Cristianos – LA JUSTICIA DE MI PAPA CELESTIAL
Sería imposible vivir en un mundo sin justicia. Sin embargo vivimos en una sociedad donde la justicia es relativa. Nuestra naturaleza rebelde nos empuja a no aceptar los valores absolutos acerca del bien y del mal que Dios ha establecido, aún cuando deseamos y necesitamos justicia. Sin embargo, el gobierno de Dios es absolutamente justo y hay un bien y un mal absolutos.
Nuestro Papá celestial no gobierna como las personas que miran las conductas y las apariencias, o peor aún, el nivel social, el dinero o el poder. El mira nuestros pensamientos y las intenciones del corazón (Jn.2:23-25 y Stg.4:17).
Nadie puede manipularlo a Dios, ni corromperlo. Su evaluación es justa, porque él es Santo (Ro.14:12, Ap.20:11-15) y conoce todo de nosotros (Sal.139:1-3).
No podemos jugar con él ni con el pecado porque su justicia es absoluta (Hb.10:31).
De la misma manera su perdón y misericordia también son eternos y absolutos (Ro.8:1, SaI.103:12). Por lo tanto podemos confiar en la justicia de nuestro Papá y estar tranquilos sabiendo que todo lo que El permita en nuestras vidas será justo.
Todo lo que nos sucede está basado en su justicia y en el conocimiento que él tiene de nuestras vidas.
A. Reconoce a Dios como Justo y Juez (Sal.75:7, 82:8, Heb.12:23).
Nuestro Papá celestial es un Dios justo, y también es el Juez.
La Palabra está llena de ejemplos de Dios actuando como Juez. Por ejemplo:
Juzgó a Adán y a Eva por su desobediencia (Gn.3).
Al mundo antiguo por haberse corrompido (Gn.6-8).
A Sodoma y Gomorra por su perversión sexual (Gn.18-19).
La dureza y tiranía del Faraón (Ex.7-12).
A los adoradores del becerro de oro (Ex.32:26-35).
A Israel por su infidelidad (Jueces 2-4).
A Ananías y Safira por mentirosos (Hch.5).
A Herodes por su orgullo (Hch.12:21).
Al mago Elimas por oponerse al evangelio (Hch.13).
A cristianos en Corinto por participar irreverentemente de la Cena del Señor (1° Co.11:29-32). Y los ejemplos podrían continuar.
B. Ten Temor de Dios.
Hay creyentes que le tienen miedo a Dios. Por ignorancia, o por haber sido mal enseñados, interpretan toda experiencia negativa como un castigo de Dios. Y erróneamente le atribuyen a la voluntad de Dios toda clase de maltratos y abusos que sufrieron en sus vidas. Se resignan y viven con miedo de Dios. (En el «Las Pruebas» ya vimos que esto no es así).
No le tengas miedo a tu Papá Celestial, pero sí ten temor reverente, respeto a su autoridad, para que no hacer lo que quieras, ni jugar con el pecado. (Heb.12:28-29).
El propósito de Dios es la santidad y la madurez para nuestras vidas, cumplir sus deseos en nosotros, revelarnos su voluntad y restaurarnos.
Por lo tanto su disciplina es necesaria. Pero su disciplina está basada en su justicia perfecta y en su amor incondicional (Hb.12:5-10, Sal.119:71). Su disciplina no es una descarga de ira violenta, ni manifestaciones descontroladas de una personalidad agresiva. No.
Si entiendes que el Padre es el Juez, y que su justicia es perfecta, y que él te tratará según las intenciones de tú corazón y según tus decisiones, entonces no vivirás una doble vida: te cuidarás de hacer trampas en el estudios o en el trabajo; de ganar dinero deshonestamente; de engañar a tú pareja, de mentirle a las personas; de maltratar a otros; de tratarlos injustamente o de esconder tus pecados (Ecles.12:14).
C. Dios juzgará nuestras palabras (Ro.2:16, Mt.12:36-37).
¡Nuestras palabras y conversaciones revelan lo que somos! (vs.34).
Los hijos de Dios seremos juzgados, no para ser condenados, sino para recibir disciplina o recompensa según cómo hayan sido nuestras acciones, intenciones y palabras (2° Co.5:10).
¿Vives en santidad o llevas una doble vida?
Por Edgardo Tosoni
Escrito para www.DevocionalesCristianos.org
¿Te gustó este artículo?
Suscríbete a nuestro canal de YouTube para ver videos sobre temas bíblicos.
Visita nuestros cursos bíblicos.
Se miembro de nuestro ministerio y obten todos los recursos.
Verdaderamente nosotros estamos en la «DIESTRA DE LA JUSTICIA DE NUESTRO SEÑOR» el nos permite hacer lo queremos pero el espera que nosotros le demos la gloria total a el que quiere que nos arrepintamos de corazon de nuestra conducta que nosotos creamos ser mas grande que el y no es cierto.