hijo o hija de Dios, dando respuestas a los problemas reales que encuentra a diario en su caminar con Dios. Es decir, «A la imagen de Dios» es la mejor demostración de lo que Martha nos planteaba en su primer libro: la bendición que trae el meditar diariamente en la Palabra eterna de Dios… aclaro: no el meditar como un ejercicio espiritual que se hace por obligación o costumbre, sino el escuchar atentamente con el corazón abierto a Dios hablándonos, confrontándonos con nuestros errores y pecados, alentándonos, enseñándonos, diciéndonos cómo nos ama, revelándonos sus propósitos para nuestra vida. Y digo que «A la imagen de Dios» es la mejor demostración, porque leyéndolo, uno puede percibir cambios en la misma autora, quien a pesar de haber nacido y crecido en un hogar cristiano, a pesar de haber sido por años una creyente fiel, a pesar de que la oración ha sido siempre una práctica en su vida, a pesar de años en el ministerio pastoral con su esposo Miguel, sin embargo, es para mí evidente que al preparar los devocionales para compartirlos con sus amigos y hermanos, Martha misma ha sido bendecida y está siendo continuamente perfeccionada por la misma Palabra. Y la buena noticia para los lectores es que lo mismo sucederá con cualquiera que haga de las páginas de este libro -cada día- una de sus fuentes de inspiración y de fuerza para enfrentar en victoria las luchas y problemas que la carne, el mundo y el diablo le presentarán a diario. ¿Cuál será el resultado final? Sencillamente una vida cada vez más «a la imagen de Dios», que es el deseo a gritos en el corazón de todo verdadero hijo o hija de Dios y, lo más importante, el deseo en el propio corazón de Dios como nuestro Padre amante y amoroso. ¿Queremos que la imagen de Dios se perfeccione en nosotrosí ¿Queremos acercarnos más a la «estatura de la plenitud de Cristo» que Pablo plantea en su carta a los efesiosí ¿Queremos que nuestra vida cristiana sea cada día más rica, más abundante, más gozosa? ¿Queremos ser cada día mejores testimonios del poder transformador de Diosí ¿Queremos ser instrumentos más útiles en las manos de Dios para bendición de muchosí «A la imagen de Dios» será una muy buena compañera e inspiración para todos esos buenos propósitos… y más, para la gloria de Dios.

Pastor Humberto Lay

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