DEVOCIONAL – GUARDA SILENCIO

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«Entonces Moisés y los sacerdotes levitas dijeron a todo Israel: ¡Guarda silencio, Israel, y escucha! Hoy te has convertido en el pueblo del Señor tu Dios.» Deuteronomio 27:9 (NVI)


Vivimos en un mundo de ruidos. Ruidos en la calle, en la oficina, en la casa, en todos lados. Se trabaja con música, se viaja con auriculares en el MP4 o en el celular, se estudia con música o la tele, se maneja con la radio. Es hasta inconsciente, pero pareciera que silencio es una mala palabra. Le escapamos, nos incomoda, nos aturde. No solamente los ruidos auditivos, sino también somos atacados por ruidos visuales, ¿cuántos carteles podés llegar a ver en una autopista? ¿Cuántos avisos ves en el subte, en el tren, o en el baño de los shoppingsí Ruidos que distraen, y captan tu atención.

¿Cuándo fue la última vez que escuchaste el silencio? Es algo muy difícil de conseguir en la ciudad. Y nos habituamos a convivir con el ruido. Le pasaba algo similar al pueblo de Israel. Una comunidad nómade de más de 2 millones de personas, genera mucho ruido. Con el ganado a cuesta, difícilmente se podría escuchar el silencio ni aun durante la noche.

Por eso cuando Moisés estaba por recibir las tablas de la ley en el monte Ebal, hace este pedido. Iba a suceder algo único y especial. Dios estaba por contactarse con el pueblo para darle Sus Mandamientos y Ordenanzas. Por primera vez en la historia, Dios le diría a un pueblo que es lo que esperaba de él. Pero para poder escucharlo, era necesario hacer silencio.

Por eso el imperativo de Moisés fue estricto. Silencio para poder escuchar. En nuestra sociedad que ensordece, nos olvidamos de esta consigna. Y tal vez por esa razón es que estamos perdiendo contacto con Dios. Es posible que puedas estudiar escuchando música y escribir viendo la tele. Y que vivir con ruido sea algo común en tu accionar cotidiano. Pero Dios no se maneja con tus parámetros. Él tiene otros.

Y la capacidad de escuchar lo que Dios tiene para decirte, es inversamente proporcional al ruido que haya en tu cerebro. A menor ruido, mayor nitidez de los conceptos divinos. Esta relación, desde Moisés hasta ahora, no ha cambiado, porque Dios sigue siendo el mismo.

Dios quiere hablarte, pero necesita que estés en silencio. Búscalo hoy en la quietud de tu momento devocional. Tiene algo muy importante que decirte.

REFLEXIÓN – Guardá silencio .

Lectura DEVOCIONAL Deuteronomio 27:9

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