[devocional-lunes] 03 de octubre de 2005 – Ni aqué, ni all?

Por

La hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos;
porque la salvación viene de los judíos.
Juan 4:21-22.

Ni aquí, ni allá

Lo que realmente importa es el objeto de la adoración, no el lugar. La mayoría de los judíos del tiempo del Señor rendían un culto formalista, por ende sin valor, porque la relación entre este pueblo apóstata y Dios estaba rota. Este iba a ser demostrado de manera irrefutable con la crucifixión de Jesús. Sin embargo, el Señor dice: ?La salvación viene de los judíos?. ¿Qué significa esto?

1) La revelación de Dios fue dada al pueblo de Israel por medio de Moisés, no a causa de superioridad, sino por el amor y la soberana elección de Dios (Deuteronomio 7:7-8).
2) Con el fin de ofrecer la salvación a los hombres, Dios, por medio de Jesucristo su Hijo, vino a la tierra ¿en territorio de Israel- para sufrir y morir.
3) Las Escrituras confirman la identidad judía de Jesucristo hombre: era de la descendencia de Abraham (Gálatas 3:16), de la tribu de Judá (Hebreo 7:14), Hijo de David (Mateo 1;1; 22:42)

Al decir: ?Vosotros adoráis lo que no sabéis? y ?la salvación viene de los judíos?, Jesús condenaba todas las prácticas del pueblo samaritano. La afirmación: ?La hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre? anula las formas exteriores. Se estable una nueva relación entre Dios el Padre y el creyente, gracias a la obra de salvación hecha en el Calvario. Ahora la adoración, sin formas ostentosas, es de naturaleza espiritual: ?en espíritu y verdad? (Juan 4:23-24).

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